Provocan congestión, mocos y fatiga en enero y febrero pero no son virus. Mientras la gripe se bate en retirada durante las últimas semanas, las alergias han entrado en juego para que no echemos de menos el festival de toses y estornudos en el autobús y el metro.
"Este año se ha adelantado el ciprés casi tres semanas", explica el alergólogo Juan José Zapata, presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic). "Estamos en cifras de principios de marzo".
El ciprés es el más tempranero de los pólenes que provocan alergias comunes pero suele manifestarse hacia finales del invierno.
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"Ahora, en sitios como Córdoba o Madrid la concentración de polen está a niveles de finales de febrero o principios de marzo, o sea que las temperaturas que hemos tenido en enero se parecen más a las de marzo" que a las del primer mes del año.
La llegada de temperaturas insólitas a mediados de enero ha adelantado floraciones y facilitado la expansión rápida del polen, causando molestias a buena parte de los alérgicos.
La web polenes.com, puesta en marcha por la SEAIC, recoge los niveles de concentración de los pólenes en las provincias españolas. Vizcaya, Burgos, Salamanca, Madrid, Córdoba y Granada están en niveles altos de cupresáceas (que, además del ciprés, incluye al enebro y la sabina). Segovia y Murcia están en niveles medios.
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En Castilla y León, numerosas estaciones están registrando niveles moderados y altos de aliso, fresno y ciprés. En Madrid, la presencia de polen está por encima de la mediana de los años 1995 a 2023 desde la segunda semana de enero y supera el umbral de concentraciones altas desde el día 20.
La previsión para esta semana, no obstante, es que el mapa se tiña de rojo casi por completo. "La concentración de granos de polen de ciprés será alta por toda la península", señala la Red Española de Aerobiología.
Al ciprés le acompaña la ortiga en el sur y zonas del noreste peninsular. En el norte se incrementará la concentración de granos de polen de aliso.
Primavera expandida
Zapata lo explica de esta forma: la borrasca y la bajada de temperaturas de los últimos días han interrumpido esa tendencia a la concentración de pólenes, pero "no sería extraño que pronto tuviéramos un repunte de las condiciones ahora que ha caído un poquito de agua".
También advierte que el año pasado se adelantó casi un mes el inicio de la polinización de gramíneas y olivo: no se prevé un buen año para los alérgicos.
Carmen Galán, catedrática de la Universidad de Córdoba y coordinadora de la Red Española de Aerobiología, señala que se producen dos tendencias: el adelanto de la floración de unas especies y el retraso en otras, alargando la primavera.
"El adelanto se produce por un aumento de temperaturas. Al mismo tiempo, la no haber suficiente disponibilidad de agua, algunas plantas retrasan su polinización. Es como si el periodo de tiempo con polen en el aire fuese más alargado".
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Galán apunta que, aunque el polen de gramíneas se generaliza en toda la península al mismo tiempo, cada zona tiene sus particularidades. "En el norte, el abedul florece en la primavera temprana, en marzo. En el sur, en invierno se da el ciprés y en primavera el olivo".
También avisa de que los espacios urbanos están repletos de especies como el plátano de sombra, que también es responsable de muchas alergias tempranas, en marzo y abril.
El fenómeno de las primaveras alargadas es algo que ya se ha cuantificado. Investigadores de la Universidad de Utah recopilaron datos de 60 estaciones de Estados Unidos y Canadá entre 1990 y concluyeron que la temporada de polen se ha adelantado 20 días y dura 10 días más. Además, la cantidad de polen recogida ha aumentado un 21%.
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"Está haciendo menos frío y la polinización se ha adelantado, en Andalucía estamos teniendo un pico importante", señala Ana Martínez Cañavate, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).
"No son solo las temperaturas menos frías: la contaminación hace que los pólenes sean más alergenizantes, liberen más sustancias alérgicas", apunta la pediatra, que afirma que los cuadros asmáticos por alergia en niños se están manteniendo pero habrá que "mirar a lo largo del tiempo" cómo evoluciona esta tendencia.
De hecho, la perspectiva de la Organización Mundial de la Salud es que el número de alérgicos aumente del 25-30% actual hasta el 50% en el año 2050. Es decir, que la mitad de la población mundial tendrá algún tipo de alergia en menos de tres décadas.
El calentamiento global y la cada vez mayor frecuencia de fenómenos extremos —una situación de aparición más reciente— no solo influyen en la durabilidad de los periodos de polinización sino también en su imprevisibilidad.
Primavera imprevisible
"Hace cuatro años, yo sabía perfectamente cuándo iba a ser la polinización del olivo", comenta el alergólogo Juan José Zapata. "Pero el año pasado, en lugar de mayo-junio fue a principios de abril. La primavera ya no está tan encasillada que hace unos años".
Frente a este amenazante aumento del microscópico enemigo, Zapata se muestra optimista con la aparición de nuevos tratamientos que mejoran el arsenal habitual de antihistamínicos y vacunas, pero lo principal sigue siendo la previsión.
Abrir las ventanas para ventilar la casa —y evitar la propagación de ácaros del polvo, responsables de alergias otoñales— a ciertas horas del día, llevar gafas de sol, no poner la ropa a secar en el exterior o llevar las famosas mascarillas son algunas de las medidas que mejorarán nuestra salud en estos inviernos primaverales o primaveras alargadas.
Pero las mascarillas que sean "FFP2 bien ajustada. La quirúrgica protege muy poco contra el polen", apunta el alergólogo. "También son eficaces las mascarillas antipolen, que durante la pandemia no se aconsejaban porque filtran lo que entra pero no lo que sale al espirar".