"Mi mamá no está bien, necesita ayuda". Con esta frase, una niña de cuatro años ha salvado a un adulto de 32. Al parecer, la mujer estaba sufriendo una crisis epiléptica en su domicilio y su pequeña sabía que debía llamar al 112 en caso de emergencia. La historia es el claro ejemplo de que enseñar nociones de primeros auxilios desde la infancia pueden marcar una diferencia trascendental entre la vida y la muerte.
Lo sabe bien Marta Nonide, médico del SAMU-Asturias y creadora de RCP desde mi cole, un proyecto que enseña a niños entre cinco y ocho años cómo actuar ante una situación de emergencia sanitaria. "En 2012, huno una niña de ocho años que nos llamó diciendo que su abuela se había desmayado. Sus padres le habían dicho que, si pasaba, tenía que llamar al 112 y obedecer a lo que le dijesen", cuenta al otro lado del teléfono.
Cuando llegaron los servicios de emergencia al domicilio, la pequeña había colocado a la mujer en una posición lateral de seguridad perfecta, un paso muy importante en caso de ictus, que era lo que Nonide sospechaba que estaba sufriendo aquella mujer.
La historia, muy similar a la anterior, es lo que hizo que saltara la chispa en esta sanitaria. Había que hacer algo para que todo niño, en situaciones parecidas, pudiera hacerlo igual de bien. Así, entró a formar parte de Con tus manos puedes salvar vidas, el proyecto del que salió posteriormente RCP desde mi cole en 2014 y que enseña a niños más mayores cómo, valga la redundancia, con sus manos pueden salvar una vida.
"Los más chiquitines suelen quedar en tierra de nadie y resulta que son los que más necesitan esto, porque un niño de nueve y diez años ya tiene recursos si pasa algo", concede la profesional, que ya ha pasado por más de 200 coles y ha enseñado a 20.000 niños.
La canción de la reanimación
Los talleres se basan en aprender de una manera lúdica y divertida qué deben hacer si algún mayor necesita ayuda y son los únicos que pueden socorrerle. Se instruyen, por ejemplo, con la Canción de la Reanimación, una adaptación del mítico Barquito chiquitito y que entona paso a paso el protocolo en situaciones de emergencia.
Qué tengo que hacer yo si mi abuelo está malito, qué tengo que hacer yo si mi abuelo está malito, pedir ayuda, pedir ayuda y llamar al 112, reza la letra. Por cierto, es todo un hit. Según cuenta Nonide al otro lado del teléfono, la versión ha sido traducida al francés, al inglés e, incluso, al guaraní. Desde Gijón, la Canción de la reanimación, parece que va a conquistar el mundo y es que esta médico ofrece todos los materiales de su taller para aquel que quiera adaptarlos y ponerse con ellos manos a la obra.
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En los cursos también se aprende cómo colocar a los adultos en la citada posición lateral de seguridad, se practican maniobras de RCP (reanimación cardiopulmonar) e, incluso, la maniobra de Heimlich, adaptada a una versión en la que el adulto debe colocarse contra la pared. "Empiezan con el 112 y, de repente, ves a niños de cinco años haciendo una RCP", cuenta orgullosa Nonide. "Se sienten como héroes".
Además, lo que consiguen instruyendo desde edades tan pequeñas es que los niños mecanicen todo el proceso de la reanimación y lo hagan a la perfección cuando son más mayores. En esta línea, la médico recuerda la historia de un chico de 11 años que había participado en los talleres y que, en una ocasión, tuvo que ayudar a una socorrista a hacer una RCP: "No había nadie más allí que supiera hacerlo".
Según las cifras que maneja la Sociedad Española de Cardiología (SEC), en nuestro país se produce una parada cardíaca cada 20 minutos. A pesar de que está demostrado que la realización de la RCP por testigos puede triplicar la supervivencia de la persona, sólo uno de cada cinco afectados la recibe.
Diferencia entre vida y muerte
"La diferencia entre practicar una RCP a esperar a que lleguen los servicios de emergencia es toda", advierte la médico. "En el momento en el que estás en parada, el cerebro empieza a morir. Si hay alguien haciendo la maniobra y consigue arrancar ese corazón otra vez, las probabilidades de salir con la cabeza bien y pudiendo hablar y moverse son mucho mayores", prosigue.
Las cifras dan la razón a la profesional. Por cada minuto de demora en el inicio de la RCP, la posibilidad de supervivencia se reduce entre un 7% y un 10%. En sitios concurridos, es plausible que la ambulancia llegue al poco tiempo, pero hay lugares que no tienen tanta suerte. La lástima es que sólo el 30% de los españoles sabe realizar esta maniobra, como desvela un estudio realizado por la Fundación del Corazón.
"Los niños son el mayor vector de transmisión que existe", apunta Nonide. "Si enseñan las técnicas en los coles, en diez años tienes a toda España sabiendo, porque en los centros educativos es donde captas al 100% de la población".
El ejemplo de otros países le da la razón por completo. En Noruega, en 1960, se estableció uno de los primeros programas pioneros para enseñar RCP en las escuelas. En 2008, este país consiguió que el 73% de estas maniobras se inicien por testigos del accidente y que la supervivencia al alta hospitalaria mejore al 25%. En España, como denuncia una publicación de la Revista Española de Cardiología, se aproxima al 8%.
Una asignatura pendiente
Desde instituciones como la SEC y la propia Marta Nonide piden que la normativa incluya la obligatoriedad de enseñar todos estos conocimientos en las escuelas. El Real Decreto 126/2014 de 28 de febrero insta a los colegios a incluir la enseñanza de primeros auxilios en el currículo básico de Educación Primaria. Sin embargo, como denuncia la profesional, esto puede ir desde simplemente enseñar qué hacer cuando sangra la nariz hasta hacer una RCP: "Es muy impreciso".
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El Real Decreto de ordenación y enseñanzas mínimas, publicado en el BOE en marzo de 2022, incluye entre los conocimientos básicos de Educación Física de tercero y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) el protocolo de RCP. El problema es el que señalaba Nonide al principio, se deja fuera a los más pequeños, pues en esos cursos se tiene entre 14 y 15 años. Aun así, un paso es un paso.
"Los profesores y los padres deberían exigir que esto se impartiera en las escuelas", enuncia la sanitaria, a la par que también ve conveniente que las administraciones faciliten a los docentes formación para realizarla ellos mismos en el caso de que sea necesario. Lo enunciado ha demostrado que una actuación rápida puede evitar una desgracia. Por eso, Nonide implora: "Las cosas tienen que cambiar y hay que trabajar para que tanto los profesores y los niños puedan hacer del colegio un entorno seguro".