El popular presentador y humorista andaluz Manu Sánchez, de 37 años, acaba de anunciar que padece un cáncer de testículo. En un comunicado, explica que le comunicaron la noticia dos días antes de que fuera padre por segunda vez, el pasado abril, pero no fue hasta el 2 de mayo que le dieron el diagnóstico completo: tumor de células germinales con metástasis en los ganglios. También afirma, para tranquilizar a sus seguidores, que "es curable en un alto porcentaje".
De hecho, la mayoría de pacientes se curan, incluso cuando la enfermedad se le detecta en un estado avanzado. Con todo, el número de casos ha ido en aumento desde los años 90 sin que se conozcan las causas.
El cáncer de testículo es el tumor más frecuente en hombres entre los 15 y 35 años, categoría en la que podría inscribirse Sánchez. A partir de esa edad, se vuelve muy infrecuente: solo supone el 1% del total de casos diagnosticados en varones.
Por ejemplo, en España se diagnosticarán este año 1.510 casos, según el informe 'Las cifras del cáncer en España 2023', de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). De las dos decenas de tipos tumorales referidos en dicho informe en varones, el de testículo solo superaría en incidencia a los linfomas de Hodgkin y a lo tumores de vesícula biliar.
Aunque no se conocen las causas, sí se sabe que hay cierto componente hereditario. Así, los hermanos o los hijos del paciente tienen hasta 10 veces más riesgo de desarrollar esta enfermedad que la población general.
Sánchez afirma en su comunicado que el diagnóstico llegó tras innumerables pruebas para determinar el porqué de un fuerte dolor de espalda que acarreaba durante semanas. Este es uno de los primeros signos del cáncer, debido a los estímulos dolorosos de los ganglios linfáticos de la parte más posterior del abdomen. No obstante, lo primero que notan la mayoría de pacientes es un bulto en el testículo que no duele, que pesa más o que ha aumentado de tamaño.
[Testimatic, el primer 'glory hole' médico: palpa testículos sin contacto visual]
El tratamiento consiste en una orquiectomía, que es la extirpación del testículo afectado. Tras la misma suele administrarse quimioterapia basada en cisplatino. El propio presentador lo ha contado así: se trataría de 12 ciclos de quimioterapia agrupados en 4 ciclos de tres semanas cada uno.
Que este cáncer tenga una alta probabilidad de curación no quiere decir que no se someta a revisiones periódicas tras finalizar el tratamiento. En los dos primeros años después del diagnóstico, estas suelen ser cada mes o dos meses y pueden incluir exploración física o pruebas de imagen (radiografía de tórax, TAC o ecografía en el testículo).
Este periodo es el que tiene mayor riesgo de recaída. A partir del quinto año, es el médico de familia el que suele encargarse de las revisiones, por lo general una al año y basadas en exploración física y analítica.