En Andalucía se ha confirmado un caso de virus del Nilo Occidental en un menor de 5 años de Lebrija (Sevilla). "En España nunca se había confirmado un caso en abril", advierte Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En 2023, por ejemplo, el primero no se notificó hasta el 24 de julio.
La temporada de mayor actividad de los vectores de transmisión del virus va desde mayo hasta noviembre, siendo mayor durante el verano y el otoño. Fuera de este periodo, se considera que el riesgo es muy bajo. Tal y como explica Figuerola a EL ESPAÑOL, al principio se creía que era un virus que traían los pájaros migratorios y que se introducía en España durante la primavera. Sin embargo, ahora se sabe que "esto no es así, que el virus sobrevive en invierno y sigue circulando".
Por los campeos que realizan, también han averiguado que debido al calor que actualmente hace en invierno, las hembras de mosquitos pueden estar activas. Esto permite que el ciclo de transmisión se mantenga durante todo el año. Lo que sucede en invierno es que hay muchos menos mosquitos y, por tanto, no es normal que aparezcan casos de infección como el de Lebrija. "Pero tampoco es imposible", apunta Figuerola.
[Qué es el Nipah: el virus mortal transmitido por murciélagos en Asia que preocupa a la OMS]
Además, la duración del periodo larvario varía en función del tiempo que haga. Así, a mayor temperatura, más corto será y más generaciones reproductivas pueden tener el mosquito. De esta forma, las poblaciones pueden aumentar mucho: "En Sevilla hemos tenido días de 30ºC en abril, y esto para un mosquito es el paraíso".
Mosquitos como en julio
También han influido las precipitaciones que se registraron en esta zona durante el mes de marzo. La combinación de las abundantes lluvias con las altas temperaturas ha provocado que "tengamos la abundancia de mosquitos que sería típica de finales de junio o principios de julio".
Que se haya confirmado el caso más temprano desde que se tiene registro no es motivo suficiente para Figuerola como para vaticinar que este año será similar a 2020, cuando se notificaron un total de 77 casos. Entiende que dependerá de cómo se apliquen los mecanismos de vigilancia y de si los propios ciudadanos toman medidas preventivas para evitar las picaduras.
Al contrario de lo que la gente se piensa, "los mosquitos que nos pican en nuestras casas no suelen venir de muy lejos". Para ello hay que evitar que se forme un posible criadero de mosquitos: "Cualquier objeto que dejemos en los balcones, como el recipiente para que el aire acondicionado no gotee en la calle, puede acumular agua y convertirse en un criadero de mosquitos garantizado".
Recomienda poner mosquiteras en las ventanas y salir a la calle a primera o última hora de la noche. Hacer uso de la manga larga o, cuando no sea así, recurrir a los repelentes químicos que garanticen una buena protección; y huir de aquellos que no tienen ninguna evidencia: "Las pulseras magnéticas no valen para nada. Son una estafa", sentencia.
Nuevas zonas de contagio
Tras confirmarse el primer caso, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ya ha comunicado que publicará esta semana el mapa de las zonas de riesgo. Aunque el resto de comunidades no deben 'bajar la guardia'.
[El mapa de los mosquitos en España: estas son las comunidades con las especies más peligrosas]
El año pasado ya corroboró lo que llevan advirtiendo los entomólogos en los últimos años: el virus del Nilo ha aumentado su área geográfica de circulación. En la temporada de 2023, de hecho, se detectaron por primera vez casos con exposición y periodo de incubación en las provincias de Barcelona, Cáceres, Huelva, Toledo y Valencia.
A nivel europeo también está aumentando la zona de distribución. "En 2018 se registraron muchos casos en el norte de Europa debido a una anomalía en las temperaturas medias", explica Figuerola. "En Países Bajos o Alemania, por ejemplo, nunca se habían detectado casos hasta hace unos años".
Un reciente estudio publicado en la revista Nature Communications señalaba que los actuales focos de circulación en el continente pueden atribuirse "en gran medida" al cambio climático.
Puede desarrollar síntomas graves
Como advirtió el catedrático de Microbiología en la Universidad de Salamanca, Raúl Rivas, en una entrevista con este periódico, el virus del Nilo lleva cientos de años entre nosotros: "Todo apunta, por la crónica y la documentación que hay en la época, que afectó a Alejandro Magno y que estuvo directamente relacionado con su muerte".
A España tardó algo más en llegar. En 2004 se registró el primer caso clínico en humanos, una persona se infectó en Extremadura, aunque fue diagnosticado en un hospital de Barcelona tras volver de las vacaciones. En 2010 se registraron dos casos más de infección en la provincia de Cádiz, mientras que en 2016 se registraron tres casos en la provincia de Sevilla.
En 2020 tuvo lugar un aumento inusual en el número de casos y desde entonces todos los años se han notificado casos en humanos. Afortunadamente, el virus no presenta síntomas en un 80 % de las personas infectadas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En un 19%, la enfermedad se caracteriza por fiebre, cansancio, dolores de cabeza y corporales, náuseas, vómitos y en menor medida erupciones cutáneas en el tronco y agrandamiento de ganglios linfáticos. Un 1% de los contagios pueden desarrollar síntomas graves. "Ahí es donde está el problema", remacha Figuerola.