"Me quiero ver bien por dentro" o "Yo también tengo ansiedad" son algunas de las frases que adornaban las paredes de La Llorería, una galería temporal afincada en Madrid durante el otoño de 2021 y que pretendía, según decían, romper tabúes sobre la terapia. "Ir al psicólogo está de locos", rezaba otro de sus eslóganes. La sala era una muestra más de la desmitificación de la salud mental, un proceso que los profesionales vienen percibiendo desde tiempo atrás, sobre todo a raíz de la pandemia de la Covid. La tónica general es la de celebrar este hecho, pero también hay quien apunta a los efectos negativos que trae consigo: mercantilización y proliferación de la llamada psicología pop.
Según un informe sobre las tendencias de mercado de la terapia online, se espera que el negocio pase de los 7.670 millones de dólares que facturó en todo el mundo en 2022 a 9.620 en 2023. Es un crecimiento de 2.000 millones en sólo un año y las predicciones hablan de un suma y sigue. Por ejemplo, según los datos que figuran en el registro mercantil, la empresa que engloba Therapychat (ahora Therapyside), la creadora de La Llorería, tiene un rango de ventas entre 0,6 y 1,5 millones de euros.
"Mi mayor preocupación en este momento es que estas empresas promueven y se benefician de lo que considero una cultura (psico) terapéutica malsana. Una cultura que patologiza la angustia normal y presenta la terapia como la solución a todos los problemas", sentencia un artículo al hilo del informe sobre la terapia online. La escritora, Freya India, denunciaba incluso todos los anuncios que había visto en los últimos días sobre que BetterHelp (una empresa que se promociona como "el servicio de terapia más grande del mundo") se había asociado con el gobierno israelí para ofrecer seis meses de terapia gratuita a los afectados por la guerra.
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"No es cuestión de que todo el mundo vaya al psicólogo. Tiene que ir quien lo necesite", responde Luis Valero, catedrático de Psicología en la Universidad de Málaga, cuando se le pregunta por la famosa frase Todo el mundo debería ir al psicólogo. "Yo soy de la opinión de que sólo hay que ir al psicólogo cuando haga falta", coincide Victor Amat, también psicólogo y docente en instituciones como el Institut Català de Salut. El profesional, de hecho, acaba de publicar Autoestima Punk, cómo acabar con la autoestima happy flower, donde denuncia "la trampa" que esconde esta mercantilización de la salud mental y la felicidad.
La jugada del mercado
La trampa la resume con la siguiente frase: "Si te inventas una enfermedad, podrías inventar su cura y con ello forrarte". Viene a decir que, en un momento en el que las condiciones de vida (incremento del precio de la vivienda, subida del costo de los alimentos o alto índice de paro juvenil) generan más y más angustia, el mercado ha aprovechado el problema para llevarlo al ala de la salud mental. "Hay una confusión entre lo que serían los problemas de salud mental y lo que son problemas meramente políticos, pero la burbuja de la felicidad nos ha llevado a creer que ser feliz es responsabilidad nuestra y ha desactivado la queja social. Encima, si tienes un problema, lo solucionas tú pagando un psicólogo", explica Amat.
Aunque los niveles todavía distan de equipararse, los expertos temen que el fenómeno del Big Pharma (aka, benzodiacepinas) llegue algún día a ser el del Big Therapy. La falsa ilusión de que una pastilla resuelve todos los problemas podría ser conmutada por la de que todo se arregla en terapia. "La terapia es tremendamente útil en algunos casos, pero también es tremendamente inútil en otros. Hay sufrimientos que no desaparecen por ser resignificados", expresa el libro Malestamos, escrito por el psicólogo Javier Padilla y la psiquiatra Marta Carmona. En su entrevista con este diario, Carmona hablaba precisamente de este nuevo negocio de la salud mental. "El sufrimiento psíquico se mercantiliza y hay quien se ha hecho rico con ello", fue una de sus frases.
Aun así, personajes públicos, como actores, comentaristas e influencers, persisten una y otra vez en entrevistas o a través en redes sociales en la idea de que todo el mundo debería ir al psicólogo. Sólo poniendo el #SaludMental en Instagram, se aprecian más de 7,5 millones de publicaciones. "Ahora esto es un tema de moda y está llevando a un problema muy grave, porque como el mercado está creciendo y necesitan abarcar más, acaban ofreciendo servicios no cualificados y empeoran a la gente. Es casi peor el remedio que la enfermedad", afirma Amat.
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El experto tampoco deja escapar la vertiente del negocio de la felicidad. Así es como llega la denominada psicología pop, un término que ha surgido para englobar a todos aquellos gurús que prodigan a través de talleres o libros de autoayuda el camino para alcanzarla. "Si quieres ser feliz, no leas libros de autoayuda", ironiza Valero. A pesar de la advertencia, según estudios sobre tendencias literarias, este género vende a día de hoy casi un 40% más que antes de la Covid.
La psicología Mr. Wonderful
Valero ha escrito varios trabajos que versan sobre la mercantilización en Psicología. Incluso denuncia que llega a darse dentro de la propia producción académica y la universidad. "Esta mercantilización resulta más negativa al haberse extendido a la propia universidad, que supone que defiende la objetividad y la investigación científica, pero en determinados momentos busca también los máximos beneficios económicos, atrayendo a grandes best-sellers o temas de moda para realizar cursos de verano, de experto o másteres sin tener en cuenta que los contenidos explicados sean o no científicos".
Y, volviendo al hilo de la felicidad, expone: "Se están utilizando todas las técnicas de marketing para vender cualquier cosa que suene a Psicología. Se reafirman conceptos familiares de mente-cuerpo, del poder de la voluntad, del si-quieres-puedes, del cerebro como causa de la felicidad individual, etc.". Le apena el impacto que esto puede tener luego en la gente.
Escuchando sus palabras es inevitable que resuene en la cabeza la marca Mr. Wonderful, una firma que según informa Business Insider facturó en 2021 26 millones de euros gracias a frases como "Nunca tires la toalla, si no es en la playa". Aunque la marca no tiene nada que ver con la Psicología, su constante abogo por lo positivo ha servido para acuñar el término psicología Mr.Wonderful, la cual, por cierto, está más que denostada por la Ciencia.
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Según un estudio publicado por Nature, en los países más felices del mundo hay personas más infelices que en aquellos con menor índice de felicidad. ¿Por qué? Por la presión social de tener que sentirse bien. Es otra de las trampas de la mercantilización de la salud mental.
Dicen que las modas son pasajeras. Si la de la salud mental ha venido para quedarse, nadie lo sabe. Valero, mientras, pide que se ponga el foco en la necesidad de psicólogos en Atención Primaria, que disciernan si la persona necesita o no de verdad ayuda y que, en el caso de precisarla, se haga por profesionales desde la sanidad pública. Todavía recuerda como hace 15 años en la Universidad de Málaga abrió un correo electrónico gratuito para que todas las personas que requieran ayuda escribieran. "Muchas veces, la persona se tranquilizaba con saber que lo que le pasaba era algo normal", recuerda.
Amat bromea: "No soy pitoniso". Lo que sí puede es hacer una valoración del ahora y, paradójicamente, hablando de feliz, suena muy triste: "Vivimos en unos tiempos en los que la insatisfacción es grande y nuestra sociedad nos obliga a esforzarnos para convertirnos en seres de luz".