El cáncer de mama sigue siendo el más incidente en mujeres. Según el informe Las cifras del cáncer en España, en 2023 se han diagnosticado unos 35.000 nuevos casos, cifra que los expertos vaticinan seguirá escalando con el paso de los años. Afortunadamente, en el otro lado de la balanza, el dato de mortalidad se va reduciendo cada vez más, gracias a los avances en detección, tratamiento y clasificación.
Cáncer de mama es el término general con el que referirse a un amplio conjunto de tumores, muy distintos entre sí, en realidad. Hasta hace no mucho, todos se trataban por igual, pero poco a poco se ha ido aprendiendo que cada uno se puede beneficiar de distintas terapias dirigidas a grupos de pacientes con características particulares. Es el caso del cáncer de mama con receptor de estrógeno positivo (RE+) y HER2 negativo localmente avanzado o metastásico, para el que la Comisión Europea acaba de aprobar un nuevo tratamiento.
La primicia de esta terapia es que viene guiada por un biomarcador, la mutación ESR1, que está presente hasta en un 40% de los casos de cáncer de mama avanzados o metastásicos RE+/HER2 negativo. Éste es un factor conocido de resistencia a la terapia endocrina estándar, lo que hace que estos tumores sean más difíciles de tratar.
Cuando un cáncer es hormonodependiente, como es el caso de todos los RE+, significa que las células cancerosas se aprovechan de las señales hormonales, en este caso de los estrógenos, para poder crecer. Lo que se hace en este tipo de tumores es o bien bloquear la producción de estrógenos en el cuerpo o los efectos del estrógeno en las células del cáncer de mama, para así evitar su crecimiento. El problema es que la mutación ESR1 interfiere para mal en los efectos de esta terapia.
Peor evolución clínica
"En las pacientes con cáncer de mama luminal (dependiente de receptores hormonales) metastásico sabemos que la progresión o la resistencia al tratamiento antiestrogénico depende en un porcentaje importante de los casos de la adquisición de una mutación en un gen, el ESR1, asociándose a una peor evolución clínica", explica Federico Rojo, jefe del Departamento de Anatomía Patológica de la Fundación Jiménez Díaz.
El nuevo fármaco tiene como misión, precisamente, el tratamiento en segunda línea de estas pacientes, pero la cuestión es identificar qué personas son portadoras de la mutación. Aquí, España tiene mucho que decir.
La Fundación Jiménez Díaz se ha convertido en líder de un proyecto para encontrar este biomarcador a partir de biopsia líquida. "Se trata de un proyecto de alcance internacional liderado por la Fundación Jiménez Díaz, único centro español participante", prosigue Rojo. A lo largo de 2024, se unirán laboratorios de Reino Unido, Bélgica, Italia y otros países de la Unión Europea.
En el cáncer, una biopsia líquida permite identificar biomarcadores que detecten mutaciones como la del gen ESR1 en fluidos del paciente. Generalmente, se emplea sangre o plasma. En el de mama, además, la biopsia líquida puede evitar la necesidad de rebiopsiar las lesiones de estas pacientes, en las que la obtención de muestras de tejido a menudo es muy compleja.
En nuestro entorno, ya se emplea la biopsia líquida para identificar biomarcadores en pacientes con cáncer de pulmón, colorrectal o melanoma, de forma complementaria al estudio del tejido. Esta es la primera aplicación consolidada en cáncer de mama, aunque en centros académicos españoles se ha utilizado la biopsia líquida en circunstancias limitadas.
Según el tipo de técnica que se utilice en la biopsia líquida, se pueden lograr varias cosas. Una, caracterizar el ADN tumoral circulante. Otra, aislar y cuantificar células tumorales circulantes. Esto último, por ejemplo, ha supuesto un gran avance en tumores como el cáncer colorrectal metastásico.
El reto de la metástasis
No hay que olvidar que cuando el tumor viene acompañado de la palabra metástasis, como el protagonista de esta noticia, el pronóstico no suele ser muy halagüeño. De hecho, se estima que las personas con cáncer de mama RH positivo y HER2 negativo sobreviven de cuatro a cinco años después de un diagnóstico de cáncer metastásico, por lo que este nuevo estudio puede suponer un antes y un después en la enfermedad.
"Esperamos poder detectar ESR1 mutado en casi en un 50% de las pacientes con cáncer de mama luminal metastásico que han progresado a su primer tratamiento y, por lo tanto, poder ofrecerles la oportunidad de recibir un nuevo tratamiento dirigido contra el receptor de estrógeno", expresa con esperanza Rojo.
En un contexto más general, el perfeccionamiento de la biopsia líquida es un avance para todas las pacientes de cáncer de mama. Ayuda a elegir el tratamiento más eficaz y a evitar resistencias de otro tipo, evitando los grandes inconvenientes de la obtención de una biopsia tumoral. Lograrlo es un reto necesario en un contexto en el que la cifra de mujeres afectadas por esta enfermedad no para de crecer.