Unos jóvenes manejando el móvil.

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Salud

La batalla por prohibir el móvil hasta los 16 años: por qué no es tan buena idea como piensas

Padres y madres se están uniendo para consensuar una adolescencia sin móviles. Los expertos desaconsejan demonizarlo y desmontan mitos.

14 noviembre, 2023 02:34

El Black Friday y las navidades son un campo de minas para los padres de un preadolescente. El paso de la primaria a la secundaria implica la temida pregunta: ¿para cuándo el móvil? Y la fiebre consumista de las últimas semanas del año, con anuncios y ofertas por todas partes, suponen una dura prueba para los progenitores preocupados por los potenciales riesgos del objeto que mejor resume el siglo XXI.

Para hacer frente a esta presión social, numerosos padres se han unido en grupos de Whatsapp y Telegram —no, no es una ironía— con la intención de revertir la situación. Si parece una ley no escrita que el niño o la niña tengan su primer móvil a los 12 años, en estos grupos la opinión es casi unánime: hay que retrasarlo hasta los 16.

Se apoyan en el alarmismo de expertos como Francisco Villar, psicólogo en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. El preocupante descenso en la salud mental de los adolescentes se achaca en gran parte al efecto pernicioso de las nuevas tecnologías, aunque hay hipótesis que apuntan a otros factores.

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Sin embargo, en la relación entre móviles y adolescentes hay muchos mitos, una notable exageración de sus efectos y una demonización no justificada: el smartphone es una herramienta y puede ser tan perjudicial como beneficiosa, todo dependerá del uso que se le dé.

"Yo quería retrasar el uso del móvil. Le pilló el cambio de la primaria a la secundaria y llegó un momento en que mi hija se quedaba fuera. Toda la vida social de su grupo de amigos se hacía a través del móvil".

José César Perales es, además de un psicólogo experto en adicciones comportamentales (las que no se basan en una sustancia) de la Universidad de Granada, padre de una niña de 13 años.

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"Le dejábamos nuestro móvil para que no se quedara descolgada, pero llegó un momento en que era imposible. A título personal, he visto que prohibirle el uso a una chica de 13 o 14 años cuando una parte de su vida social se desarrolla a través de estos instrumentos, más que ahorrarle problemas se los está causando".

El primer mito que Perales desmonta es el de la adicción al móvil. "Formalmente, no está caracterizada como un trastorno mental". Hay muchos estudios sobre el tema "pero siempre por analogía: tomas los criterios diagnósticos de las adicciones y los aplicas al uso del móvil. El problema es que ese razonamiento tiene sus fallos".

El psicólogo es claro. Quitando los juegos de azar y apuestas, "no hay evidencia científica contrastada de que el resto de actividades —redes sociales, videojuegos, pornografía— genere adicción".

Móviles y salud mental adolescente

¿Qué hay de sus efectos en la salud mental? Las redes sociales pueden generar un mundo demasiado perfecto con el que compararse, de cuerpos físicamente perfectos y diversión permanente que puede afectar la autoestima de chicos y chicas en proceso de consolidar su propia personalidad.

"Pero eso no quiere decir que una cosa cause la otra: las personas con problemas hacen más búsqueda de esos contenidos, están comparándose más con otras personas".

De hecho, los principales estudios sobre móviles y salud mental concluyen que, de haber una relación, esta es muy pequeña. Un trabajo reciente publicado en Nature Mental Health partiendo de los datos de 12.000 adolescentes británicos señalaba que, pese a que había cierta asociación con problemas de concentración en niñas, el uso de redes sociales es uno de los factores que menos influyen en la salud mental de los adolescentes.

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Otro estudio, publicado el mes pasado en Computers in Human Behavior y basado en 810 entrevistas a chavales noruegos de entre 10 y 16 años, concluía que la frecuencia de escribir en redes sociales o dar 'likes' no se asociaba a síntomas futuros de ansiedad o depresión, ni la presencia de estos impactaba en el uso diario de redes sociales.

