Una mujer recibe una inyección de bótox en el entrecejo.

Una mujer recibe una inyección de bótox en el entrecejo. EFE

Salud

El peligroso 'boom' de los tratamientos estéticos clandestinos: "Se han hecho en lavabos de bares"

La medicina estética es cada vez más popular en España, pero casi el 30% de los tratamientos se han realizado de manera ilegal fuera de la clínica.

1 abril, 2024 02:16

Nada menos que el 46,6% de la población española se ha realizado en 2023 un tratamiento de medicina estética. Aunque las personas más adineradas siguen siendo los principales consumidores —representan el 69% del total—, está claro que estos apaños han dejado de ser sólo aptos para quienes salen en las revistas de sociedad. Estos datos forman parte del último informe de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), que, además, lanza una advertencia: el 28% de estos tratamientos se producen fuera de las clínicas autorizadas. 

La SEME alerta de que muchos se producen en peluquerías y a domicilio, aunque también se han encontrado lugares más pintorescos. "Se han encontrado prácticas en la trastienda de zapaterías e, incluso, en los lavabos de bares y restaurantes", alerta Petra Vega, especialista en medicina estética y miembro de la junta directiva de SEME. "Desde que existen las redes sociales muchos intrusos de esta profesión se ofertan por Whatsapp o Instagram y se citan con el cliente después de haber cobrado en habitaciones de hotel o los reciben en pisos particulares".

Todos estos tratamientos que suceden fuera de las clínicas autorizadas son, por supuesto, ilegales. Según afirma Vega, no existen vacíos legales. La ley que establece la autorización de centros y establecimientos sanitarios es de 2003 deja claro que la medicina estética debe practicarse en centros sanitarios con un médico siempre presente, que es el responsable. "Luego en 2021 el Tribunal Supremo dejó claro que los tratamientos de medicina estética sólo pueden hacerlos los médicos, y esto sienta jurisprudencia. El Consejo General de Enfermería quiso en ese momento también poder realizarlos", explica la experta.

Sustancias de mercado negro

Sin embargo, estas prácticas ilegales pasan en muchas ocasiones desapercibidas por las autoridades. Estos intrusos suelen ofrecer precios más bajos en estos servicios, aunque sin duda son infinitamente menos seguros. "Si el intruso obtiene sustancias como el bótox o el ácido hialurónico en el mercado negro, que nadie sabe lo que llevan, no paga ningún impuesto y, por supuesto, puede abaratarlo mucho. El IVA es una quinta parte del precio de estos servicios. Pero ese producto no está regulado, no pasa ningún control", explica Vera.

Pero, ¿qué tratamientos son los que con más frecuencia se observan fuera de las clínicas con autorización? Se trata sobre todo de inyecciones de bótox y de rellenos como el ácido hialurónico, que son tratamientos que se hacen en una sola sesión y que pueden ser los más rentables para los intrusos. Quien se somete a uno de estos pinchazos ilegales no suele ver más a quien se lo ha administrado, por lo que si el procedimiento ha causado algún problema el cliente no es atendido. 

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"El bótox es un medicamento de uso hospitalario, para ponerlo en una consulta privada necesitamos tener un depósito de farmacia. Aquí encargas viales y la industria se los manda un número de lote, una fecha de caducidad y la factura que la farmacia te hace. Esto permite llevar un control, es muy difícil que los viales de los intrusos vengan de un hospital", explica la médico. "Vienen, sobre todo, de Turquía y por encargo en internet sin factura y sin declarar. Ni Hacienda, ni Sanidad se enteran de nada".

Quemaduras y quistes

Las consecuencias de estos tratamientos ilegales son tan variados como estos mismos, pero los clientes se exponen a infecciones, reacciones alérgicas, quemaduras graves con láser o necrosis. Algunas de estas consecuencias también pueden darse en las clínicas autorizadas, pero Vera explica que existe una diferencia fundamental: "El médico tiene en su consulta todos los medios para poder solucionarlo y que no deje una secuela. No tienen la capacidad de recetar un antibiótico, ni en muchos casos saben reaccionar a estos problemas".

"Se ven muchos granulomas. Son bultos que se quedan enquistados porque el producto inyectado no cumplía las condiciones, como ácidos hialurónicos ilegales o que han sido sometidos a temperaturas y presiones contraproducentes. Se queda encapsulado y luego eso hay que operarlo", explica la médico. "También se han producido casos de botulismo. El bótox sale de una bacteria y es un veneno, aunque lo hayamos domesticado. En España, Alemania, Estados Unidos… Se han dado bastantes casos en los que se ha desencadenado un brote. La distribución de estos productos sigue el mismo camino que el del tráfico de drogas".

Petra Vera asegura que muchos de los médicos asociados a la SEME son de Urgencias, el área de los centros médicos a los que llegan los clientes de estos intrusos de la medicina estética con todo tipo de estropicios. "Claro, a veces los médicos de Urgencias que no han tenido contacto con la medicina estética nos han tenido que llamar cuando han llegado pacientes con esas reacciones alérgicas o quemaduras de láser para saber qué deben hacer en esos casos", comenta la experta.

Una vida mejor

Recibir un tratamiento de medicina estética en el extranjero y, concretamente, en Turquía es también una de las opciones más sonadas en los últimos años. Sin embargo, la presencia de españoles en este destino es cada vez menos frecuente. "Parece que se ha parado un poco después de haberse producido brotes de botulismo y de reportajes que algunos programas de investigación han realizado ahí. Pero bueno, la aportación de la medicina estética al PIB de Turquía es muy alta, por lo que a nivel internacional sigue siendo un referente. En España parece que le hemos cogido miedo", apunta.

El negocio de la medicina estética sigue siendo muy atractivo desde el punto de vista económico y la promesa para muchos médicos de ejercer su profesión con mejores salarios y condiciones laborales. Por eso, Vera explica que cada vez hay más que cursan el máster habilitante. La principal razón es que la sanidad pública ofrece malas condiciones: "Después de seis años de carrera de Medicina, un año de estudiar el MIR, cuatro o cinco años de residencia y trabajar en tu especialidad es un proceso muy costoso, pero que se hace con mucha ilusión. Luego las condiciones de los hospitales públicos son nefastas y muchos eligen ganarse la vida mejor".

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"Uno de mis compañeros siempre dice 'vamos a morir jóvenes y guapos' porque no va a haber profesionales en la sanidad pública y cada vez habrá más en medicina estética. Esto es algo que debería preocuparnos a toda la sociedad", señala Vera. "Tenemos unos médicos realmente buenos que se ven obligados a abandonar la sanidad pública. Las autoridades tienen que reflexionar, es que Francia está ofreciendo tres veces el sueldo base de nuestros médicos y te dan un tiempo para que aprendas francés. Está fichando médicos españoles. Mis compañeros de carrera están quemados, lo han dado todo y ahora se están prejubilando porque no pueden más".