David Bennett falleció el pasado año tras haber protagonizado un hito en la historia de los trasplantes. Diagnosticado con una enfermedad cardíaca grave, a este hombre de 57 años le habían rechazado en varias ocasiones para recibir un corazón humano. La única opción disponible entonces para el paciente era el trasplante de un corazón animal.
Así es, desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) lograron trasplantar un corazón de cerdo modificado genéticamente a Bennett. Sin embargo, éste murió dos meses más tarde de la operación a causa de una insuficiencia cardíaca repentina. Ahora, los autores de aquella hazaña histórica han dado nuevas pistas acerca de los motivos por los que Bennett sufrió una insuficiencia cardíaca repentina que podrían mejorar en futuros trasplantes las probabilidades de éxito a largo plazo.
El estudio, que se publicó el pasado viernes en la prestigiosa revista The Lancet, supone el mayor análisis hasta la fecha sobre las causas de la insuficiencia cardíaca que se produjo en el primer trasplante con éxito de un corazón de cerdo modificado genéticamente a un paciente humano.
"Nuestro trabajo aporta información crucial sobre el papel que pudieron desempeñar algunos factores en el deterioro funcional del corazón trasplantado", asegura el autor principal del estudio y director del programa de xenotrasplantes cardíacos en la Universidad de Maryland, Muhammad M. Mohiuddin. "El objetivo es seguir avanzando en este campo mientras nos preparamos para los ensayos clínicos de xenotrasplantes con órganos de cerdo", señala Mohiuddin en esta nota de prensa.
En realidad, la utilización de órganos de cerdo para realizar trasplantes es "algo relativamente viejo". Los primeros intentos se remontan a la década de los 90. Pero, como recordaba el fundador de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Rafael Matesanz, en declaraciones a EL ESPAÑOL, aquellas primeras intervenciones no funcionaron debido a que los órganos trasplantados eran rechazados. Es por este motivo por el que los propios médicos que trasplantaron el corazón de un cerdo a un hombre reconocieron que la operación había sido "la culminación de tres décadas de investigación".
Cuáles fueron las causas
Para comprender mejor los procesos que condujeron a la disfunción del trasplante del corazón, los investigadores llevaron a cabo pruebas exhaustivas en los limitados tejidos disponibles del paciente. Al trazar la secuencia de acontecimientos que provocaron la insuficiencia cardíaca demostraron que el corazón funcionaba correctamente hasta el día 47 después de la intervención.
El nuevo estudio también confirma que durante las primeras semanas siguientes al trasplante no se encontraron signos de rechazo hiperagudo debido a la manipulación genética que se realizó con el objetivo de evitar un polisacárido, que es el responsable de este tipo de rechazos. "No sólo existió esta manipulación, sino que han realizado nueve más. Ha habido 10 manipulaciones genéticas en el corazón que se ha trasplantado", explicaba Matesanz en un artículo de este periódico.
El mal estado de salud en el que se encontraba Bennett antes del trasplante pudo influir en la insuficiencia cardíaca que sufrió. Esto limitó el uso de un sistema antirrechazo que se había utilizado en estudios preclínicos para xenotrasplantes. Los investigadores descubrieron que el paciente era más vulnerable al rechazo del órgano del cerdo por los anticuerpos que habían provocado su sistema inmune.
El uso de una inmunoglobina intravenosa (IVIG, por sus siglas en inglés), un fármaco que contiene anticuerpos, también podría haber dañado las células del corazón. Al paciente se le administró en dos ocasiones durante el segundo mes posterior al trasplante para ayudar a prevenir la infección.
Sin pruebas del virus
También estudiaron la presencia de un herpesvirus porcino que no había sido diagnosticado en las pruebas y que, según los propios investigadores, podría haber evitado la infección por la que falleció Bennett. Es probable que el virus se activara después de que se redujera el tratamiento antivírico del paciente para tratar otros problemas de salud. Esto podría haber iniciado una respuesta inflamatoria que causaría daño en las células.
Sin embargo, los autores no han sido capaces de demostrar que el virus hubiera dañado el corazón y se hubiera propagado por el cuerpo del paciente. Se trata de una hipótesis para la que no se ha encontrado evidencia en la nueva investigación ni en el estudio que publicaron en la revista The New England Journal of Medicine explicando el caso en julio del pasado año. En ambos casos, eso sí, no han descartado que hubiera sucedido de esta forma.
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Bennett padecía una insuficiencia cardíaca terminal, pero no reunía los requisitos para un trasplante de corazón tradicional. En vísperas de Año Nuevo, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos autorizó el xenotrasplante. Se le informó de los riesgos de la operación, al tratarse de una técnica todavía experimental.
"Ha sido una cirugía revolucionaria y nos acerca un paso más a la solución de la crisis de escasez de órganos. No hay suficientes corazones humanos de donantes disponibles para cumplir con la larga lista de receptores potenciales", dijo entonces el doctor encargado de esta intervención quirúrgica, Bartley Griffith.
Un año más tarde, Griffith reconoce que estaban decididos a arrojar luz sobre lo que llevó a la disfunción del trasplante de corazón en Bennett, "que realizó un acto heroico al ofrecerse como voluntario para ser el primero del mundo". Este doctor anhela con que el próximo paciente no sólo sobreviva más tiempo con un trasplante de corazón animal, sino que vuelva a su vida normal y prospere durante meses o incluso años.