Juana abre la ventana de su salón a las doce de la noche avergonzada porque se pone roja como un tomate y sus hijos la regañan porque la casa se queda helada. Estefanía acudió a consulta pidiendo terapia hormonal sustitutiva porque no quería que le aparecieran los sofocos en medio de una reunión de trabajo. La historia de estas dos mujeres sirve para ejemplificar el miedo y pudor con el que se vive la menopausia, una etapa vital que se ha demonizado tanto que hasta se piensa en ella como enfermedad.
Encuestas poblacionales realizadas en los Estados Unidos encontraron que hasta un 77% de las mujeres no se sienten preparadas para la menopausia. Según informan, carecen de conocimientos importantes sobre qué esperar y cómo optimizar su salud en esta etapa. La situación es extrapolable a España, como denuncia Señoras: una guía integral de la salud en la menopausia (Arpa Práctica), una obra pionera que llega a las librerías para llenar este vacío de saber.
"Hemos hecho este libro en base a nuestra experiencia clínica y basándonos siempre en la ciencia, porque la gente necesita información y no bulos o fake news", avanza una de sus autoras, Elena del Estal, licenciada en Farmacia, dietista-nutricionista y socia del Zentro Empatía, una clínica donde abordan la salud de la mujer desde una perspectiva integral.
Según la Asociación Española para el estudio de la Menopausia (AEEM), el fin de la menstruación suele llegar entre los 45 y los 55 años. Esto implica el fin de la actividad ovárica, lo que acarrea una caída en la producción de las hormonas femeninas, parte importante de muchos procesos orgánicos. Antes y después de esto, tienen lugar una serie de cambios y una sintomatología que puede afectar a la calidad de vida de la mujer. Según una revisión de The Lancet, el 80% de las mujeres experimentarán algún síntoma, aunque no de forma agresiva.
Falta investigación
¿Y cuáles son? Lo primero que dejan claro en Señoras es que cada mujer es un mundo. Los que más se suelen describir son sofocos, sequedad vaginal, problemas de sueño, incontinencia urinaria, dolor sexual, caída de la densidad ósea, incremento de grasa corporal, ansiedad y depresión.
Se puede tener uno, ninguno o varios, pero la menopausia, con o sin síntomas, es algo que siempre llega y que atañe a la mitad de la población mundial. En España, sin ir más lejos, hay 14.802.044 mujeres por encima de los 40 años, la edad en la que se estima que se puede comenzar a experimentar cambios en las características de los ciclos menstruales.
Muchas de ellas, lamentablemente, no están recibiendo la ayuda que necesitan. A comienzos de este mes de septiembre, una investigación publicada en la revista Cell subrayaba la "necesidad urgente de realizar más estudios sobre la menopausia". Según comprobó, hasta el 85% de las mujeres del mundo con síntomas no recibe un tratamiento —sea el que sea— adecuado.
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La autora principal del estudio, Susan Davis, directora del Programa de investigación sobre la salud de la mujer de la Universidad de Monash (Melbourne, Australia), cree que eso es debido a la "reticencia, miedo, escaso conocimiento de la comunidad y de los proveedores de atención sanitaria y escasa formación de los profesionales de la salud".
La conclusión no es nueva para Alberta Mª. Fabris, Adriana F. Caamaño y Tania R. Manglano, el resto de autoras de Señoras. "Somos una sociedad que presta poca atención a la biología y naturaleza de la mujer", señala Fabris, ginecóloga. Los hechos apoyan sus palabras. Como describe el libro, no fue hasta 2009 cuando la ginecóloga Odile Buisson publicó que lo que hasta ahora se creía que era el punto G de la mujer, no era más que una zona de la vagina desde la que se contacta indirectamente con el clítoris interno.
"La ciencia tiene un sesgo de género superimportante. De hecho, los estudios clínicos hasta no hace mucho tiempo se hacían sobre cuerpos de hombre, que tienen otro metabolismo y otra composición corporal", suma del Estal.
