Japón ha alertado de un preocupante aumento de casos de síndrome de shock tóxico estreptocócico, una enfermedad grave provocada por una bacteria común que, en la mayoría de los casos, solo produce irritación de garganta, fiebre o enrojecimiento de la piel.
Con todo, en contadas ocasiones, llega a pasar al torrente sanguíneo, contaminando músculos, pulmones y otros órganos, causando graves problemas que requieren hospitalización. Frente a las infecciones habituales de estreptococo cotidianas, la mortalidad del síndrome de shock tóxico estreptocócico se sitúa en entre el 20% y el 60%.
El país asiático estaba registrando un aumento sostenido en los años anteriores a la pandemia, marcando un pico de 894 casos en 2019. En los dos primeros años tras la irrupción de la Covid la tendencia se invirtió, pero en 2022 recuperó la senda creciente y 2023 marcó un récord con 941 casos.
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Dicha cifra tiene visos de ser superada a lo largo del presente año. Las autoridades japonesas han informado de que en los dos primeros meses de 2024 se han registrado ya 378 casos de este síndrome, es decir, un 40% del total notificado el año anterior.
No hay cifras del número de muertes pero sí que está afectando notablemente a la población menor de 50 años: de 65 casos registrados en este grupo en el segundo semestre de 2023 se dieron 21 defunciones.
¿Qué es el síndrome de shock tóxico y qué lo produce?
Se trata de una infección causada por ciertos tipos de bacterias con forma esférica llamadas cocos, que producen exotoxinas. Progresa rápidamente y de no ser tratada a tiempo puede ser mortal.
Hay dos tipos de bacterias que lo provocan: estafilococos y estreptococos. Son estas segundas las protagonistas de la alarma en Japón, ya que son más mortales que las primeras.
Concretamente, se trata de un tipo de estreptococo —y el más frecuente—, Streptococcus pyogenes, también conocido como estreptococo beta-hemolítico del grupo A.
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Es la causante de numerosas infecciones en niños, generalmente con fiebre alta, inflamación de las amígdalas y enrojecimientos de la piel (lo que se conocía como escarlatina). La bacteria se transmite por toses y estornudos, así como contacto con superficies contaminadas.
"Hay muchas cepas circulando de S. pyogenes", explica Víctor Jiménez, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid. Cada una es distinta: por ejemplo, la escarlatina "la causa simplemente una serie de cepas que producen una toxina (la toxina eritrogénica) que pasa a la sangre y causa la erupción cutánea característica.
"Lo que no se conoce tanto son los factores, tanto de la bacteria, como del hospedador, como del ambiente, que condicionan las raras infecciones sépticas", apunta, "pero una infección cutánea complicada con esta bacteria puede ser muy problemática: la apodan 'bacteria comedora de carne' porque puede causar cuadros de fascitis que evolucionan muy rápido.
¿Qué síntomas tiene?
Una infección común por estreptococo causa una fiebre alta y abrupta que no es fácil de manejar, la irritación de garganta, amígdalas inflamadas con pus y enrojecimientos en la piel.
Es cuando provoca otro tipo de síntomas cuando se recomienda acudir al médico inmediatamente.
María del Mar Tomás, microbióloga del Hospital de A Coruña y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, explica que "el síndrome comenzaría con fiebre, escalofríos, dolores musculares, náuseas y vómitos".
En 48 aparecen otros síntomas de mayor gravedad. "Bajada de la tensión arterial, taquicardia, respiración acelerada y afectación de múltiples órganos".
¿Cómo de grave es?
Mientras que el síndrome de shock tóxico por estafilococo tiene una letalidad menor del 3%, la del causado por Streptococcus pyogenes es mucho más elevada. Las autoridades japonesas han señalado un 30%, si bien hay estudios que la sitúan entre el 20% y el 60%.
Un estudio realizado en España en población pediátrica arroja una proporción de letalidad similar a la japonesa. De los 41 casos detectados en 14 unidades de cuidados intensivos pediátricos entre 1998 y 2009, la mortalidad fue del 34,2% y el 26,8% tuvieron secuelas.
Otro análisis realizado entre 1997 y 2007 obtuvo un 38,8% de mortalidad, con el 53,8% de los fallecimientos ocurriendo en las primeras 24 horas tras el ingreso.
