Cada invierno, España hace frente a una nueva ola de gripe. Bien entrados en diciembre, los informes que emite semanalmente la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica advierten de que estamos en el punto más álgido de hospitalizaciones por la enfermedad en lo que va de 2023. Las bajas tasas de mortalidad en nuestro país indican que la mayoría superará el trance sin problemas, aunque una nueva investigación publicada en The Lancet Infectious Diseases señala que las consecuencias negativas pueden llegar mucho después.
"Nuestro estudio demuestra que hay un elevado número de muertes y una gran pérdida de salud después de ser hospitalizado por Covid-19 o gripe estacional", apunta Ziyad Al-Aly, epidemiólogo de la Universidad de Washington y autor principal del trabajo. "Muchas personas piensan que han superado la gripe tras recibir el alta, pero nuestro estudio demuestra que pueden desarrollar enfermedades de larga duración", prosigue.
Desde que comenzara la pandemia de la Covid-19, han surgido numerosas investigaciones que han indagado en las consecuencias a largo plazo de esta infección. Daños cardíacos, pulmonares y mayores tasas de muerte son algunas de las descritas. Sin embargo, los efectos a posteriori de la influenza estacional han pasado más desapercibidas.
"Hace cinco años no se me habría ocurrido la posibilidad de examinar la posibilidad de una gripe prolongada. Es una lección importante que hemos aprendido del SARS-CoV-2", continúa el epidemiólogo.
Sospechas previas
Meses atrás, otro estudio publicado en la misma revista demostraba que más allá de la Covid, otras infecciones respiratorias podrían llegar a prolongarse más de cuatro semanas. "A nosotros no nos resulta extraño, pero es cierto que antes de la Covid no éramos tan conscientes de ello como lo somos ahora", comentaba a EL ESPAÑOL Rosario Menéndez, directora del programa de investigación de infecciones respiratorias de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
La novedad de este estudio es que ha examinado los daños que puede llegar a causar la enfermedad a largo plazo en los pacientes más vulnerables. Según discierne, aquellos que habían sido hospitalizados por gripe, en los 18 meses posteriores a la infección, tuvieron mayor riesgo de muerte, reingreso hospitalario y más problemas de salud.
"El riesgo para la salud fue mayor después de los 30 días de infección", describe Al-Aly. "La gripe prolongada es un problema de salud mucho mayor que la gripe", sentencia.
Casi todos los pacientes examinados —una cohorte de casi 11.000 personas hospitalizadas por gripe entre 2015 y 2019— presentaron problemas de salud a largo plazo después de recibir el alta. Estos incluían daños cardiovasculares, gastrointestinales, neurológicos y de salud mental, aunque lo que más destacaban eran los daños pulmonares.
Precisamente un estudio presentado el pasado mes de octubre, realizado en España y dirigido por el catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos Ángel Gil, revelaba la gran carga hospitalaria que tiene esta dolencia a la larga. Por cada hospitalización codificada con un diagnóstico específico de gripe, se estimaron 3,8 hospitalizaciones adicionales debido a problemas cardiovasculares y respiratorios relacionados.
"Cuando alguna persona fallece, difícilmente se registra como una muerte por gripe. Con frecuencia se registra con el código de alguna de las enfermedades de base que tenía el paciente. En nuestro estudio, se hace una búsqueda más exhaustiva de la presencia de gripe en estos pacientes, bien en el momento de la muerte o si había tenido un antecedente cercano en el tiempo", declaraba el profesional al respecto.
Exceso de mortalidad
La gripe misma puede causar la muerte a las personas más vulnerables por los problemas de respiración y deshidratación que puede ocasionar, aunque no es lo más habitual. La mayoría de fallecimientos se producen por complicaciones que genera la enfermedad. Sin embargo, la inflamación relacionada con la enfermedad puede afectar a otros órganos, al igual que lo que se había observado con la Covid, y causar patologías asociadas con mayor riesgo de mortalidad.
Concretamente, durante el periodo analizado por Gil en su estudio (2008-2018), se estimó una tasa de 27,7 muertes por cada 100.000 habitantes relacionadas con la gripe. La mayoría por complicaciones respiratorias y cardiovasculares. El número total de muertes excesivas en el periodo de estudio fue de 74.694, 68.484 de ellas en pacientes de más de 65 años.
"Antes de la pandemia, tendíamos a menospreciar la mayoría de las infecciones virales por considerarlas algo intrascendentes: 'te enfermarás y lo superarás en unos días'. Pero estamos descubriendo que no es la experiencia de todos. Algunas personas terminan con problemas de salud graves a largo plazo. Necesitamos concienciarnos de esta realidad y dejar de trivializar las infecciones virales y comprender que son las principales causas de enfermedades crónicas", alecciona el investigador.
La vacuna se presenta como la mejor herramienta para evitar estas complicaciones a la larga. Según los últimos datos del Ministerio, de 60 a 64, sólo la ha recibido un 36% de la población. Más alto es el 64% para mayores de 65 y el 67% de mayores de 75. Sin embargo, las tasas no se acercan al objetivo del 75% que fijó Sanidad.
Esto es un problema que lamentan desde la Asociación Española de Vacunología. Al igual que con el neumococo, consideran que es por algo multifactorial, aunque juega un gran peso el no ser suficientemente conscientes de peligros como los que ha descrito esta nueva investigación.