La medicina acaba de dar un gran paso hacia el futuro de los trasplantes. Dos intervenciones utilizando riñones de cerdo han demostrado que los órganos son plenamente funcionales y no generan rechazo en dos individuos en muerte cerebral. Esta prueba de concepto hace vislumbrar en un horizonte cercano los ensayos clínicos, el paso previo al uso de órganos animales en la actividad habitual de trasplante.
Las dos intervenciones han tenido lugar en Estados Unidos. La primera de ellas se ha situado en Birmingham, Alabama, donde Jayme Locke, director del Instituto Integral de Trasplantes de la Universidad de Alabama ha implantado riñones de cerdo que tenían 10 modificaciones genéticas para humanizar el órgano y evitar el rechazo.
Se trataba de silenciar cuatro genes porcinos e insertar seis humanos que evitan la coagulación de la sangre. Durante una semana, los riñones no solo generaban orina sino que, por primera vez, filtraban la creatinina, un subproducto de la contracción muscular que es perjudicial si no se elimina.
En una carta a la revista JAMA Surgery donde dan cuenta de los resultados de la intervención, explican que la generación de orina fue casi inmediata, la creatinina en sangre se redujo notablemente tras las primeras 24 horas y no hubo señales de coágulos sanguíneos microscópicos, lo que indicó una función normal del órgano en el individuo, que tenía en torno a los 50 años y al que se le mantenía la función cardiorrespiratoria de manera artificial.
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Los autores ya habían realizado previamente intervenciones de este tipo pero esta era la primera vez que lograron una función renal completa. En la carta señalan que no se puede generalizar de un único caso y que es necesario estudiar el funcionamiento a largo plazo de los riñones de cerdo, pero una noticia publicada el mismo día ha venido a complementar las esperanzas de ver pronto órganos de animales funcionando en personas sanas.
Esta segunda intervención también proviene de un equipo con amplia experiencia en xenotrasplantes. El equipo de Robert Montgomery, director del Instituto de Trasplante del Langone Health de la Universidad de Nueva York, ya habían implantado riñones de cerdo a finales de 2021. Ahora han anunciado que, con solo una única modificación genética, han logrado mantener funcional un riñón en un hombre de 57 años en muerte cerebral durante al menos 32 días.
Los investigadores dicen "al menos" porque el experimento no ha acabado: pretenden que se alargue hasta mediados de septiembre, momento en el cual trasladarán sus resultados a un artículo para publicar en una revista científico: de momento, solo conocemos los resultados a través de una nota de prensa emitida el centro Langone Health.
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En la misma, Montgomery apunta que el trabajo "demuestra que un riñón de cerdo –con una única modificación genética y sin medicación experimental ni otros dispositivos– puede sustituir la función de un riñón humano por al menos 32 días sin ser rechazado".
La única modificación que contienen estos riñones (que, curiosamente, proceden de la misma empresa que los de la otra investigación, Revivicor) es la inactivación del gen de la galactosa-alfa-1,3-galactosa, abreviada alfa-gal, una molécula que puede generar alergia y una reacción inmune indeseada.
Solo con este cambio ya han evitado el rechazo inmediato del injerto, que se ha controlado usando medicación inmunosupresora habitual en trasplantes. Según Montgomery, estamos cada vez más cerca de un ensayo clínico potencial que evalúe la eficacia y seguridad del xenotrasplante en humanos vivos con la función renal deficitaria.
La demanda supera a la oferta
El trasplante de riñón es el más habitual entre los trasplantes de órgano sólido. Según datos del Observatorio Mundial de Donación y Trasplante, en 2021 hubo 89.244 trasplantes de riñón por 33.105 de hígado, el segundo órgano más trasplantado.
En España, el año pasado se realizaron 3.402 trasplantes de riñón, siendo el 63% del total. De ellos, 1.300 fueron en asistolia (antes solo se aceptaban órganos de personas en muerte encefálica) y además hubo 350 donaciones en vida.
Sin embargo, la demanda de trasplantes sigue superando la oferta. El informe sobre la enfermedad renal crónica en España que elabora la Sociedad Española de Nefrología contabiliza unas 64.600 personas en terapia renal sustitutiva, un 30% más que hace una década. De ellas, el 54,6% han recibido un trasplante renal. Quedan algo más de 29.000 personas en hemodiálisis o diálisis peritoneal, que son potenciales candidatos a recibir un trasplante.
La directora de la Organización Nacional de Trasplantes, Isabel Domínguez-Gil, comentaba recientemente en EL ESPAÑOL que esta área está viviendo una edad dorada, con avances que parecían imposibles hace tan solo unos años, y vislumbraba el primer ensayo clínico con órganos de cerdo de aquí a cinco años.
Con todo, "nuestros donantes son cada vez más complicados, de edades más avanzadas, cada vez más en asistolia con el efecto deletéreo de la isquemia, que compromete la viabilidad para el uso clínico", señalaba. Por eso, "todos los avances que se puedan hacer en el ámbito de la donación son muy relevantes, muy necesarios. Y en los próximos años vamos a ver muchos que no tardarán en ser parte de nuestro día a día".