Doctor Guarner, el médico que explica cómo hemos destrozado la microbiota en los últimos 150 años
La microbiota de los occidentales ha demostrado ser menos variada, más pobre y se ha relacionado con alergias, cánceres de colon e inflamación.
29 mayo, 2023 03:42Nunca antes las pequeñas bacterias que viven en nuestro intestino habían recibido tanta atención como ahora, ¡y menos mal! Cada vez más estudios demuestran que estos seres con los que vivimos en simbiosis están muy relacionados con nuestra salud general y, por desgracia, llevamos mucho tiempo maltrantándolos. En concreto, el digestólogo del Hospital Vall d'Hebron y miembro de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), Francisco Guarner explica que este debilitamiento de la flora intestinal se ha producido desde los últimos 150 años.
La decadencia de estas bacterias se ha observado gracias a que en los últimos diez años se han desarrollado en gran medida las tecnologías que permiten analizar estos microorganismos. Aunque siguen siendo mejorables, permiten una visión más completa de la microbiota y ya se han observado algunos datos impresionantes: "Mientras que los habitantes de las zonas rurales de África, de las tribus amazónicas y otras regiones indígenas tienen unas microbiotas muy similares, en Europa y Estados Unidos se ha observado que ha perdido diversidad", explica Guarner.
Es decir, que los occidentales hemos trastocado esta comunidad de bacterias que parece haberse mantenido invariable en otras etnias desde hace miles de años cuando el ser humano migró por el planeta. "Se nota en que nosotros hemos perdido cierta capacidad para procesar los alimentos vegetales, a muchos de nosotros nos dan demasiados gases las legumbres o nos sientan mal algunos vegetales", explica Guarner. ¿Cómo ha podido suceder? Todo apunta a que algunos avances que nos han permitido aumentar la esperanza de vida han tenido estas consecuencias.
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"Dos momentos decisivos para la generación de la microbiota son el parto y la lactancia, las cesáreas y la posibilidad de evitar la leche materna han podido influir en la transferencia de estas bacterias", cuenta Guarner, que además también apunta al uso de antibióticos y a la dieta actual como posibles destructores de bacterias beneficiosas. "Ahora vivimos más, pero las alergias alimentarias, los cánceres de colon y las enfermedades de Crohn se han hecho muy frecuentes en Occidente, y fuera no son tan comunes".
Microbiota y salud
Sin duda, la dieta es uno de los grandes culpables del estado en el que se encuentra la flora intestinal de los occidentales. En la década de 1950 el experto dice que empezó a darse mucha importancia a las grasas, los carbohidratos y las proteínas en sí, y menos a comer vegetales. "En Estados Unidos se recomendaba más la carne o lo panes que las frutas. Hubo un momento en el que se pensó que se podían crear dietas estándar y fue un error. La ciencia a veces se equivoca y da malas directrices, pero por suerte puede rectificar", explica el digestólogo.
Se pasaron por alto los micronutrientes de los vegetales: vamos, los minerales, las vitaminas, los licopenos o los polifenoles. El experto afirma que estos componentes son "los medicamentos naturales de los vegetales", que tienen propiedades antiinflamatorias y que reducen el riesgo de tener pólipos intestinales, que pueden ser la antesala de un tumor. Todos portamos una masa microbiana de entre 400 y 700 gramos que, a su vez, almacena una gran variedad de genes especializados en procesar ciertos nutrientes. La falta de variedad en estos genes puede limitar la absorción de estos micronutrientes tan importantes.
En los últimos años, las investigaciones que observan vínculos entre la microbiota y su impacto en la salud se han disparado. De hecho, Guarner explica que la relación entre ella y el sistema inmune "está clarísima": "El contacto con la microbiota de agentes externos provoca que se generen muchas defensas propias y esto no sucede sólo con los niños, sino también con los adultos. Por ejemplo, se ha observado que cuando una persona toma antibióticos la vacuna de la gripe o la inmunoterapia tienen menos eficacia". Además, también se ha relacionado con la depresión.
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En el pasado mes de diciembre, la revista Nature Communications publicó un estudio en el que se identificaron trece bacterias intestinales relacionadas con este trastorno. "La relación entre la microbiota y el sistema nervioso central está más clara en animales, pero es más difícil de comprobar en humanos", explica Guarner. "Sin embargo, recientemente se ha presentado un estudio observacional en la Digestive Disease Week en Estados Unidos en el que se relacionó el consumo de cítricos y el buen estado de la microbiota con un menor riesgo de depresión. Van saliendo cosas, pero todavía estamos un poco a ciegas".
Sanar la microbiota
Si bien la manera de analizar la microbiota ha mejorado mucho, todavía cuesta saber cuál es su patrón de normalidad. "Es decir, no puedes decir que un bosque de castañas es mejor que uno de pinos, cada uno está adaptado. La microbiota de cada persona es diferente y al final los análisis que se hacen de ella no tienen mucha utilidad para los médicos. Yo desaconsejo gastarse demasiado dinero en ellos", sostiene Guarner. De hecho, el experto asegura que existe mucho negocio sin evidencia alrededor de la microbiota.
Guarner denuncia que algunos supuestos expertos realizan análisis de la microbiota y recomiendan suplementos o productos en polvos para mejorarla que muchas veces pueden hacer un flaco favor al estado del intestino. "He visto a gente gastarse mucho dinero en estas pruebas y en estos suplementos para arreglar el problema que no tienen mucho fundamento". ¿Cuándo deberíamos ponernos en manos de un experto? El digestólogo del Vall d'Hebron recomienda hacerlo cuando la comida sana no nos sienta bien.
"Ahora se está viendo que se puede recuperar la microbiota. Si evitas la dieta mediterránea, que es la que procura una mayor protección frente a enfermedades como el cáncer o las cardiovasculares, porque te sienta mal o te da gases, deberías ir", recomienda Guarner. El experto sostiene que lo mejor para nuestra microbiota es que consumamos una gran variedad de alimentos vegetales, ya sean frutas, hortalizas, frutos secos o, sobre todo, legumbres. "Los vegetales crudos, como los que ponemos en una ensalada, son saludables, pero los estudios indican que lo mejor para la microbiota es cocinarlos, como en pistos, escalivadas o guisos".