El maestro y escritor Miguel López, más conocido como El Hematocrítico, falleció este lunes 27 de noviembre. Según ha trascendido, se encontraba en su domicilio cuando sufrió una parada cardiorrespiratoria. Los intentos de reanimarlo no dieron resultado y murió poco después. A sus 47 años, ha sido víctima de un evento poco frecuente pero cada vez más presente en la sociedad española: un infarto de miocardio de incidencia temprana.
Así lo constata una publicación realizada en nuestro país y enmarcada dentro del proyecto MONICA, el estudio de la OMS sobre la salud cardíaca de la población mundial. Según señala, durante el tiempo de estudio (1985-1997) se constataron tasas crecientes de infarto agudo de miocardio entre los 35 y 65 años, una franja de edad poco habitual en esta enfermedad.
"Entre los 40 y 45, incluso entre los 55 y 60, es una edad joven para tener un infarto", explica a EL ESPAÑOL Manuel Anguita, cardiólogo en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba y portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
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De hecho, la Sociedad presentaba hace unos años en su congreso anual otra investigación mucho más reciente y que alertaba de la misma realidad. "El infarto en jóvenes cada vez es más frecuente", sostenían sus autores, que habían recopilado casos entre 2010 y 2021 en el Hospital Universitario Virgen Macarena. "Es algo que está aumentando en todos los hospitales", confirma Anguita.
'Enfermando' desde la infancia
El infarto de miocardio, que viene a ser lo que todo el mundo reconoce como un ataque al corazón, supone la obstrucción brusca del paso de la sangre en alguna de las arterias que van hacia este órgano. Provoca que la parte que estaba siendo alimentada por dicha arteria comience a necrosarse y, si no se actúa a tiempo, la consecuencia última es la muerte.
Mantener en buen estado las arterias es una cuestión vital en esta enfermedad. Ya desde la infancia, en sus paredes comienzan a acumularse grasas, colesterol y otras sustancias, por lo que si no se tiene cuidado, puede llegar el momento en el que se obstruya el paso del flujo sanguíneo.
"Los cambios en el estilo de vida es lo que nos hace sospechar de este incremento de casos", reflexiona el doctor. Sus palabras encajan con una investigación publicada en Nature y que también constató un aumento de dolientes por debajo de los 50. "El estilo de vida en los adultos más jóvenes puede haberse vuelto menos saludable con el tiempo, lo que explica los efectos observados", reza el documento. Anguita, muy tajantemente, señala concretamente a dos culpables: el tabaquismo y el colesterol.
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Con el tabaco, el causante del daño está más que claro. Con el colesterol hay que tener presentes varios: una mala alimentación, en la que primen las grasas saturadas o las grasas trans; sufrir de obesidad, falta de ejercicio y/o el abuso de alcohol.
Por ejemplo, desde EL ESPAÑOL, se ha advertido en más de una ocasión que las cotas de fumadores no bajan en España o que la obesidad es ya uno de los principales problemas de niños y adultos de nuestro país.
También más ictus
La teoría encaja además con un estudio publicado en JAMA Neurology, pero centraba sus datos en el infarto de tipo cerebral. Según desvelaba, el número de casos relacionados con un ictus isquémico agudo casi se ha duplicado entre hombres de 18 a 44 años desde mediados de los 90. Aquí los datos están mucho más claros: ha pasado de un 9% a un 16%.
"Con la gente joven también tenemos que atender a los clásicos factores de riesgo, porque a veces pensamos que los menores de 50 años no tienen hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes, obesidad o sedentarismo", comentaba al respecto para esta sección Susana Arias, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
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Independientemente de cuál haya sido la causa, según indica Anguita, actualmente se puede hablar de dos tipos de infarto: con elevación del ST —un indicador en electrocardiografía— o sin elevación del ST. En jóvenes, es más frecuente el primero, que cuenta con el hándicap de que no da un aviso previo. "Por así decirlo, el primer problema cardíaco que tiene la persona es el propio infarto", resume el portavoz de la SEC.
Afortunadamente, desde hace unos años, en España todos los centros de salud tienen entre sus protocolos el código infarto, que permite reconocer a los profesionales la enfermedad al instante y poner en marcha toda la maquinaria sanitaria.
"La mayoría de las personas que con esta edad tienen un infarto, no sólo no se mueren, sino que después pueden hacer una vida normal", presume el profesional de todos los avances conseguidos en esta materia. Según estima, hasta en el 90% de los casos el paciente consigue salir indemne. Para ser más concretos, según la SEC, la mortalidad es del 6,9%.
La atención temprana es vital para ello. Por eso, se insta a tomar conciencia a la población de que existe la posibilidad de que el infarto se presente por debajo de los 60. "Es raro que se presente, pero es cierto que está aumentando. Si a una persona joven le duele el pecho, es mejor pasarse que quedarse corto. Actuar a tiempo te puede salvar la vida y hacer una vida completamente normal", termina Anguita.