El drama del edadismo
La falta de consideración del género femenino en la medicina es algo que se denuncia desde diversos ámbitos (una de las últimas polémicas salió en Nature Communications en referencia a la falta de mujeres en estudios clínicos sobre la Covid-19), pero la menopausia entraña su propio intríngulis. "Que no se haya hablado y que no se hable todavía lo suficiente puede ser porque se pone la mirada en que te haces vieja, en que ya no vales porque ya no eres fértil", reflexiona Fabris. Resuena aquí, más que nunca, la célebre frase de la filósofa Susan Sontag: "Los hombres maduran y las mujeres envejecen".
Un editorial publicado en el verano de 2022 en The Lancet ratifica palabra por palabra lo que comentan las expertas. Titulado, Attitudes towards menopause: time for change (Actitudes hacia la menopausia: tiempo de cambiar, en español), comienza así: "El estigma, la vergüenza, la falta de concienciación pública y la falta de comunicación hacen que para muchas mujeres la menopausia sea un sufrimiento silencioso o bien que se medicalice en exceso".
Adriana F. Caamaño, sexóloga y psicóloga experta en la salud de las mujeres, refiere precisamente esta polémica, la de la medicalización de la menopausia: "En el momento que aparecen los fármacos, aparece una nueva idea de menopausia, que es la que ahora nos toca reescribir o resignificar".
La terapia hormonal sustitutiva (THS) ha sido uno de los melones más abiertos en torno a esta etapa. Consiste en administrar hormonas que el cuerpo ha dejado de producir y, en su momento, se tomó como si fuera la panacea y se recetó masivamente. Más tarde, el estudio Women’s Health Initiative (WHI) asoció esta terapia con mayor riesgo de cáncer de mama. El escándalo fue tal que los propios autores de la investigación escribieron en The New England Journal of Medicine que sus resultados se habían interpretado de manera inadecuada.
Fabris confirma que la THS se puede prescribir si la mujer la quiere y después de haber investigado bien su caso, pero al igual que ocurre con la salud mental, comparación que de hecho hace Caamaño, los profesionales normalmente no tienen un tiempo suficiente de valoración. Según una encuesta realiza en Reino Unido por la Sociedad Fawcett con más de 4.000 mujeres perimenopáusicas y menopáusicas, el 39% había recibido por su médico la indicación de tomar terapia hormonal sustitutiva nada más recibir la noticia de que estaba o había entrado en la menopausia.
Prevenir mejor que tratar
"Estamos perdiendo la posibilidad de cambiar la cultura médica y que sea la prevención y no el tratamiento la línea de actuación", refiere la ginecóloga. Eso es algo que la lectora podrá encontrar en Señoras, ya que la obra versa sobre cómo actuar sobre los síntomas molestos asociados con la menopausia. El abordaje abarca todo tipo de ámbitos, desde el ejercicio, hasta la nutrición, pasando por la terapia.
"La menopausia es una realidad que se trata con una mirada muy sesgada y se omite la diversidad que hay dentro de las personas", incide la psicóloga. La conclusión es la misma que la del estudio de Cell antes citado: "Además de la THS se encuentra disponibles intervenciones no hormonales basadas en evidencia para aliviar los síntomas. El tratamiento de éstos debe ser, además, individualizado con toma de decisiones compartida".
Para las expertas, crear experiencias positivas acerca de la menopausia puede ser un punto de inflexión para las mujeres venideras. Dicen que harán falta tres generaciones para que cambien las percepciones nocivas sobre la belleza. Ellas, esperan que esto se haga mucho antes. A menudo, se encuentran en consulta mujeres que llegan con verdadero terror y que están viviendo la etapa como algo traumático. De ahí la necesidad de su libro: "A través del conocimiento nos podremos liberar de todas estas situaciones y tener la oportunidad de vivir otra etapa que puede ser completamente placentera".