Este lunes, el delegado del Gobierno andaluz en Granada, Antonio Granados, entregaba a la familia Cuevas Benítez uno de los Premios Familias Andaluzas por ser "un gran exponente de esa defensa de la familia en la que cree y por la que apuesta el Gobierno de la Junta de Andalucía". Con 15 hijos, es de suponer que ninguno de los progenitores pensó nunca en someterse a una vasectomía o a una ligadura de trompas, los dos procedimientos de esterilización cuando no se desean traer más niños al mundo. Aunque buscan el mismo fin, uno está en auge y el otro en vías de extinción.
Según los datos que recoge el Ministerio de Sanidad en su Registro de Actividad de Atención Especializada, referidos al sistema público de salud, el número de operaciones de ligadura de trompas de Falopio lleva experimentando un descenso desde finales de los 90. Entre 2011 y 2021, el último año con datos completos, la cifra cayó a la mitad: de 10.783 intervenciones a 5.331.
Sin embargo, las vasectomías o cualquier otro procedimiento de esterilización masculina, en ese mismo periodo, se han triplicado: de 2.467 a 7.888, un 219% más. Aunque un cambio en el sistema de codificación de las bases de datos miniseriales, implantado en 2016, puede dar lugar a ciertas distorsiones en los datos, la tendencia es clara: la esterilización masculina está en auge y la femenina lo está de capa caída.
"Llevo mucho tiempo sin recomendar una ligadura de trompas", reconoce la ginecóloga Corazón Hernández, jefa de Reproducción Asistida del Hospital Fundación Jiménez Díaz y portavoz de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, SEGO. "Los ginecólogos cada vez la indicamos en menos ocasiones".
De hecho, cree que en un futuro esta práctica acabará siendo anecdótica. La maternidad cada vez más tardía, cambios culturales sobre la virilidad masculina, nuevas técnicas y métodos anticonceptivos reversibles cada vez más eficaces están enterrando este procedimiento hasta relegarlo solo a las mujeres (y parejas) que no tienen otra opción.
La razón más obvia es la de la maternidad tardía. Durante los años 90, las mujeres tenían su primer hijo entre los 25 y los 28 años. En 2022, el momento se retrasó hasta los 32,6 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
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La mujer que se somete a este procedimiento suele tener 35 o más años, pareja estable y un mínimo de dos hijos. Por eso, actualmente, cuando podría plantearse acudir a este método "ya tiene una edad en la que no se va a quedar embarazada", comenta Hernández.
Para la ginecóloga, sin embargo, la clave para explicar la tendencia es otra. "A día de hoy, hay métodos anticonceptivos muy cómodos y seguros que hacen que una mujer no tenga que entrar a una intervención quirúrgica en un quirófano".
Similar valoración hace José Cruz Quílez, presidente de la Sociedad Española de Contracepción. "Un DIU hormonal tiene una efectividad muy parecida a una ligadura y su efectividad se mantiene durante ocho años", explica a EL ESPAÑOL.
Quílez, ginecólogo en el Hospital de Basurto, también apunta que en su servicio se hacen pocas ligaduras de trompa. "Hay un ascenso en los DIU hormonales, que han corregido problemas de dispositivos anteriores, y la gente tiene la mentalidad más abierta a este tipo de métodos, les va bien y continúan con ellos".
Además, ningún método es eficaz al 100%, ni siquiera uno irreversible como la ligadura de trompas. "Las técnicas podían fallar porque la ligadura se aflojaba, la trompa se podía permeabilizar…" De hecho, la vasectomía es más eficaz evitando embarazos, aunque el médico cree que es porque, cuando se hicieron las estadísticas comparativas, todavía no se había generalizado la salpingectomía, procedimiento que extirpa la trompa completa y es el que se utiliza ahora.
Una operación sencilla
También está el hecho de que la vasectomía es una operación, en principio, más sencilla que una ligadura de trompas. Se trata de un procedimiento quirúrgico con anestesia local y ambulatorio: el paciente duerme en su casa el mismo día de la intervención. Con todo, Quílez recuerda que no todas las ligaduras de trompas necesitan ingreso.
El urólogo Juan Ignacio Martínez Salamanca explica que ahora se hacen muchas vasectomías sin incisiones, "sin bisturí ni aguja". Solo son necesarias "dos pequeñas perforaciones en la piel" y se consigue el mismo resultado con menos dolor, menos riesgo de hemorragia y cicatrices imperceptibles. "En nuestro centro, el 70% de los pacientes elige realizarse la vasectomía sin bisturí".
La aceptación de la vasectomía quizá tiene una raíz más fuerte en los cambios culturales de los últimos lustros, con una mayor implicación del hombre en la salud reproductiva de la pareja, algo de lo que antes se desentendía.
"Se trata de un fenómeno cultural, como demuestra el hecho de que las vasectomías hayan superado a las ligaduras de trompas sólo en los países con un alto desarrollo económico y cultural", explica Martínez Salamanca, que ejerce de portavoz de la Asociación Española de Urología.
"Personalmente, creo que en este año y en el próximo la cifra seguirá aumentando, probablemente debido a los acontecimientos culturales y sociales muy interconectados ocurridos en Estados Unidos el año pasado".
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Se refiere a la revocación de la sentencia Roe vs Wade, que puso fin al derecho constitucional al aborto en dicho país. "No es casualidad que el término 'vasectomía' alcanzó un pico de popularidad en las búsquedas de Google en julio de 2022 y que un montón de solicitudes de vasectomías se extendieron entre mis colegas estadounidenses".
La cada vez mayor información disponible contribuye a tumbar los falsos mitos de la vasectomía, directamente relacionados con una masculinidad frágil. "La posibilidad de atrofia testicular, la reducción de la testosterona o la alteración de las funciones sexuales del hombre, como la erección y el orgasmo" son mitos recurrentes "pero la literatura médica ha demostrado que no existe un riesgo real de estos en pacientes sometidos a vasectomía".
Los métodos preferidos
La aceptación de la vasectomía es tal que, en la última Encuesta de Anticoncepción en España, de la Sociedad Española de Contracepción, referida al año 2022, la vasectomía de la pareja era el tercer método anticonceptivo más usado: un 4,7% de las mujeres entre 15 y 49 años así lo afirmaba, solo superado por los preservativos y la píldora anticonceptiva.
Con un 3,8% de las encuetadas afirmando haberse realizado la ligadura de trompas, este método quedaba relegado a la quinta posición, tras el DIU hormonal. Sin embargo, a partir de los 35 años comienza a tomar importancia y en las mujeres mayores de 45 es el segundo método más usado, siempre detrás del preservativo.
Corazón Hernández cree, con todo, que en los próximos años solo se realizarán la ligadura de trompas las mujeres que tengan contraindicados los métodos anticonceptivos hormonales, ya sea por problemas de coagulación, enfermedades autoinmunes u otras condiciones en las que no se recomiendan.
Por el contrario, la cirugía también tiene sus contraindicaciones, aunque cada vez menos, sostiene la ginecóloga. "Contraindicaciones absolutas para el quirófano cada vez hay menos".
La reducción de las ligaduras de trompas también tiene un beneficio económico para el sistema de salud. "Con ser solamente una intervención quirúrgica, el coste del proceso es muchísimo más alto". Eso sí, si la mujer va por la sanidad pública, el coste es gratuito, al contrario que otros métodos. Pero esto no convence a Hernández. "Hay métodos anticonceptivos financiados y sumamente económicos. Y el que no está financiado no tiene un coste tan elevado para que la población general no se lo pueda permitir", concluye.