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Japón nos demuestra que decir adiós al cigarrillo es posible

El país asiático ha registrado un significativo descenso en el número de fumadores en la última década, acercándose cada vez más a conseguir un futuro libre de humo. Conoce cómo lo está logrando.

Cambiar una tendencia de décadas en cualquier campo supone un ingente esfuerzo, incluso para países tan desarrollados tecnológicamente, como Japón.

Da igual que la ciencia se haya posicionado claramente en torno a los perjuicios en la salud que supone encender un cigarrillo y que las personas sean conscientes de ello: aún existen más de 1.000 millones de fumadores en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. No obstante, este ecosistema está plenamente inmerso en un viraje hacia un futuro en el que los cigarrillos parecen estar condenados al olvido.

Y aunque queda mucho camino por recorrer, en el mercado ya existen alternativas que, si bien no son inocuas, reducen significativamente el riesgo de daño asociado a los cigarrillos. Aunque la mejor opción para cualquier fumador es siempre dejar de consumir tabaco y nicotina por completo.

De camino a convertirse en un país libre de humo

Como decíamos, el país nipón es tecnológicamente avanzado y cuenta con una sofisticada base de consumidores. Sin embargo, su caso es paradigmático.

Históricamente, su consumo de cigarrillos ha sido mucho mayor que en países comparables. Tan solo en el año 2000, un tercio de su población fumaba. Pero en 2015, algo cambió. Según investigadores de la Sociedad Americana del Cáncer, la tasa de venta de cigarrillos en Japón comenzó a descender unas cinco veces más rápido que en años anteriores.

¿Y qué es lo que hay detrás de este cambio?

La respuesta comienza con la ciencia.

Los investigadores saben desde hace tiempo que las sustancias químicas que se producen al quemar los cigarrillos son la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar. El proceso de combustión produce humo que contiene más de 6.000 sustancias químicas, de las cuales unas 100 han sido identificadas por las principales autoridades de salud pública como causas o posibles causas de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar.

Esto significa que cualquier alternativa que pretenda reducir el riesgo asociado al cigarrillo, tendría que eliminar la combustión. Una forma de hacerlo es calentar el tabaco, como ocurre con los dispositivos de calentamiento de tabaco, como su nombre indica. Lo que hacen es calentar para que se liberen los sabores y la nicotina, pero que la temperatura se mantenga por debajo de los 600°C, para evitar que se produzca la combustión del material y la liberación del humo.

Frente al arraigo de esta actividad, esta reducción tan notable en un periodo de tiempo tan relativamente corto tiene algunos condicionantes sociales y culturales que también podrían haber anticipado este éxito: es un país con un nivel cultural muy elevado y en el que la tecnología es un pilar en numerosos campos. Son dos circunstancias que todos los expertos señalan como óptimas para favorecer la implantación de estos dispositivos que eliminan la combustión del tabaco y que tienen una base tecnológica. Incluso hay un factor relativo a la higiene y la limpieza tan característica en Japón, como señala Tomoko Iida, Director, Regional Scientific Engagement Asia at PMI, que destaca la “ausencia de ceniza, de fuego, menos olor y sin humo”.

El papel de los calentadores de tabaco y los dispositivos de vapeo en este contexto parece, pues, un factor clave para explicar este cambio de tendencia. Hay un punto de inflexión en este esquema. Fue en el año 2015, momento en el que el mercado japonés se abre definitivamente a estos productos. Se ha constatado que a partir de ese momento las ventas de tabaco caen con mayor intensidad, hasta cinco veces más rápido, según la American Cancer Society.

Los números reflejan la realidad sin humo

Esta es la apuesta sin combustión ni humo a la que se sumaron un gran número de fumadores adultos en Japón que, de otra manera habrían continuado con la forma más nociva de consumo de tabaco y nicotina: el cigarrillo.

De acuerdo con datos del Banco Mundial 1, la tasa de fumadores en Japón muestra un declive muy débil entre los años 2000 y 2015: inferior al 2% anual 2, teniendo en cuenta que un tercio de la población adulta fumaba en esos momentos. Pero fue precisamente hacia el año 2015 cuando se produce un descenso en la media anual de la venta de cigarrillos muy notable: un 9,5% anual, es decir, cinco veces más que en registros anteriores.

¿Qué ocurrió? Se introdujeron en el mercado japonés dispositivos de calentamiento de tabaco, y un año después de este lanzamiento, las ventas de cigarrillos comenzaron a descender sustancialmente: de 196,9 millones en 2013, pasaron a 168 millones en 2016, a 130 millones en 2018 y 93 millones en 2021 3.

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El caso llamó la atención de los científicos. Tanto, que un equipo de expertos de la Asociación Americana contra el Cáncer publicó un estudio 4 en 2019 analizando el descenso de la tasa de fumadores y sus posibles causas. Los científicos estudiaron si el descenso podía estar vinculado la fijación de precios del tabaco, a regulaciones más estrictas con respecto a la disponibilidad de productos en el mercado, a la casualidad o a la introducción en el mercado de dispositivos de calentamiento de tabaco.

Los expertos afirmaron que la llegada de estos dispositivos de calentamiento de tabaco es “la explicación más probable del descenso de las ventas de cigarrillos en Japón”. Lo interesante del estudio es que se trata de un estudio completamente independiente.

Asimismo, esta reducción tan notable en un periodo de tiempo tan relativamente corto tiene algunos condicionantes sociales y culturales que también podrían haber anticipado este éxito: es un país con un nivel cultural muy elevado y en el que la tecnología es un pilar en numerosos campos. Son dos circunstancias que todos los expertos señalan como óptimas para favorecer la implantación de estos dispositivos que eliminan la combustión del tabaco y que tienen una base tecnológica.

Reducir los daños relacionados con el tabaco mediante la introducción de alternativas libres de humo (como ocurrió en Japón) puede tener un importante impacto en la salud general de un país. Según la ecuación de reducción de daños, cuanto más fumadores adultos elijan las opciones de menor riesgo (en este caso las alternativas libres de humo, como los dispositivos de calentamiento de tabaco, frente a los cigarrillos), mayor será el impacto en la reducción del daño a la población causado por el humo de los cigarrillos.

Pero es importante tener en cuenta que esto es una estrategia complementaria a las políticas ya existentes de cesación y prevención del tabaquismo, que está dirigida a aquellos casos de fumadores adultos que, de otra manera, no dejarían el hábito, puesto que estas alternativas no están exentas de riesgo y su uso conlleva la inhalación de nicotina, que es adictiva. Por lo que, la única forma de eliminar el daño de manera definitiva es nunca haber empezado a fumar, y si ya se es fumador, lo mejor será dejar por completo los productos de tabaco y nicotina.

La mejor opción para un fumador es dejar de consumir tabaco y productos con nicotina por completo.

Los menores de edad no deben consumir nicotina en ninguna de sus formas y no debe ser utilizada por personas que tengan problemas de salud como enfermedades cardíacas, diabetes o por mujeres embarazadas o en período de lactancia.