La primera ola de calor de este verano ya se ha cobrado dos muertes por exceso de temperatura en España. El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez, ha confirmado que un agricultor ha fallecido este martes en una viña de Cinco Casas (Ciudad Real) por un golpe de calor. Precisamente, era la profesión que también ejercía el hombre de 47 años que el pasado sábado murió en Aznalcóllar (Sevilla) por la misma causa.
Aunque todavía es pronto como para realizar previsiones acerca de este año, lo cierto es que 2022 dejó buena muestra del impacto que tiene el exceso de calor en la mortalidad de nuestro país. Y es que las altas temperaturas registradas en España el pasado año fueron responsables de un total de 5.876 muertes, según el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), elaborado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Estas cifras representan más del 17% de las muertes imprevistas en nuestro país. Sin embargo, casi 4.300 de estos fallecimientos se produjeron sólo durante los meses de verano. Esto se debe en gran medida a que en 2022 las altas temperaturas no se dieron únicamente durante los meses de junio, julio y agosto. De hecho, el pasado año fue el más cálido en España desde 1961, con una temperatura media que ha oscilado en torno a los 15,5ºC, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Otro de los factores climáticos que también influyó fue oleada de incendios forestales que se vivió, la más grande en lo que va de siglo.
El registro elaborado por el ISCIII también revela que las muertes atribuibles al calor se han duplicado en los últimos cuatro años. En 2018 se notificó el dato más alto de muertes atribuibles al exceso de temperatura durante los meses de verano, con 1.595 defunciones. Para estas fechas, el pasado año se registraron un total de 4.164 muertes relacionadas con esta causa; o lo que es lo mismo, un 261% más que hace cuatro años. La diferencia porcentual es mayor si se compara con 2021, cuando el número de defunciones atribuibles a las temperaturas fue de 1.392 (casi un 300% más, en comparación con el pasado año).
2022, el peor verano
La mortalidad atribuible al exceso de temperatura en el período estival de 2022 también fue la mayor de los veranos analizados, a excepción del año 2003, en el que se estimaron 6.534 defunciones de exceso frente a las 4.744 del pasado año (un 47% de las mismas se produjeron en el mes de julio). Estos excesos de defunciones se refieren al número de fallecimientos por encima —o por debajo— de los esperados para un período de tiempo.
Según las cifras del último informe MoMo, en 2015 se estimaron un total de 2.486 defunciones de exceso atribuibles a la temperatura durante los meses de verano; un 48% menos que en el pasado año. La caída porcentual vuelve a ser mayor si se realiza la comparación con 2021, año en el que el exceso de muertes vinculadas a la temperatura fue de 1.442; lo que supone casi un 70% menos que en 2022.
Este efecto del exceso de temperatura en la mortalidad se percibe sobre todo en las tres olas de calor que se produjeron en el verano de 2022 (los días 12 y 18 de junio, del 9 al 26 de julio y del día 30 de este mes al 15 de agosto). Si nos centramos en julio de 2022, mes en el que se produjo la ola de calor más larga de todo el verano, de los 11.405 excesos de defunciones por todas las causas, un 20% son atribuibles al exceso de temperatura.
En agosto representan casi el 30% de los excesos por todas las causas. Además, en las 42 jornadas de exceso de temperatura se produjeron alrededor del 75% de todas las muertes atribuibles a esta causa. Esto supondría una media de 83 muertes al día. En el grupo de mayores de 74 años de edad se concentró el 85% de los excesos de defunciones asociadas al exceso de temperatura.
122 golpes de calor
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) también ha publicado este martes el informe Defunciones según la Causa de Muerte, en el que se revela que entre la primavera y el verano pasados, cuando se pulverizaron los máximos históricos de temperaturas, se produjeron 122 golpes de calor mortales. Esto supone un incremento del 159% con respecto a los 47 de 2019.
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También se produjeron 233 casos de deshidratación, que subieron un 113,7% en comparación a los 109 del año prepandemia. Ambas causas provocaron un total de 355 decesos, un 89% más que en 2021, cuando fueron 189, según el INE. Se trata, eso sí, de datos provisionales.
Casi la totalidad de las causas naturales de muerte más frecuentes y las causas externas aumentaron, aunque los mayores picos se dieron en patologías crónicas previas consideradas de riesgo ante situaciones de altas temperaturas, señala el INE, que recuerda que este periodo comprendido de mayo a agosto fue calificado de extremadamente cálido por el informe climático de la Aemet.
Para que una muerte pueda contabilizarse de forma oficial como "golpe de calor" tiene que constatarse así en el certificado de defunción. Sin embargo, se trata de una información que no se conoce inmediatamente, pudiendo pasar hasta tres meses. Es por este motivo por el que el impacto del calor sobre la mortalidad en tiempo real se mide en base a la mortalidad atribuible, una estimación a través de modelos y análisis epidemiológicos.
De hecho, una investigación de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Universidad de Valencia y el Consorcio Español para la Investigación en Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp) llegó a cifrar en 12.054 el número de fallecidos por calor en España el verano pasado. Una cifra que, sin duda, dista mucho de la ofrecida por el informe MoMo (5.876 muertes).
Para el estudio, que se publicó en la revista Epidemiology, los investigadores aplicaron criterios distintos al registro elaborado por el ISCIII. Diferenciaban entre las defunciones ocasionadas por el calor y las muertes provocadas por el calor extremo. Estas últimas causaron un aumento de fallecidos en los pacientes con patologías previas respiratorias y cardiovasculares.
"Los fallecimientos por golpe de calor representan un porcentaje muy pequeño, un 2 o un 3%, de las muertes por altas temperaturas. El resto tienen más que ver con patologías previas que causan, por ejemplo, infartos", explicó en declaraciones a Heraldo de Aragón el responsable de datos de la FIC, Dominic Royé, quien también aprovechó para definir el informe Momo como "un modelo anticuado que ha infravalorado los decesos".