A pesar de que el fenómeno es conocido, hay muchos misterios en torno a por qué una bacteria tan común puede causarlo.
"No se conocen las causas exactas", señala María del Mar Tomás. "Pued eque sea multifactorial, como, por ejemplo, que la bacteria tenga una mayor liberación de exotoxinas que provoquen esta afectación más aguda", o causas del propio paciente al estar inmunocomprometido, ya sea por causas genéticas o de otro tipo.
Víctor Jiménez apunta que, "normalmente el sistema inmunitario se ocupa de ellas y las elimina, pero en ocasiones la bacteria se logra escapar de este control, bien por una bajada de defensas (por múltiples causas que causen inmunosupresión, causas de la idiosincrasia genéticas del individuo, de cómo se haya entrenado a lo largo de la vida el sistema inmunitario: infecciones pasadas, microbiota, vacunación, etc etc) o porque los mecanismos de 'ataque y evasión' de esa cepa bacteriana en concreto sean más eficaces. Eso se llama sepsis o septicemia y, en efecto, es muy grave".
¿Cuál es su tratamiento?
Los pacientes con sospecha de síndrome de shock tóxico deben ser ingresados de inmediato y tratados de manera intensiva, generalmente con reposición de líquidos, soporte vital y prevención del fallo multiorgánico.
Es importante extraer cualquier cuerpo extraño que pueda tener el paciente, como tampones o diafragmas.
En general, el tratamiento antibiótico se basa en clindamicina o linezolida, a los que se añaden otros como vancomicina o ceftarolina. Además, los lugares con sospecha de infección primaria deben ser descontaminados de manera aguda.
"Por suerte, es de las pocas bacterias de interés clínico que no han desarrollado resistencias a los antibióticos en las últimas décadas", apunta Víctor Jiménez.
¿Por qué está aumentando en Japón?
No está claro. Las autoridades japonesas han achacado este resurgir al alivio de las restricciones que quedaban de la época Covid.
The Guardian informa que, en mayo de 2023, la enfermedad pasó de catalogarse de grado 2, como la tuberculosis, a grado 5, como la gripe estacional, lo que liberaba a las autoridades regionales de recomendaciones como evitar acudir al lugar de trabajo a los infectados.
Sin embargo, el número de casos de síndrome de shock tóxico estreptocócico en el país asiático lleva creciendo desde 2014, cuando se notificaron menos de 300 casos. Este aumento no es exclusivo de Japón y se ha detectado en otros países occidentales, como Reino Unido.
María del Mar Tomás apunta que en Japón puede haber menos inmunidad al estreptococo tras varios años de pandemia,"especialmente en niños preescolares", pero que también se trate de "un serotipo más virulento", punto que no ha sido confirmado de momento.
¿Qué ocurre en España?
La infección por estreptococo es frecuente y, en la mayoría de los casos, no produce más que unas molestias que no revisten de gravedad.
En España, la incidencia del estreptococo beta-hemolítico del grupo A se situaba, en 2019, en 2,5 casos por cada 100.000 niños.
Como explicaba la pediatra Belén Aguirrezabalaga a EL ESPAÑOL, esta bacteria "está presente siempre, nunca la hemos dejado de tener".
Las muertes por enfermedad invasiva del estreptococo no son frecuentes pero ocurren. En el otoño de 2022 se registraba una veintena en toda Europa, lo que provocó cierta alarma. La Comunidad de Madrid, en ese momento, informó de dos defunciones.
Son varios los estudios que detectan un aumento en los casos de síndrome de shock tóxico por estreptococo. Un programa de vigilancia europeo detectó entre 1982 y 2002 un incremento progresivo en los casos, de causa desconocida.
En España, un trabajo que analizó 14 UCI pediátricas entre 1997 y 2007 observó una tendencia similar. Mientras que en la primera mitad de dicho periodo se detectaron tres casos del síndrome, en la segunda mitad alcanzaron los 33.
María del Mar Tomás considera posible que este aumento de la notificación se deba, simplemente, a que "hay mayor vigilancia epidemiológica y por eso se detectan más casos".
Con todo, las medidas para prevenir el contagio son sencillas: limpiarse bien las heridas, "lavarse las manos y tomar antibióticos cuando lo indique el médico y desde el primer momento, es importante diagnosticar esta bacteria de forma precoz".