Los agonistas GLP-1, conocidos simplemente como "GLP-1", han sido la familia de fármacos más destacados de los que se han presentado en fecha reciente para tratar la obesidad y ayudar a perder peso. La semaglutida, conocida bajo el nombre comercial de Ozempic, es el más novedoso y estudiado en este campo.
Sin embargo, como todos los tratamientos, estos fármacos no estarían exentos de efectos adversos. Un nuevo estudio publicado en la revista JAMA a cargo de la Universidad de la Columbia Británica (Canadá), sugeriría que fármacos como Wegovy, Ozempic, Rybelsus y Saxenda se habrían asociado con un nuevo perjuicio: afecciones digestivas graves.
Estudio previos ya habían identificado un riesgo de sufrir afecciones médicas graves, como parálisis estomacal, pancreatitis u obstrucción intestinal, en pacientes diagnosticados de diabetes tipo 2 y en tratamiento con GLP-1. Sin embargo, este nuevo estudio sería el primero de gran tamaño a nivel poblacional que habría examinado estos posibles eventos gastrointestinales en pacientes no diabéticos, que toman el fármaco exclusivamente para la pérdida de peso.
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"Dado el amplio uso de estos medicamentos, estos eventos adversos aunque poco comunes, deben ser considerados por los pacientes que están pensando usarlos para perder peso", explica uno de los investigadores, Mohit Sodhi." El cálculo de riesgo variará dependiendo de si un paciente toma estos fármacos para la diabetes, para la obesidad o simplemente para perder peso. Las personas que están sanas pueden estar menos dispuestas a aceptar estos efectos adversos potencialmente graves".
Originalmente los agonistas de GLP-1 se desarrollaron para controlar la diabetes tipo 2, pero su popularidad se ha disparado de forma exponencial durante la última década cuando se empezaron a usar como fármacos para perder peso de forma no autorizada. Llegaron a alcanzar los 40 millones de prescripciones en Estados Unidos durante el año 2022.
Sin embargo, los ensayos clínicos aleatorios que examinaron la eficacia de estos fármacos hasta 2021 no fueron diseñados para detectar eventos gastrointestinales raros debido a los pequeños tamaños de muestra usados y cortos periodos de seguimiento, avisan los investigadores.
Para paliar este vacío de conocimiento, los investigadores de la UBC examinaron los registros y reclamaciones de seguros médicos de aproximadamente 16 millones de pacientes estadounidenses. Se centraron en personas a las que se les recetó semaglutida o liraglutida, los dos agonistas GLP-1 más usados, entre 2006 y 2020. Se incluyeron pacientes con antecedentes de obesidad y se excluyó a aquellos con diabetes o en tratamiento con algún fármaco antidiabético.
Los investigadores analizaron los registros para ver cuántos pacientes desarrollaron una de cuatro afecciones gastrointestinales y compararon esa tasa con los pacientes que usaban otros fármacos para bajar peso, como el bupropion-naloxona. En comparación con este último fármaco, se detectó que los agonistas GLP-1 aumentaban los siguientes riesgos:
- Un riesgo 9,09 veces mayor de pancreatitis o inflamación de páncreas, provocando dolor abdominal intenso, y en ocasiones hospitalización y cirugía.
- Un riesgo 4,22 veces mayor de obstrucción intestinal. Se produciría un impedimento para que los alimentos pasen por el intestino delgado o grueso, dando lugar a hinchazón, calambres, náuseas y vómitos. En ocasiones, se requiere cirugía para revertir este cuadro.
- Un riesgo 3,67 veces mayor de gastroparesia o parálisis estomacal, limitando el paso de los alimentos desde el estómago hacia el intestino delgado, provocando vómitos, náuseas y dolor abdominal.
También se detectó una mayor incidencia de enfermedades biliares, es decir, una afectación de la vesícula biliar. En este caso, sin embargo, no hubo una diferencia estadísticamente significativa con la combinación bupropion-naloxona.
Los investigadores puntualizan que estos eventos son ratos, ya que millones de personas en todo el mundo usan estos fármacos actualmente, pero aún así podrían haber cientos de miles de personas con estas afecciones.
Además, lo "preocupante" para los investigadores es que "estos medicamentos son cada vez más accesibles y, en algunos casos, es fácil adquirirlos por internet sin tener una comprensión completa de su uso y sus potenciales efectos adversos, algo que va directamente en contra del consentimiento informado", advierte Sodhi.
Los investigadores esperan que en el futuro las agencias de regulación y los fabricantes de estos productos actualicen sus etiquetados y advertencias, dado que actualmente no se incluye el riesgo de gastroparesia entre otros ejemplos.