Si has tenido la sensación de que cada vez tu médico es más exigente con tu tensión arterial y con tus niveles de colesterol, debes saber que estás en lo cierto. Probablemente, recuerdes que el límite de una tensión alta solía estar en 140/90, pero ahora lo han bajado a 130/80 e, incluso, se aconseja estar en 120/80. El descenso de los límites del colesterol fue, incluso, más agudo hasta llegar a los 200, pero ahora tu médico dice que no te fijes en eso, sino en el LDL, el colesterol malo o, mejor dicho, la lipoproteína de baja densidad.
Para quienes ya han tenido un evento cardiovascular o tienen riesgo de sufrirlo por primera vez, se ha pasado de recomendar una cifra inferior a 100 de LDL a una menor de un 55. Llegar a estas cifras, que antes podían parecer increíbles, es ahora posible gracias a las nuevas opciones de tratamiento. Por eso, oirás a algunas personas decir que esta bajada de los rangos de normalidad en ambas condiciones se debe a un afán de las farmacéuticas por vender más pastillas. Sin embargo, esta decisión tiene mucha ciencia detrás.
"No tiene nada que ver con vender más pastillas", explica Isabel Egocheaga, responsable del Grupo de Trabajo de Cardiovascular en la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). "En el caso de la hipertensión, se recomienda tratar a los pacientes que no tengan riesgo cardiovascular elevado incidiendo en sus hábitos de vida. Con el colesterol no siempre se dan fármacos, hay que poner en contexto los resultados de cada paciente". La médico se refiere a conocer sus hábitos: si fuma, si come sano, si hace ejercicio…
Basado en estudios
"Me imagino que la gente que dice que detrás de la bajada de estas cifras está la industria, lo dirá por algo", sostiene Juan Carlos Obaya, coordinador del grupo de enfermedades cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc). "Pero tanto la gente que elabora las guías de práctica clínica como yo podemos presentar estudios clínicos. Bajar el colesterol LDL por debajo de 55 a personas que han tenido un evento cardiovascular es seguro y reduce la morbimortalidad. El objetivo no es bajar una cifra, sino evitar un segundo evento".
Esto mismo sostiene Egocheaga: los pacientes con patologías —como aquellos que han tenido infartos o ictus previos, que tienen un stent implantado, con arteriopatía periférica o una enfermedad renal crónica— es un perfil que se beneficia de estas fuertes bajadas de LDL, se reduce en gran medida la posibilidad de un segundo evento. Sobre los fármacos que han hecho esto posible, la experta dice que antes sólo se hablaba de estatinas, pero ahora de "tratamientos hipolipemiantes de alta intensidad".
[La caída en desgracia de las pastillas para el colesterol: por qué cada vez se cuestionan más]
"Vamos teniendo tratamientos más potentes que cada vez reducen más el LDL, como los inhibidores de PCSK9 que se inyectan una vez a la semana y reducen un 50% el colesterol LDL con respecto al basal. Esta potente bajada lleva consigo una disminución de los eventos, pero este efecto ya se vio en menor medida con estatinas y con la combinación con ezetimiba", destaca la experta. De la misma manera, Julián Pérez Villacastín, jefe de Cardiología en el Hospital San Carlos y presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) coincide en que estas bajadas están justificadas por evidencia científica: "Decir que detrás está el interés de las farmacéuticas da para una serie de Netflix".
Estatinas por doquier
Según los datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), el consumo de estatinas en España creció hasta un 50% en sólo una década. Una cifra que hizo pensar a algunos expertos si se estaban recetando de más, pero que, al fin y al cabo, los expertos dicen que faltan datos para saber si ha tenido efectos positivos. "Está claro que, a pesar de que los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular son cada vez más frecuentes, su mortalidad desciende poco a poco y pensamos que esto se debe a los fármacos", cuenta Pérez Villacastín. "De todas formas, faltan datos para contestar estas preguntas".
Egocheaga explica que si este boom del consumo de estatinas ha repercutido en menos mortalidad cardiovascular, faltan datos para asegurarlo: "La mortalidad cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en España. Por desgracia, nuestro sistema de salud no tiene muy buenos registros de muerte por enfermedades, aparte del dato crudo de mortalidad del INE". La médico de SEMG, además, que es cierto que durante un tiempo se abusó de las estatinas: "La gente las quería a pesar de tener un riesgo de corto a medio plazo".
Por su parte, Juan Carlos Obaya piensa que este aumento del consumo de las estatinas se debe a una mayor supervivencia entre las personas que padecen un infarto y pasan a ser pacientes crónicos: "Hoy en día la supervivencia a un infarto agudo roza el 85%. El porcentaje de pacientes cardiovasculares crónicos en general también ha aumentado porque se trata mejor, por el envejecimiento de la población, las comorbilidades y la presencia de factores de riesgo", enumera Obaya.
Valores de referencia
En cualquier caso, a pesar de que los rangos de normalidad pueden estar establecidos en guías médicas son, en definitiva, recomendaciones para los médicos. "Los médicos cuentan con ello, pero la medicina consiste en aplicar el sentido común. No tiene nada que ver atender a una señora de 80 años con la cabeza perfectamente y delgada que a un señor que tiene 45 años, es fumador y tiene factores de riesgo. También pueden coincidir pacientes aparentemente similares, pero uno puede tomar estatinas y el otro no", explica Pérez Villacastín.
[Adiós al 'gran problema' de las estatinas: no provocan dolores musculares según un gran estudio]
De hecho, algunos análisis de sangre no incluyen los datos del rango de normalidad del colesterol: es decir, la cifra que no deberíamos superar si no queremos suspender. "Es una reclamación que han hecho los clínicos recientemente, un perfil lipídico en las analíticas que sea accesible para todo el mundo. Hay valores de referencia, como estos, que están obsoletos y los médicos tenemos que andar tachando y señalando a cada paciente cuál es su situación. Ahora preferimos el perfil lipídico a hablar de colesterol, tratamos a una persona en su contexto y no a una cifra", resume Egocheaga.