Para Isabel Valero todo empezó en mayo de 2023. “Empecé a sentir un dolorcillo de barriga y cansancio y decidí ir a mi médica”. Los primeros resultados apuntaban a una posible anemia pero, a los dos meses, “los dolores habían ido a más”. Continuaron las pruebas hasta llegar a una colonoscopia que confirmaría un diagnóstico de cáncer colorrectal, el cual, relata Isabel, “te paraliza la vida”.
El cáncer colorrectal es una patología muy prevalente en el mundo occidental. Es el segundo tumor más frecuente en hombres, después del de próstata, y el segundo en mujeres, después del de mama y, en conjunto, supone aproximadamente el 15% de los tumores diagnosticados en España, según las últimas cifras publicadas por SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica). En 2024 se estima que habrá más de 44.000 nuevos casos.
Como tantos otros tipos de cáncer, es prevenible con buenos hábitos de salud, pero si hay un hecho diferencial para reducir la mortalidad del cáncer colorrectal, este es la detección precoz. Para ello contribuyen los programas de cribado y también el conocimiento general de los síntomas, que el paciente pueda identificar como señal de alerta de una afección grave.
Pedro Bretcha, jefe del servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Torrevieja, explica que los síntomas más habituales son “cambios en el hábito deposicional, ya sea en forma de estreñimiento, en forma de diarrea, a veces asociado a pérdida sanguínea, a pequeño sangrado…”. En fases más avanzadas pueden darse también fuertes dolores abdominales, cólicos y una importante pérdida de peso.
Del diagnóstico al tratamiento
Cuando existe un posible caso de cáncer colorrectal, el diagnóstico se confirma generalmente con una colonoscopia. A partir de ahí, explica el doctor Manuel Sureda, oncólogo en el Hospital Quirónsalud Torrevieja, “hay que hacer lo que se llama en oncología un estudio de extensión, que es saber en qué grado ese tumor está afectando a todo el cuerpo, porque la afectación puede ser local, regional o sistémica, que es cuando puede afectar a alguna otra parte del cuerpo porque ya haya hecho metástasis”.
Un equipo multidisciplinar decide posteriormente cuál será la estrategia terapéutica. “Habitualmente uno piensa en quimioterapia, radioterapia, cirugía; que han sido las herramientas clásicas hasta ahora en la mayor parte de los tumores. Pero tenemos fármacos dirigidos, tenemos inmunoterapia, Es decir, hay otros recursos terapéuticos en los últimos años que también se pueden integrar en el tratamiento de determinados pacientes”, continúa el doctor Sureda.
Para sacar el mayor beneficio a estas terapias dirigidas, “lo que se procura es hacer un estudio molecular lo más profundo posible para tratar de identificar aquellos tratamientos que son más adecuados de acuerdo al perfil genético de cada tumor y de cada paciente”, cuenta Ramón González, responsable de la Unidad de Consejo Genético de la Plataforma de Oncología del Hospital Quirónsalud Torrevieja.
Esto permite abordar el tumor de acuerdo a unas características moleculares concretas y no atendiendo al órgano de origen, como se venía haciendo hasta hace unos años. Este cambio de rumbo en el abordaje del cáncer se debe a que, agrega Sureda, “el progreso en la biología molecular nos ha ido mostrando que, por ejemplo, un tumor de pulmón y un tumor de colon que tienen una característica molecular determinada pueden ser más parecidos entre sí que dos tumores de colon que no la tienen”.
Además, la personalización farmacológica de estos tratamientos presenta otras grandes ventajas, como permitir ajustar la dosis a las particularidades de cada paciente, reduciendo los efectos secundarios de las terapias más tradicionales, como la quimioterapia o la radioterapia, que tienen una alta toxicidad.
Ana Catalán, del servicio de Farmacia hospitalaria en el Hospital Quirónsalud Torrevieja, describe cómo “el paciente recibe un primer ciclo de tratamiento, una dosis estándar adecuada según su peso y su talla. Normalmente tomamos muestras de sangre y cuantificamos cuánto fármaco hay y mediante cálculos estadísticos y probabilísticos lo que hacemos es ver si realmente esa concentración que tiene en sangre sería la adecuada, aquella que vaya a maximizar la respuesta y minimizar la toxicidad”.
Avances en la mortalidad
Los avances en la llamada medicina de precisión -todas aquellas prácticas que utilizan la información genética para personalizar el abordaje de una enfermedad-, así como la identificación de un mayor número de subgrupos de cáncer colorrectal, ha permitido mejorar las expectativas de supervivencia de estos pacientes en los últimos años.
Datos de SEOM afirman que la supervivencia a los cinco años de los pacientes con cáncer de colon en estadios precoces supera el 90%, mientras que en estadios más avanzados se sitúa en torno al 50-70%. La supervivencia se ha duplicado en los últimos 20 años gracias al conjunto de todos estos avances, entre los que también se encuentran los programas de cribado (su implantación se ha traducido en un 15% menos de mortalidad).
El de Isabel es uno de esos miles de casos en el que haber llegado a tiempo ha permitido acabar con el tumor. Cuatro meses después de la operación y mientras continúa con su tratamiento, “diría que mi vida es prácticamente normal. Puedo hacer de todo, puedo comer de todo, me siento bien, no me siento enferma. Ahora tengo una cicatriz que me recuerda que eso está ahí, pero es también lo que me ha salvado la vida”.
La mejor manera de luchar contra el cáncer es evitar que aparezca y es por ello que el doctor Sureda insiste en los factores que pueden prevenir la aparición de cáncer colorrectal: “Cuidar la nutrición y la obesidad, comer abundantes vegetales, omitir el alcohol y el tabaco, todos son factores que se sabe que disminuyen notablemente la incidencia del cáncer de colon”.