Bertín Osborne se va a convertir en padre por sexta vez a sus 69 años. La paternidad a esta edad parece cada vez más común entre los famosos, como demuestran los casos de Robert De Niro o Al Pacino, que han dado la bienvenida a sus hijos con 79 y 83 años, respectivamente. Aunque no existe consenso científico acerca de esta cuestión, recientes estudios han señalado que el esperma se puede ver afectado por la edad.
La fertilidad de los hombres no se detiene de manera tan abrupta como la de las mujeres, que suele darse a partir de los 40 años. Más allá de esta edad, los varones sí que siguen produciendo espermatozoides. Esto no significa, en cambio, que la fertilidad masculina no se vea afectada por el paso del tiempo. La principal razón de esta merma en la calidad es el deterioro en la movilidad de las células espermáticas.
Un estudio publicado a principios de este año examinó la calidad del esperma de un grupo de menores de 35 años frente a otro de mayores de 45. Los resultados revelaron que no había diferencias significativas entre ambos grupos en la concentración del esperma ni en la morfología. Sin embargo, los varones de edad más avanzada presentaron un menor volumen de espermatozoides y un peor movimiento de los mismos. Por este motivo, los autores concluyeron que la edad del hombre tenía un impacto negativo en su capacidad reproductiva.
La edad del declive
Estos hallazgos coinciden con investigaciones que se realizaron a comienzos de este siglo. Así, un trabajo que apareció en la revista Human Reproduction en el año 2000 también mostró que durante los 12 meses del estudio los hombres mayores de 40 años tuvieron hasta un 30% menos de probabilidad de ser padres que los menores de 30. Y es que aunque todavía se produce esperma, la calidad, la cantidad y la motilidad de los espermatozoides —esto es, el movimiento de los mismos— cambian con la edad.
Otro trabajo analizó la calidad del esperma en 5.081 hombres con edades comprendidas entre los 16 y los 72 años. Al igual que los dos estudios citados anteriormente, el volumen eyaculado, la concentración de espermatozoides, su movilidad y su morfología no cambiaban antes de los 34 años. Sin embargo, la concentración y la morfología disminuyeron a partir de la cuarentena. La movilidad de los espermatozoides se redujo desde los 43 años, mientras que el volumen eyaculado lo hacía desde los 45.
[El ocaso del "semen de fuerza": por qué los hombres tienen cada vez menos espermatozoides]
Un metanálisis de 2015 también asoció la disminución en el volumen del semen y en el número de espermatozoides con la edad, tras comprobar los datos de 90 estudios que incluían a 94.000 varones. Además, otra investigación determinó que entre los 41 y 45 años las posibilidades de un hombre de concebir un hijo se reducen un 7% anualmente.
"No es igual que en las mujeres, pero eso no significa que los hombres puedan esperar para siempre a tener hijos", sentenció la doctora del Centro Huntington de Brasil Paula Fettback durante la conferencia de la Sociedad Norteamericana de Medicina Reproductiva (ASRM, por sus siglas en inglés) de 2011. La autora del estudio estableció esta caída porcentual después de analizar el resultado de 570 tratamientos de fecundación in vitro que habían tenido lugar en su centro entre 2008 y 2011.
Por su parte, no hay una conclusión evidente sobre el efecto de la edad paterna en los resultados de los tratamientos de reproducción asistida. Es posible que exista una disminución en la tasa de fecundación a partir de los 45 años. También puede darse una disminución en la tasa de blastocisto y en la tasa de embarazo si el hombre es mayor.
Mutaciones en el ADN
La paternidad tardía también se asocia con efectos negativos en el niño. Esto se debe a que los hombres mayores pueden acumular daños y mutaciones en el ADN de los espermatozoides que pueden dar lugar a un mayor riesgo de embarazos fallidos, debido a la fecundación con espermatozoides dañados.
Además, hay un efecto negativo con la edad masculina en algunas aneuploidías (alteraciones en el número de cromosomas) de los espermatozoides. Otros tipos de alteraciones genéticas también parecen estar aumentadas en los espermatozoides de varones mayores. Es el caso de las duplicaciones, deleciones y ciertas translocaciones.
Los hábitos poco saludables como el tabaco o el alcohol se relacionan también con la devaluación del semen. Es por este motivo por el que un estudio publicado en la citada Human Reproduction analizó la calidad espermática de 97 varones con edades comprendidas entre los 22 y los 80 años que no habían fumado en los seis meses previos ni tenían problemas de salud relevantes.
"Nuestro trabajo es uno de los primeros llevados a cabo con participantes sin problemas conocidos de fertilidad, lo que nos da una idea mejor de cómo afecta la edad a la calidad del semen en hombres sanos", apuntaba la autora principal de este estudio, la investigadora de la Universidad de California (EEUU) Brenda Eskenazi.
Los resultados mostraban que si bien la edad afectaba al volumen de semen eyaculado, el principal impacto se situaba en la movilidad de los espermatozoides, que se reducía en un 0,7% anual. Entre los participantes con 22 años sólo el 25% de los espermatozoides tenía una movilidad anormal. Este porcentaje aumentaba al 40% entre los participantes de 30 años, mientras que para los de 40 y 60 años se situaba en el 60 y 85%, respectivamente.
Estos cambios en la calidad seminal pueden deberse a varios factores fisiológicos, entre los que destacan el estrechamiento de los conductos seminales, las alteraciones de la próstata propias de la edad o la mayor exposición a enfermedades o agentes ambientales. No obstante, lo que sí parece estar claro es que la edad paterna tiene un menor efecto que la materna en los resultados reproductivos. Pese a ello, los hombres no deben retrasar la paternidad.