El misterio de los abortos espontáneos como el de Ayuso: por qué es tan difícil saber qué los causa
Aunque la mayoría ocurren por causas genéticas, apenas se determina qué ha ocurrido para que una gestación se vea interrumpida en las primeras semanas.
13 julio, 2023 02:36La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, fue intervenida quirúrgicamente el pasado martes tras sufrir un aborto espontáneo. Díaz Ayuso, que se encontraba embarazada de ocho semanas, perdía de esta manera al bebé que esperaba. A pesar de lo dramático de la situación, lo cierto es que este tipo de interrupciones del embarazo se da con relativa frecuencia en muchas mujeres. A día de hoy, la ciencia sigue afanándose en intentar comprenderlos.
Cada minuto ocurren en el mundo 44 abortos espontáneos, unos 23 millones al año. Algo más de uno de cada seis embarazos reconocidos acaba en aborto pero se cree que el total puede ser en torno al 30%, ya que muchos finalizan antes incluso de que la mujer pueda notar algo. La previsión, en España, es que la proporción de abortos espontáneos sobre el total crezca. A pesar de ser algo habitual, apenas se habla de ello.
"Mi experiencia es que sí [hay un tabú], sobre todo en los precoces (8-9 semanas)", comenta el jefe de Ginecología del Hospital Alto Deva (Mondragón, Guipúzcoa), José Ramón Serrano. Su visión es compartida por Anna Suy, presidenta de la sección de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), con un matiz: algo empieza a cambiar.
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"Igual que todos los temas, la gente habla cada vez más abiertamente", apunta. "Es muy frecuente que, cuando lo cuentan, se dan cuenta de que alrededor suya hay un montón de gente que ha tenido abortos en su vida, de esto no hay duda".
Se considera aborto espontáneo la pérdida del embarazo antes de las 20 semanas. Si en España, como en otros países de nuestro entorno, ocurre en alrededor el 15% de todos los embarazos, el cada vez mayor número de madres a edades avanzadas hará que "subamos a un 17%, 18%, etc.", apunta Suy.
Porque el número de casos se relaciona directamente con la edad. "La mejor para embarazarse es entre 25 y 29 años. A partir de los 40 años, el porcentaje [de abortos espontáneos] es de un 33%. Después de los 45, es superior al 50%".
Según el último informe Euro-Peristat, España es el país con mayor número de madres por encima de los 40: el 9,9% del total, casi una de cada diez. Son datos de 2019: en el anterior informe europeo, de 2004, solo lo eran un 3,2% del total.
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La mayoría de abortos espontáneos ocurren antes de las ocho semanas. Entre la semana ocho y la doce son menos frecuentes y, a partir de la semana 12, son muy poco comunes. En la mayoría de los casos no se puede hacer nada: tienen un origen genético, mutaciones o alteraciones cromosómicas que hacen inviable el embarazo, si bien en gran parte de los casos las mujeres desconocen la razón específica de la pérdida del futuro bebé.
"Hay un pequeño porcentaje de causas no genéticas, si bien los estudios no se ponen de acuerdo de cuál es", comenta Suy. En estos casos sí que se puede hacer algo. "Hay gente que es portadora de algunas trombofilias, y se puede dar medicación para disminuir el riesgo de siguientes abortos".
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Miguel Ángel Rodríguez Zambrano. Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología HM Puerta del Sur (Madrid), explica que, por regla general, no se hace un estudio genético de los restos abortivos, solo si ocurre lo que se llama un aborto de repetición, que son, como mucho, el 5% de todos los abortos espontáneos.
"Cuado una mujer tiene un aborto de repetición, se les hace un cariotipado a los progenitores, un estudio inmunológico, serológico, etc. además de un estudio morfológico del útero o los ovarios".
Porque las causas de un aborto espontáneo de origen no genético pueden ser múltiples: "Factores locales, alteraciones uterinas, enfermedades autoinmunes, causas infecciosas, infecciones víricas, etc. y muchas de ellas quedan dentro de las causas de origen desconocido".
Sentimientos de culpa
Para Anna Suy, resolver los abortos con orígenes no genéticos es el principal reto en la actualidad, "mejorar los diagnósticos y, por tanto, los tratamientos". Disminuir los de causa genética es más complicado: que las mujeres queden embarazadas antes. Para eso habría que lograr mayor inserción laboral, mejores formas de conciliación con la vida familiar, etc. y eso va más allá de la ginecología".
Hay otro reto: el del impacto psicológico del aborto. Un estudio del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos llama la atención sobre la percepción de que es algo inhabitual (menos del 5% del total de embarazos frente al 15% real) y quienes lo experimentan suelen tener sentimientos de culpabilidad, aislamiento y soledad, por lo que identificar una causa potencial del aborto podría tener efecto en su estado y respuestas emocionales.
No solo se trata del propio aborto sino de la forma de expulsar los restos, para lo que a veces es necesario una intervención quirúrgica, aunque en nuestro país son cada vez menos: entre 2016 y 2021, las hospitalizaciones por esta cuestión bajaron de 6.172 a 3.710.
Cada vez se tiende más a usar tratamiento farmacológico para ello. Según el ginecólogo José Ramón Serrano, hace que la gestión "sea más íntima". En cambio, Rodríguez Zambrano advierte de que también puede tener efectos perturbadores, como sangrados muy abruptos que pueden producirse durante varios días, que "producen mucha zozobra a las mujeres, que acuden a Urgencias agobiadas".
Este especialista recuerda, además, cómo este tema golpea con especial dureza en la sociedad actual, donde los embarazos no deseados son excepción y no la regla. "Ahora que los embarazos están muy elegidos y programados, que son muy buscados, es un disgusto muy grande. Es un tema muy lesivo para las mujeres".