La soledad no deseada es uno de los mayores males de nuestra sociedad. No sólo por los daños que produce en la esfera psicológica, sino por toda la evidencia reciente que se acumula sobre sus perjuicios en la salud física. Un estudio publicado hace un año en la revista Aging-US confirmaba que estar solo o infeliz acelera el envejecimiento más que fumar. Recientemente, otro alertaba sobre su relación con el párkinson y el deterioro cognitivo relativo a la enfermedad. No obstante, puede que haya una escapatoria.
Respecto a esto último, una nueva investigación publicada en JAMA Network ha encontrado un vínculo positivo entre tener una mascota y un menor deterioro cognitivo asociado a la soledad no deseada.
Realizada con más de 7.900 participantes mayores de 50 años, sus hallazgos concluyen que la tenencia de animales domésticos se asocia con un deterioro más lento de la memoria y la fluidez verbal. Si bien, esto sólo es aplicable a los adultos de la muestra que vivían sin compañía, por lo que la principal hipótesis de los investigadores guarda relación con los problemas que ocasiona la soledad no deseada.
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"Los adultos mayores que viven solos tienen un alto riesgo de desarrollar demencia y vivir solo no es algo que se pueda cambiar fácilmente", apunta el escrito. "Por eso, vale la pena señalar que nuestros hallazgos sugieren, de una manera preliminar, que tener una mascota podría anular dicha asociación", prosigue.
Evidencia previa
El estudio se ha realizado de manera observacional y, como los propios autores reconocen, existen distintas limitaciones para tomar todo lo dicho al pie de la letra. No obstante, invitan a la comunidad científica a realizar ensayos clínicos aleatorizados que confirmen el efecto protector para el cerebro de convivir con un animal de compañía.
Mientras, en su favor juega que ya existe evidencia previa que ha explorado esta idea. El primero, publicado en Scientific Reports, comprobó que los adultos mayores que tienen mascotas —en este caso se centraba más en perros— tienen un menor deterioro cognitivo en la vejez en comparación que aquellos que no lo tienen.
En ese caso, los resultados también podrían ir en la línea del trabajo físico que supone el vivir con un perro, ya que comprobó que el efecto protector era mayor en aquellos que pasean regularmente con ellos.
No obstante, otro trabajo publicado en Journal of Aging and Health en 2022 constató que los mayores de 65 que habían tenido mascota durante más de cinco años —fuese la que fuese— también tenían puntuaciones cognitivas más altas en comparación con aquellos que no.
"La socialización está vinculada a una mejor salud mental, lo que tiene una asociación positiva con estas enfermedades", explicaba a EL ESPAÑOL Bryan Strange, director del Laboratorio de Neurociencia Clínica de la Universidad Politécnica de Madrid.
Sus palabras van en referencia a que la depresión está catalogada como una factor de riesgo para el desarrollo de demencia, aunque según dilucidaba, las relaciones sociales parecen tener un efecto protector en el cerebro en general: "En nuestras investigaciones, hemos encontrado en España más grupos de superenvejecedores —personas que a los 80 tienen un cerebro de 50— que en otros lados y nuestra hipótesis es que aquí la vida es mucho más sociable que en otros países, pudiendo esto marcar la diferencia".
Un motivo (todavía) desconocido
Así las cosas, este 2023 se publicaba una investigación en la revista PLOS ONE que aseveraba que la sensación subjetiva de soledad y la falta de apoyo social influyen en el desarrollo de demencia.
El problema es que ninguno de los trabajos mencionados ha sido capaz de encontrar el motivo por el que la soledad no deseada influye en el desarrollo de trastornos neurodegenerativos. De momento, se apunta a que las personas que suelen experimentar este problema tienden hacia comportamientos perjudiciales para la salud, como puede ser el sedentarismo.
Encontrar la causa y soluciones se presenta como una cuestión importante. La propia OMS se ha manifestado al respecto: "El aislamiento social y la soledad se reconocen cada vez más como un problema de salud pública prioritario". "El efecto del aislamiento social y la soledad sobre la mortalidad es comparable al de otros factores de riesgo bien establecidos, como el tabaquismo, la obesidad y la inactividad física", advierte el organismo.
Los nuevos hallazgos, publicados en una revista estadounidense, alertan del problema que supone la soledad no deseada para dicho país, pero España no se queda atrás. Los últimos datos de El Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada indican que un 10,9% de los españoles se ha sentido solo en el último año.
Como puntualización, el abandono de animales en nuestro país es otro serio problema, con 288.000 perros y gatos recogidos en los albergues sólo durante 2022. Por eso, no está de más recordar que adoptar una mascota también conlleva responsabilidades. No pueden ser un mero parche para paliar el problema de la soledad.