En España se diagnostican aproximadamente 35.000 nuevos casos de cáncer de mama al año, de los cuales un 93-94% se encuentra en estadios iniciales, fase en la que el tumor está localizado y no se ha extendido fuera de la mama o de los ganglios linfáticos de la axila. De estas personas diagnosticadas en estado inicial, 1 de cada 3 que se consideren curadas sufrirán una recaída a lo largo de su vida. Así aparece en el Informe Las Cifras del Cáncer 2023, publicado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
El tipo de cáncer de mama conocido como hormonosensible, y que destaca por ser el más frecuente al afectar al 70% de las pacientes, es en el que se da en un 15% de los casos el alto riesgo de recaída. Aproximadamente el 50% de las recaídas ocurren en los primeros 5 años después de la operación, y el otro 50% en los siguientes 7 y 8 o en incluso 10 años.
Para identificar a aquellas personas que tienen alto riesgo de recaída es imprescindible prestar atención a determinadas características clínicas y/o patológicas que se pueden asociar a una mayor tasa de recurrencias y un peor pronóstico. Para ello, la compañía farmacéutica Lilly ha puesto en marcha, con la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), la iniciativa ‘Cuenta Contigo’, que tiene como objetivo promover el conocimiento, la formación y el autocuidado para que las personas con cáncer de mama con alto riesgo de sufrir una recaída puedan afrontar esta situación de la mejor manera posible.
“La estadística y las probabilidades son algo con lo que cualquier paciente debe lidiar desde el mismo momento en el que les dan un diagnóstico. Pero eso no debe ser una losa vital que merme por completo la moral y limite a la paciente. Creo que quienes tienen más presente las posibilidades de una recaída somos las propias pacientes”, explica Paula González, miembro de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA).
Síntomas y riesgos de reaparición
Detectar el cáncer de mama en estadios tempranos es clave, además de la autoexploración observando si existe la presencia de una masa en la mama, en la axila u otra parte del cuerpo, piel o hueco supraclavicular, siguiendo el programa de screening establecido. Y otros síntomas como la aparición de un drenaje de sangre por el pezón o retracción de la piel, asimetría de las mamas o la denominada piel de naranja. Además, los nódulos detectados suelen ser de consistencia dura, algunos móviles, otros parecen fijos y, por lo general, no suelen doler.
Solo con unos pocos factores se pueden detectar cuáles son las pacientes con alto riesgo de recaída como “la invasión o no de los ganglios de la axila y el tamaño del tumor y su agresividad, que podemos valorar por el grado de diferenciación histológica”, explica el doctor Miguel Gil, jefe del Servicio de Oncología Médica del Instituto Catalán de Oncología de Hospitalet.
Reducir el riesgo de recaída con la adherencia al tratamiento
Tan importante es el diagnóstico temprano como la correcta adherencia al tratamiento a largo plazo tras la cirugía o radioterapia. Normalmente el tratamiento es hormonal y puede durar varios años, desde 5 hasta 10.
Se ha comprobado que la adherencia al tratamiento tras la cirugía es fundamental para obtener el máximo beneficio y completarlo reduce aún más las posibilidades de recaída. Sin embargo, “sabemos que casi un 40% de las pacientes acaba abandonando el tratamiento hormonal complementario a la cirugía. Algunos pacientes sienten que el riesgo ha disminuido y abandonan la terapia”, explica el doctor.
Cabe señalar que “la realidad del cáncer va más allá de la consulta, es algo con lo que debemos convivir, ya que afecta a todas las áreas vitales. Por ello, necesitamos que el sistema facilite una atención multidisciplinar coordinada entre servicios y entidades que sirvan de apoyo a los pacientes, para que, de esta manera, se pueda ofrecer una asistencia más completa. Atención psicosocial, nutricional, fisioncológica… son algunas de las áreas que las pacientes creemos que están más desatendidas a lo largo de todo el proceso.”, explica González.
Así, la adherencia al tratamiento y el diagnóstico precoz son dos factores esenciales para disminuir las probabilidades de la reaparición del cáncer de mama, pero no hay que perder de vista otros factores: “Puede haber una relación entre el sobrepeso y un peor pronóstico y menor supervivencia en cáncer de mama. Por ello, es recomendable llevar una dieta mediterránea, con abundancia de verduras, legumbres y fruta, complementado con pescado, huevos y carne blanca”, concluye el doctor Gil. Un cambio de rutina y ser conscientes de que puede lograrse la curación ayuda al compromiso de la persona que ha padecido cáncer de mama.