El mundo de la radio y el deporte reaccionaba conmocionado a la noticia de la muerte de Pepe Domingo Castaño el pasado domingo. Sus compañeros y allegados sabían que había ingresado en el Hospital de la Zarzuela de Madrid para tratarse una infección bacteriana resistente a los antibióticos, pero el fatal resultado de fallo multiorgánico causado por septicemia pocas horas después de ingresar supuso un verdadero choque. No es la primera vez que el fulminante fallecimiento de un personaje público que aparentemente sufría un problema de salud menor causar estupor y hasta suspicacia, pero la naturaleza de la propia sepsis es rápida y letal.

Tal fue el caso del fiscal general del estado José Manuel Maza, que falleció en Buenos Aires en 2017 cuatro días después de haber iniciado lo que interpretó como un simple proceso gripal, con fiebre y bajada de tensión. En aquel momento se difundió la teoría de que había sido envenenado con la toxina shigella, producida por el E. coli y que provoca intoxicaciones sanitarias y alimentarias. Sin embargo, la causa de la muerte el "fracaso multiorgánico" causado por "shock séptico", la fase más aguda de la septicemia, y "coagulación intravascular diseminada".

Este es el motivo por el que los especialistas argumentan que las 17.000 muertes anuales reconocidas oficialmente en España provocadas por los 50.000 casos anuales de sepsis pueden infravalorar el problema: la septicemia es un síndrome multifactorial que si bien puede no ser la causa final de muerte, sí lleva al límite al organismo. El manual MSD de Estado Unidos la define como una "respuesta desregulada a la infección" del sistema inmune, desencadenada frecuentemente por una infección bacteriana, a menudo de riñones.

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Pero también las infecciones virales como la Covid-19, los parásitos y hongos, y los cuerpos extraños para el organismoLos síntomas incluyen "fiebre, hipotensión, oliguria (disminución de la producción de orina) y confusión". El diagnóstico es en primer lugar clínico, combinado con los resultados del cultivo que muestran la infección. El tratamiento consiste en "una restitución agresiva de líquidos, administración de antibióticos, la resección quirúrgica de los tejidos infectados o necróticos y drenaje del pus, y tratamiento sintomático".

Si finalmente se produce un shock séptico letal dependerá tanto de la rapidez al actuar como de las características del paciente. "Los malos resultados se asocian con la falta de tratamiento agresivo al inicio (p. ej., dentro de las 6 horas posteriores a la sospecha del diagnóstico). Una vez establecida la acidosis láctica con acidosis metabólica descompensada, en especial si se acompaña de insuficiencia multiorgánica, el shock séptico puede ser irreversible y fatal," detalla el manual.

'Protocolo sepsis'

"Los pacientes críticamente enfermos con una modalidad grave de la COVID-19 y otras enfermedades infecciosas corren un mayor riesgo de evolucionar hacia una septicemia y morir", alertaba en 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidiendo un mayor esfuerzo para prevenir las infecciones en todo el mundo. "Los supervivientes de una septicemia tampoco están fuera de peligro: solo la mitad de ellos se recuperarán por completo, el resto morirá antes de que haya transcurrido un año o se verán afectados por discapacidades de larga duración".

En 2017 fallecieron 11 millones de pacientes por sepsis en todo el mundo, con casi 50 millones de afectados. La OMS insta a cada país a aplicar un 'protocolo sepsis' en sus servicios de urgencias, algo que España implantó en 2012. "Cuando empezamos a aplicarlo, teníamos el 41% de mortalidad y ahora nos situamos en el 16%, un dato que todavía puede reducirse otro 40%", explicaba Marcio Borges, jefe del Servicio de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario Son Llatzer de Palma de Mallorca, en un coloquio organizado por la Fundación Ramón Areces.

Otra cuestión que dificulta cuantificar la verdadera dimensión de este problema de salud pública es la multitud de variantes posibles y patógenos que pueden provocarlo. "Trabajamos ahora mismo con seis variables para detectar una de estas infecciones, pero hay programas de inteligencia artificial que trabajan con hasta 70, por lo que, manteniendo siempre el papel del médico como supervisor máximo, estos programas nos pueden ser de gran ayuda", valoraba Borges.

"Entre el 70% y el 80% de las sepsis son detectadas en los servicios de urgencias", señalaba por su parte Francisco López-Medrano, profesor titular del Departamento de Medicina de la Universidad Complutense e infectólogo de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario 12 de Octubre. El especialista destacaba la importancia de la "precocidad" del tratamiento, siendo "agresivos" en el uso de antibióticos. "Controlando el foco, en infección abdominal y partes blandas, podríamos reducir la mortalidad de un 30% a un 45%".