El preso Kenneth Eugene Smith ha sido la primera persona del mundo en ser ejecutada con gas nitrógeno. Se trata de una forma de asfixia que nunca antes se había empleado en una ejecución. Sí que se había utilizado anteriormente en animales. Aunque en estos casos —a diferencia de lo que ha ocurrido con Smith— se había aplicado la sedación previa.
El nitrógeno es un gas que provoca un gran sufrimiento al reo, pese a que el estado de Alabama defiende que el método es el "más rápido e indoloro que jamás se ha conocido". La Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas instó a mediados de este mes al estado del sudeste estadounidense a detener la ejecución ya que la equiparaba con la tortura y violaba los principales tratados internacionales de derechos humanos.
Según el protocolo publicado por los funcionarios de prisiones de Alabama, a Smith, que había sido condenado por un asesinato con arma blanca en 1988, se le ha obligado a respirar únicamente nitrógeno a través de una máscara. De esta forma, se le priva a su cerebro y al resto de sus tejidos de oxígeno.
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El nitrógeno, en realidad, es un gas incoloro e inodoro que constituye aproximadamente el 78% del aire inhalado por los seres humanos. Pero con el método de la hipoxia (que se refiere al estado de insuficiencia de oxígeno en el organismo) la persona respira sólo nitrógeno, por lo que en pocos minutos se encuentra en estado de inconsciencia.
Tal y como explica The New York Times, muchos expertos comparan este método con colocar una bolsa de plástico sobre la cabeza de alguien. Aunque en este caso el individuo estaría inhalando dióxido de carbono, y no nitrógeno.
50 muertes por hipoxia
Se trata de la primera vez que se utiliza nitrógeno en una ejecución. Sin embargo, el médico australiano Philip Haig Nitschke reconoció al citado medio estadounidense que había presenciado unas 50 muertes por hipoxia de nitrógeno. Nitschke es fundador de la empresa Exit International, con la que ha desarrollado una cápsula de suicidio asistido para aquellos pacientes que así lo requieran. Este médico también lleva años abogando por el derecho a la eutanasia. En su país, esta práctica no fue legal hasta 2022.
Lo cierto es que no existen apenas estudios que hayan analizado el impacto del nitrógeno en humanos. La mayoría de las publicaciones que existen versan sobre la exposición al nitrógeno en accidentes industriales que mataron a trabajadores.
En 1963 se realizó un experimento para comprobar el efecto de la hipoxia en tres voluntarios que no presentaban ningún problema de salud. "La mayoría de ellos tuvo convulsiones a los 15 ó 20 segundos de respirar nitrógeno", explica el doctor Joel Zivot, profesor de la Facultad de Medicina de Emory (EE.UU.), al New York Times.
Los funcionarios de prisiones de Alabama han reconocido que no se le ha dado comida a Smith desde las 10 de la mañana del jueves (la muerte del preso se certificó a las 20.25, hora local). Y es que al inhalar nitrógeno, existe la posibilidad de que el individuo vomite y de esta forma se afloje el precinto de la máscara que le ponen. Esto permitiría la entrada de oxígeno, diluyendo el nitrógeno.
Hay veterinarios que han dejado de utilizar nitrógeno para realizar la eutanasia a los animales porque mostraban graves signos de angustia. En algunos casos se aplicaba la sedación previa. Esto no es posible en humanos puesto que implicaría la intervención de un médico. La ética médica prohíbe a los médicos y otros profesionales sanitarios ayudar en una ejecución. Es por este motivo por el que las inyecciones suelen ser administradas por personal penitenciario sin experiencia, como denuncia Zivot.