Los lapsus de Joe Biden al confundir los presidentes de Egipto y México o al actual mandatario francés con François Mitterrand, muerto hace casi 30 años, pueden ser anecdóticos y no estar relacionados con posibles demencias. Olvidar la fecha de muerte de su hijo Beau, en cambio, hace arquear la ceja a los médicos.
Esta semana, el fiscal especial Robert Hur concluía que el actual presidente de Estados Unidos, cuando era vicepresidente con Barack Obama, retuvo intencionadamente documentos clasificados.
Aunque decidió no presentar cargos en su contra, el informe del fiscal afirmaba que Biden mostraba una "memoria significativamente limitada" durante los interrogatorios que le hicieron el año pasado.
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En particular, Hur observaba que el mandatario no recordaba la fecha de la muerte de su hijo Beau, que murió en 2015 de un glioblastoma a la edad de 46 años.
Para demostrar que está en pleno uso de sus facultades, el presidente improvisó una rueda de prensa. Pero, en lugar de salir victorioso, levantó aún más sospechas sobre su estado cognitivo: al ser preguntado por la situación en la Franja de Gaza dijo que "el presidente de México, Al Sisi, no quería abrir el paso fronterizo".
Abdelfatah al Sisi es presidente de Egipto. El de México se llama Andrés Manuel López Obrador.
La vida pública de Joe Biden está plagada de estos lapsus. En 2020 dijo que había intentado visitar a Nelson Mandela cuando este estaba en la cárcel (salió de prisión en 1990), algo que fue desmentido posteriormente por su equipo.
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Ese mismo año confundió a la primera ministra británica Theresa May con Margaret Thatcher, que había ocupado su puesto 40 años antes. También dijo que trabajó con Deng Xiaoping, muerto en 1997, en el Acuerdo por el Clima de París, firmado en 2015.
En 2021, en una reunión del G7, Biden pidió a Boris Johnson que le presentara al presidente de Sudáfrica cuando aquél ya lo había hecho. Un año después protagonizó uno de esos lapsus que más cejas levantaron: tras un discurso de 45 minutos en la Universidad de Greensboro, el presidente se giró e hizo el ademán de saludar a alguien... pero no había nadie a su lado.
Ya durante el año pasado declaró que Vladímir Putin estaba "perdiendo de la guerra de Irak" queriendo referirse a Ucrania y que "más de 100" estadounidenses habían muerto por Covid, cuando en realidad murieron millones.
Recientemente, ha confundido al presidente francés Emmanuel Macron con su homólogo François Mitterrand, y a Angela Merkel con Helmut Kohl. Para redondearlo, esta misma semana se refirió a los All Blacks, el equipo de rugby neozelandés, con los Black and Tans, una fuerza militar británica que luchó durante la guerra de independencia de Irlanda.
El top 10 de trabajos estresantes
"No hay ningún lapsus que, por aberrante que sea, nos pueda discriminar, aisladamente, que una persona esté teniendo un proceso neurodegenerativo", afirma Chema González de Echévarri, miembro del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.
"Puede deberse a un despiste provocado por, por ejemplo la falta de sueño. Yo, después de estar de guardia y no dormir nada, he llegado a meter los zapatos en la nevera recogiendo la casa".
La ansiedad también es una conocida generadora de despistados. "Cuando estamos pendientes de preocupaciones, no atendemos a lo que está sucediendo fuera porque nuestra atención es focal y elegimos el estímulo que más nos interesa", apunta, recordando que "ser presidente de EEUU está probablemente en el top 10 de trabajos más estresantes".
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Dicho esto, al neurólogo le llama más la atención un olvido como la fecha de muerte de su hijo Beau. Las cosas que generan impacto emocional se quedan grabadas en nuestra memoria, "todos nos acordábamos de lo que estábamos haciendo el día del atentado contra las Torres Gemelas".
Por eso, "cuando uno falla con datos autobiográficos muy flagrantes [como la muerte de un hijo], es una red flag, algo que nos tendría que hacer saltar las alarmas", declara.
La edad de Joe Biden ha sido objeto de debate desde que se presentó por primera vez a las elecciones de EEUU. Su rival, Donald Trump, le ha atacado constantemente haciendo sembrar la duda de que esté en plena posesión de sus facultades, si bien la diferencia de edad entre ellos es de solo cuatro años: 77 frente a 81.
No son los lapsus, es la frecuencia
González de Echévarri apunta que, aunque puedan ser fortuitos, estos lapsus serían motivo de consulta en alguien como Biden. "A esa edad, entre el 30% y el 50% de las personas tendrán algo de alzhéimer en el cerebro, aunque no se note".
Sin embargo, no es tanto los lapsus sino la frecuencia con que se producen lo que dará la clave para decidirse a realizar un examen más en profundidad. Una persona puede ser despistada per se, pero cuando los fallos de atención van a más se recomienda consultar al especialista.
No son estos lapsus los característicos de la principal de las demencias, el alzhéimer. Como bien recuerda el internista José Manuel Ramos, es el olvido de cosas recientes lo más característicos. "Se suele mantener la memoria de los hechos antiguos".
También es habitual repetir las cosas, como hacer la misma pregunta una y otra vez, olvidar dónde has dejado las llaves del coche, no saber en qué día está, etc. Eso sí, es el aumento en el tiempo del número de despistes lo que activa las sospechas.
"Tenemos diferentes escalas para valorar si hay deterioro", apunta Ramos, que es portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna. "De la más sencilla a la más compleja, donde se valoran los olvidos, la capacidad de contar, de dibujar..."
Después de este primer contacto se cita al paciente para más adelante, se le valora de nuevo y se realiza una entrevista en profundidad para decidir continuar con el proceso diagnóstico.
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Para descartar otros problemas médicos que puedan influir en el comportamiento herrático (hipotiroidismo, sangrados cerebrales, tumores), se le realiza una analítica y se le hace una prueba de neuroimagen.
A partir de ahí, se pueden realizar varias pruebas para determinar el tipo de posible deterioro cognitivo. En el caso del alzhéimer, lo más habitual es el PET de amiloide y la punción lumbar, para detectar la presencia de proteínas beta amiloide y tau características de la enfermedad.
Para otras enfermedades neurodegenerativas hay otras técnicas como el PET de glucosa cerebral. "Vemos qué partes del cerebro funcionan o no observando qué partes del cerebro consumen glucosa", explica Chema González de Echévarri. "Por el perfil neuropsicológico y la sintomatología podemos intuir si es una enfermedad neurodegenerativa u otra".
Aunque los médicos aseguran que, con los datos de los lapsus no se puede establecer una sospecha, la edad de presidente de EEUU es motivo suficiente para que se valoren. "Entiendo que salte esta polémica", concluye González de Echévarri.