El Servicio Ejecutivo de Salud (HSE, por sus siglas en inglés) de Irlanda ha recomendado recientemente a los turistas que viajen a España que tomen precauciones higiénicas puesto que "han aumentado los casos de criptosporidiosis entre los veraneantes que regresan especialmente de Salou". Según las autoridades irlandesas, desde agosto se han notificado 64 casos de esta infección intestinal en personas que habían pasado sus vacaciones en el municipio catalán.
Las precauciones a tomar van desde "no poner hielo en las bebidas" hasta "no entrar en las piscinas si no está de acuerdo con sus normas de higiene", pues se trata de un parásito que se transmite por el agua. A la recomendación de Irlanda se le suma una investigación preliminar con datos referidos a Reino Unido entre el 14 de agosto y el 1 de octubre. En ella, los autores indican que de los casos diagnosticados en individuos que habían realizado un viaje al extranjero, el 46% había estado en España.
"Igual que estos países han detectado casos, en España deberíamos haberlos tenido", señala el profesor de Parasitología en la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Ponce, quien advierte que para conocer el origen de un brote se debe realizar un análisis genético a los afectados: "A falta de datos, explicaciones pueden haber muchas. Podría ser que el origen se encontrara en España, pero también podría haber sido un brote local". Es por este motivo por el que le parece "un poco exagerados" los consejos que se han emitido desde Irlanda.
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Rafael Toledo, catedrático de Parasitología en la Universidad de Valencia, se muestra más tajante al respecto: "La alarma no tiene mucho sentido". Coincide con Ponce en que hace falta más información sobre los contagios para llevar a cabo esta advertencia. "No es algo generalizado porque entonces también estaría afectada población española", apunta Toledo.
Parásito difícil de detectar
El último brote de este tipo causado en España comenzó a principios de septiembre. Se produjo en la comarca de Tarazona (Zaragoza) y llegaron a contagiarse unas 500 personas. El estudio de la Consejería de Sanidad de Aragón confirmó la presencia de ooquistes del Cryptosporidium, el protozoo que provoca la criptosporidiosis, en las aguas del río Quiles, cercano a la zona afectada. "Es un parásito muy difícil de detectar microscópicamente debido a que es muy pequeño", explica Toledo, "mide del orden de cuatro a siete micras".
"Raro sería que todos los turistas de Irlanda y Reino Unido hubieran venido a Zaragoza", desliza Ponce. Los especialistas consultados por EL ESPAÑOL sospechan que los contagios de estos individuos —a diferencia de los de Aragón, ocasionados en aguas no potables— podrían haberse producido en aguas recreativas.
"De ser así, estaríamos ante un fallo en una zona concreta donde se debería mejorar el control de las aguas. Pero son casos contados y la mayoría de las veces funcionan correctamente", defiende Toledo. No obstante, existe la posibilidad de contagio en piscinas ya que la pared de los ooquistes del Cryptosporidium es gruesa y eso le hace resistente al sistema de cloración de agua. "No es un parásito que no podamos controlar", aclara el catedrático de la UV.
Toledo considera que cualquier hecho anómalo que tenga relación con enfermedades infecciosas se sobrerreacciona después de la situación vivida con la Covid-19. "La incidencia acumulada de criptosporidiosis tuvo un pico en 2018 y no nos enteramos de los brotes, como sí ha ocurrido con el de Zaragoza. Hoy en día tenemos la sensibilidad muy a flor de piel", denuncia el profesor.
El Ministerio de Sanidad, sin embargo, ha reaccionado ante los avisos de Reino Unido e Irlanda activando un grupo de trabajo para mejorar la vigilancia de este protozoo, según ha informado Agencia EFE. Tras esta decisión, también se encuentran los contagios notificados en nuestro país por este parásito intestinal asociado a piscinas y aguas recreativas: en los últimos nueve meses casi se han cuadruplicado (más de 3.000 hasta el 19 de septiembre de 2023, frente a los 805 detectados el pasado año, según han comunicado las autonomías a Sanidad.
Puede causar la muerte
Toledo afirma que es un parásito que se ha dejado de lado porque en personas inmunocompetentes provoca una enfermedad intestinal muy leve y autolimitante con diarrea y dolores abdominales. También se pueden presentar náuseas, vómitos, fiebres, dolor de cabeza y pérdida del apetito. Esta es una de las razones por las que la cryptosporidium no suele notificarse: "La mayoría de las personas son asintomáticas o tienen síntomas muy leves que pueden durar dos días. Esto hace que algunas personas lo achaquen, por ejemplo, a la comida".
"Ahora bien, si tienes problemas en el sistema inmune, podría llegar a ser mortal", añade Ponce, "aunque siempre dependerá del estado de salud de cada individuo". La vía de transmisión del Cryptosporidium es el agua, por lo que cuando aparece, lo hace como brotes muy abruptos. Uno de los más letales se dio en 1993 en Milwaukee (Wisconsin, Estados Unidos), donde causó al menos 69 muertes y afectó a unos 400.000 casos, según las estimaciones.
En España, en cambio, no se han registrado fallecimientos a raíz de esta infección intestinal en los últimos años. En 2020, de hecho, no se notificó ningún brote de criptosporidiosis. En 2019 sí que se produjeron un total de tres brotes por Cryptosporidium. La Comunidad Valenciana notificó dos brotes y Canarias, uno. Pero "no hubo fallecidos entre los casos", como señala el último informe de vigilancia epidemiológica de la Criptosporidiosis, elaborado por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) y el Instituto de Salud Carlos III.