Desde hace mes y medio, los virus respiratorios se baten en retirada pero, en su camino, están dejando huella: síntomas que se extienden durante una semana, dos o incluso más. No es solo la molesta tos y los mocos. Dolor de cabeza, irritación de garganta, cansancio o mal cuerpo permanecen en algunas personas, lo que les hace preguntarse si lo que tienen es una gripe 'normal'.
Según los últimos datos recogidos por el Instituto de Salud Carlos III, la tasa de infecciones respiratorias agudas detectadas en atención primaria es de 568,9 casos por cada 100.000 habitantes, poco más de la mitad de la registrada en las últimas semanas de diciembre y las primeras de enero, cuando se alcanzó el pico de contagios.
En las últimas semanas, la tasa ha ido fluctuando sin alejarse demasiado de esta cifra. Los casos de resfriados, gripe y catarros siguen siendo frecuentes –la temporada de virus respiratorios no finaliza hasta que acabe marzo– pero ya no generan colapsos en los centros de salud o las urgencias hospitalarias.
Por grupos de edad, son los menores de un año los más afectados, con 3.087, casos por cada 100.000 personas, seguido del grupo de 1 a 4 años, con 2.173 casos. Desde la segunda semana de enero las tasas de síndrome gripal han ido disminuyendo, mientras que la bronquiolitis lo hace desde finales de diciembre del año pasado.
Incluso la Covid, que parece claro tras cuatro años desde la irrupción del SARS-CoV-2 que no entiende de estacionalidades, ha ido disminuyendo desde que comenzó el año.
Pese a esta bajada de la incidencia, todavía es habitual ver en ciertos entornos (transporte público, oficinas, espacios compartidos) personas tosiendo, estornudando o con cara de enfermo.
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"Llevo 15 días con un catarro que no se me quita", explica Eva, una mujer en torno a los 40 años que no tiene ningún problema de salud más allá de una infección que no se va. Como ella, muchas otras personas parece que ven alargarse sus síntomas más allá de lo esperado.
"Tras varios años de pandemia, estamos recuperando un ritmo habitual de infecciones", apunta el pediatra Pedro Viaño. "Se ha publicado que puede haber más casos de infección respiratoria por micoplasma, pero nada extraordinario".
Gripe, Covid, coronavirus estacionales, micoplasmas, rinovirus, etc. Son muchos los microorganismos que pueden producir infecciones respiratorias y los síntomas entre ellos son muy similares.
Dos patrones distintos
Luis Buzón, jefe del servicio de medicina interna del Hospital Universitario de Burgos y experto en enfermedades infecciosas, explica que hay dos tipos de patrones en estos virus.
Por un lado, el típico catarro, "que comienza con una congestión nasal, rinorrea acuosa y, en los días posteriores, malestar general, tiritona, cefalea, tos... Suele corresponderse con la presencia de un rinovirus aunque pueden producirlo otros".
Del otro lado están los patrones más parecidos a la gripe, "de instauración brusca, intenso malestar general con dolor muscular y articular, alta tos, malestar, dolor de cabeza... Es la gripe de toda la vida pero también puede darse con la Covid, parainfluenza, adenovirus... Es imposible determinar [el microorganismo responsable] sin realizar pruebas complementarias, aunque estas no suelen ser necesarias".
Buzón señala que la duración de los síntomas depende de la interacción de huésped y patógeno. Un proceso catarral normal suele durar unos cinco o siete días, aunque puede alargarse más.
No obstante, el tipo de virus no influye tanto como la susceptibilidad de la persona. "La interacción con el humano está totalmente condicionada por la genética", con un gran número de variables que influyen.
De ahí que "hay gente que afirma no haber cogido un catarro en su vida y otros que, como yo, los pillamos dos y tres veces al año".
La sempiterna tos
Pedro Viaño indica que una posible causa de estos resfriados alargados es la concatenación de dos o más virus.
"Explicamos mucho a los padres que, en épocas de alta propagación de virus, pueden encadenarse varios, que no se contraen a la vez".
Pone un ejemplo. "Es muy típico ver que hay fiebre los primeros días, luego desaparece, el niño mejora y vuelve a empeora de nuevo. Es un indicador de infecciones concatenadas".
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También hay síntomas que se alargan en el tiempo, siendo la tos el principal de ellos. "Tras una infección de la parte alta del sistema respiratorio, la faringe, laringe o incluso las vías respiratorias pueden quedar irritadas, inflamadas, durante los días o semanas posteriores".
Viaño aclara que "no se trata de una infección activa porque ya no queda microorganismo, sino que sería algo residual, no una infección propiamente dicha".
Para combatirla no hay nada mejor que la paciencia. "No está justificado emplear, en la inmensa mayoría de los casos, antibióticos y los preparados anticatarrales no han demostrado eficacia, estando contraindicados en niños menores de dos años".
Con todo, Viaño afirma no haber visto diferencias en la duración de los síntomas en los pacientes que ha atendido en su consulta. "Hay cepas más virulentas y otros años en que son benignas, pero este año no hay sido extraordinario".