Una revisión de estudios publicada el año pasado en Current Opinión in Psychology concluía que la mayoría estimaban una relación débil o inconsistente entre ambos conceptos. Más atrás, en 2020, un análisis de datos sociales a gran escala aparecida en Nature Human Behaviour observó que la tecnología digital podía explicar, como mucho, un 0,4% de las variaciones en el bienestar de los adolescentes.

"Demonizar el móvil es bastante absurdo", afirma Perales, que ofrece un importante matiz: "Puede ser una vía para el ciberacoso y el acceso a contenidos inapropiados para la edad del  niño o la niña, pero va a depender del uso que se le dé". De hecho, aunque su hija tiene móvil, no tiene acceso a redes sociales de momento y la descarga de apps requiere un control parental.

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La idea principal que defienden de los expertos consultados por EL ESPAÑOL es que no se trata de una cuestión de 'móvil sí, móvil no' sino de guiar al adolescente hacia un uso adecuado del mismo.

"Nuestros hijos son nativos digitales pero no tienen el conocimiento, la formación o las competencias adecuadas para hacer un uso seguro, responsable y saludable de la tecnología", comenta Laura Cuesta Cano, profesora de Comunicación, Márketing Digital y Medios Sociales de la Universidad Camilo José Cela y experta en el uso seguro de las pantallas.

"Muchas veces ponemos el foco en las redes sociales, pero no nos preguntamos qué estamos haciendo los padres, si seguimos con las mismas actividades que antes cuando eran pequeños. Tenemos que proponerles cosas, no dejar la responsabilidad en el menor para que él solo se desconecte porque piensa que lleva mucho tiempo con el dispositivo".

Gurús tecnológicos y pantallas

Cuesta es autora de Crecer con pantallas, un libro donde ofrece consejos y reflexiones tanto para los familiares del adolescente como para los docentes. "Tienen que entender que la socialización hoy en día no es como hace 20 o 30 años. Los niños no están todo el día jugando en la calle, su forma de comunicarse es a través de canales digitales".

Recuerda el mito de que los gurús de Silicon Valley tienen prohibidas las pantallas a sus hijos. "Muchos los llevan a colegios Waldorf, donde no hay pantallas, pero no es cierto que ellos prohíban la tecnología. Lo importante no es cuántas horas de pantalla lo usan sino qué contenidos están consumiendo".

Cuesta señala que el principal peligro del uso de móviles es todo lo que está relacionado con la ciberseguridad, la privacidad y la protección de la persona y la familia, y por eso es importante educar a los hijos en el uso responsable del móvil.

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"Si no les hablamos de los peligros de hacer clic en cualquier enlace pueden acabar siendo víctimas de phishing o malware, o aumentando la posibilidad de que haya personas que hagan grooming [cuando un adulto se hace pasar por un menor chantajear con fines sexuales a otros menores]".

No todo son peligros: como herramientas que son, los teléfonos móviles pueden tener también efectos beneficiosos. El uso de redes sociales puede ser positivo para la salud mental cuando se refuerzan vínculos con nuestros seres queridos.

Más allá del scroll infinito, también sirven para profundizar en el ocio, "temáticas o hobbies que previamente le spueden gustar: la música, el deporte, pintar... El mundo digital puede servir para que los adolescentes sean mucho más creativos".

Si después de leer esto, usted sigue haciéndose la gran pregunta, ¿cuándo es el momento adecuado para darle un móvil a un niño o un adolescente?, la respuesta es que no hay una edad concreta para hacerlo.

"La edad ideal la van a definir las características de la familia y la responsabilidad del menor", explica Cuesta. "¿Podemos tener la implicación necesaria para cuidar a nuestros hijos? ¿Tenemos tiempo para ello?" Pero también. "¿Cuesta que sean responsables para ponerse a hacer los deberes, las tareas domésticas, etc.? Si es así, hay que retrasar un poco la disposición de la tecnología".