La Universidad de Barcelona (UB) está investigando la muerte de un bioquímico que investigaba en uno de sus laboratorios la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. También conocida como 'enfermedad de las vacas locas' por afectar al ganado bovino, se trata de un trastorno neurológico mortal, degenerativo y poco frecuente. El fallecimiento del investigador ocurrió en 2022.
Según han confirmado a EFE fuentes de la UB, el centro mantiene abierta una investigación interna para averiguar el origen de miles de muestras no autorizadas que fueron descubiertas en un congelador de su laboratorio 4141. El fallecido trabajaba en estas instalaciones, situadas en la Facultad de Medicina de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona).
El bioquímico empezó a trabajar en el laboratorio en enero de 2018 como investigador principal con grupo propio y logró identificar sustancias características en el líquido cefalorraquídeo útiles en el diagnóstico de demencias rápidas, según El País. Formaba equipo con su esposa, que se incorporó al mismo laboratorio.
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En noviembre de 2020 el científico pidió la baja después de una temporada encontrándose mal. Confirmó con sus colegas que los síntomas que padecía eran compatibles con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, pero les pidió privacidad absoluta y ocultó el diagnóstico. Terminaría falleciendo a los 45 años.
La aparición de muestras no autorizadas sospechosas de líquido cefalorraquídeo de personas con enfermedades neurodegenerativas, entre ellas la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, fue reportada en 2020. El responsable del laboratorio 4141, Isidre Ferrer, lo puso en conocimiento de la Universidad de Barcelona y al Instituto de Investigación Biomèdica de Bellvitge (IDIBELL). El hallazgo se realizó de manera fortuita en un congelador, a 80 grados bajo cero.
Las muestras, que también pertenecían a animales, estaban en un cajón reservado para el grupo del científico fallecido y sin registro de entrada. Tras la comunicación de Isidre Ferrer, la UB decretó el cierre inmediato del laboratorio 4141 y lo descontaminó, según El País, que añade que el suceso ha despertado inquietud entre los investigadores de este centro.
El medio resalta que laboratorio 4141 "no estaba preparado para manejar muestras de alto riesgo biológico". Según fuentes del centro, "ni siquiera tenía campana de bioseguridad". El consorcio público CIBER firmó un acuerdo en 2018 para que el grupo pudiese trabajar con estas muestras peligrosas en el laboratorio de alta seguridad del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CReSA), en Bellaterra.
"Según las fuentes consultadas, no había ningún motivo para tener el material contaminado en el laboratorio 4141, más allá de un hipotético ahorro de tiempo en los experimentos", recoge el diario.
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob es un trastorno cerebral priónico, que puede provocar la muerte en poco tiempo. Se considera degenerativa y poco frecuente, raramente transmisible, aunque se puede contraer por "inoculación o ingestión accidental". Afecta aproximadamente a una persona de cada millón por año en todo el mundo.
Los síntomas iniciales más frecuentes de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob son falta de coordinación muscular, pérdida de memoria y confusión. Estos dos últimos se asemejan a los de otras demencias, como el alzhéimer.
El fallecido era miembro del Instituto de Investigación Biomèdica de Bellvitge, institución que junto al consorcio de investigación biomédica CIBER y la UB están investigando el caso.