La paradoja del dengue: la vacuna más avanzada hasta la fecha no frenará su expansión en Europa
El fármaco puede ser una herramienta más en zonas endémicas, pero para frenar su propagación hay que controlar al mosquito vector.
7 febrero, 2024 03:26El dengue es una de las 10 amenazas más importantes para la salud pública, según la OMS. Se trata de una infección vírica que provoca fiebre, sarpullidos y dolor. Su mortalidad es mucho más baja que la de otras enfermedades candidatas a causar la próxima pandemia —mata hasta un 20% de los casos más graves frente al 50% de otras como el ébola— pero aún así el organismo la vigila de cerca. ¿Por qué? Porque su incidencia mundial se ha multiplicado por ocho desde el año 2000.
"Antes de 1970, el mosquito vector de la enfermedad estaba presente solamente en media docena de países. Ahora se encuentra en más de 130", advertía a finales de 2023 Raman Velayudhan, jefe de la Unidad de Salud Pública Veterinaria, Control de Vectores y Medio Ambiente, y Enfermedades Tropicales Desatendidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El experto avisaba, además, de que la enfermedad no es sólo más frecuente, también es más grave.
Con estos datos, no es de extrañar que The New England Journal of Medicine —una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo— haya publicado en primera plana los resultados de un ensayo en fase tres de una nueva vacuna contra el dengue. Según aseguran sus autores, prevendría el desarrollo de la enfermedad en el 80% de los vacunados.
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"Si todo va bien, conseguiremos la aprobación definitiva de la vacuna en 2025", ha declarado a la Agencia FAPESP el infectólogo Esper Kallás, primer autor del artículo. Tanto él como el resto de firmantes, consideran que ofrece unas ventajas que no tiene el resto que hay en el mercado. Por un lado, confiere protección contra los cuatro serotipos del virus del dengue con capacidad para infectar a humanos. Por otro, es sólo una dosis, tiene pocos efectos secundarios y puede inocularse tanto si se ha padecido la enfermedad como si no.
Una herramienta más
Visto lo visto, no es de extrañar que la noticia haya sido recibida por algunos expertos como "una nueva esperanza en la lucha contra el dengue", aunque este júbilo inicial viene acompañado de muchos matices. "Es una herramienta más que puede aminorar el número de muertes, pero es poco probable que haga desaparecer la enfermedad", explica a EL ESPAÑOL Raúl Rivas, catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca.
Según aclara el profesor, "aunque el principal reservorio es el ser humano, hay que tener en cuenta que este virus tiene su origen en ciclos selváticos, por lo que es posible que otros animales puedan jugar un papel secundario en la transmisión".
"La vacuna perfecta contra el dengue debería tener eficacia del 90% frente a los cuatro serotipos del virus y el mismo nivel de eficacia para las personas que han tenido una infección previa y las que no", dicen los expertos en un comentario publicado al respecto en Nature. Y, aun así, no sería suficiente. Como apunta Rivas, las estrategias dirigidas al control del dengue deben incluir diversos enfoques que actúen de forma complementaria. Entre ellos, prevenir las picaduras de mosquito y controlar su expansión.
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Esto último parece complicado. El calentamiento global, unido al constante movimiento de personas, ha provocado que las enfermedades tropicales transmitidas por mosquitos se estén extendiendo por todo el mundo. El sur de Europa es especialmente vulnerable ante este hecho, como demuestran los casos recientes de brotes autóctonos de dengue ocurridos en Italia y Francia. Según un análisis reciente, sólo en este último país podría haber más de 3.000 afectados por la enfermedad en 2030.
La situación en España
En España, la Red de Investigación Colaborativa de Enfermedades Tropicales (Ricet) vigila de cerca este virus. Tras años desaparecido, los primeros casos de dengue autóctono se identificaron en 2018. Fue un brote de cinco personas relacionadas en Murcia y otra aislada en Cataluña. Desde entonces, se han ido sucediendo avisos. El último, en noviembre de 2023 en Cataluña.
Como aclara Rivas, el dengue se transmite principalmente por la picadura del Aedes aegypti, pero su 'primo hermano', el Aedes albopictus —el famoso mosquito tigre— también tiene una gran capacidad de propagación. Es él quien está presente en toda el área mediterránea española, en las islas Baleares y en algunas zonas del interior y norte del país. Por ejemplo, en Ibiza se halló por primera vez en 2014 y desde entonces se considera establecido en toda la isla.
"Se le considera como una de las especies invasoras más preocupantes del mundo y está en expansión constante en Europa, incluida la península Ibérica", concede el microbiólogo.
Casos como el de Perú, que vive una explosión de infectados de dengue debido al cambio climático, sirven para poner en alerta al continente. Tanto es así que un artículo de Nature dedicó recientemente un amplio análisis a la situación europea. A su juicio, al igual que el de Rivas, para que se haga endémico, tendría que establecerse en la población local de mosquitos, algo que consideran "poco probable, pero no imposible".
Será el tiempo el que de una respuesta. Mientras tanto, habrá que seguir contemplando medidas que palien o reviertan las condiciones asociadas al cambio climático y que están favoreciendo su expansión. "En zonas endémicas, las vacunas sí entran en juego como herramienta de protección, pero hay que incidir en las medidas preventivas frente a las picaduras de mosquitos y en el control de estas poblaciones", termina el experto.