La muerte de un hombre de avanzada edad por fiebre hemorrágica de Crimea-Congo picado por una garrapata en Salamanca este miércoles pone de relieve que la enfermedad, en poco más de una década, ha arraigado en varias zonas de nuestro país y hay que tomársela en serio.
"Ya es una enfermedad endémica en España, en la zona de Castilla y León, Extremadura, la sierra Madrileña y la acabamos de detectar en el Bierzo", explica Francisco Javier Membrillo, vicepresidente y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc).
"Está yendo en aumento. Hemos de tener en cuenta que es una zoonosis, se transmite por la picadura de una garrapata", continúa. "Los cambios climáticos de los últimos años están creando un sobrecrecimiento de la población de garrapatas y una modificación de las rutas migratorias de las aves", facilitando la entrada del virus en estas latitudes.
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El 27 de abril, la Consejería de Sanidad de Castilla y León confirmó un caso de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo por la picadura de garrapata en un hombre mayor que estaba hospitalizado en Salamanca.
El centro había puesto en marcha el procedimiento para estos casos –aislamiento y seguimiento de los contactos–. Aunque su situación era estable dentro de la gravedad, acabó empeorando y falleciendo este 1 de mayo.
La fiebre está causada por un virus del género Naiovirus se transmite a humanos, principalmente, por picaduras de garrapatas del género Hyalomma, presentes en aves migratorias, zorros, jabalíes o perros.
Por eso son los agricultores, ganaderos o cazadores de las zonas endémicas los más expuestos a la infección. Pero, como otras fiebres hemorrágicas (virus del ébola y Marburgo), puede transmitirse también por contacto de fluidos, y de ahí que los sanitarios que cuidan a los pacientes pueden estar expuestos.
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La primera vez que se detectó el virus en España fue en 2010, en Cáceres, cerca de la frontera con Portugal. Probablemente entró a través de un ave migratoria con garrapatas infectadas adheridas, o por la importación de ganado con el mismo problema. Pero no fue hasta 2016 que se notificaron los dos primeros casos, si bien un análisis retrospectivo dató el primero en 2013, en Ávila.
En 2018 se confirmaron otros dos casos (en Badajoz y Salamanca), y en 2020 tres (en Salamanca). En 2021 se diagnosticaron dos (en Salamanca y León), la misma cifra que en 2022 (en León, en la comarca de El Bierzo).
Aunque la letalidad del virus varía entre el 3% y el 40%, según los estudios, en una década se han confirmado en nuestro país un total de 13 casos y 5 muertes, entre ellas, la de una enfermera que se contagió cuidando a un paciente.
"Solo se supo posteriormente que había sido fiebre hemorrágica de Crimea-Congo", recuerda Membrillo.
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La mayoría de casos sintomáticos presentan una clínica leve de unos cinco días de evolución, con fiebre, cefalea, mialgias y mareos. Solo en unos pocos casos la enfermedad progresa hacia un cuadro grave con manifestaciones hemorrágicas en la piel y mucosas.
Membrillo explica que un estudio reciente en el Bierzo halló que no solo las garrapatas del género Hyalomma contenían el virus sino que "el 10% de los demás géneros también lo tienen, con lo cual estamos ante una enfermedad endémica, en la que cada vez encontramos más casos que pueden llevar al fallecimiento de personas".
Y esto, señala, "está relacionado con ser el único país de la Unión Europea sin especialidad de enfermedades infecciosas, lo que nos deja en una posición de clara debilidad frente a estas amenazas emergentes".
Sin vacuna ni tratamiento
Sin embargo, Adrián Aguinagalde, vocal de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (Sempspgs), explica que, con los datos actuales que se manejan, "el término correcto no sería endemia".
"Las garrapatas Hyalomma están distribuidas por la península, hay factores climáticos y ecológicos favorables y el virus circula libremente entre animales silvestres", apunta.
Por ello, "lo esperable sería que hubiera algún caso esporádico de forma ocasional entre los más expuestos (personas en contacto con animales o que realicen actividades al aire libre en el campo) entre los meses de mayo y agosto en las zonas de mayor serodetección hasta el momento".
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España no es el único país con presencia del virus. La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es endémica en África, Oriente Próximo y Asia, siempre por debajo de los 50 grados de latitud norte. En Europa ha habido casos en Bulgaria, Grecia, Albania, Kosovo y Ucrania.
No hay vacuna ni tratamiento específico frente a la enfermedad, pero desde 1990 se utilizan inmunoglobulinas humanas como prevención en personal expuesto a infectados, pacientes con sospecha de fiebre hemorrágico y casos confirmados.
En el último informe que realizó el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias sobre el tema, en agosto de 2022, se consideraba que el riesgo de más casos esporádicos de fiebres hemorrágicas en zonas con la garrapata Hyalomma era moderado, si bien el impacto de la enfermedad sería bajo ya que "el número de personas afectadas no sería elevado y se dispone de medios adecuados de aislamiento y control de los casos".
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Sin embargo, como Membrillo, Aguinagalde también advierte del riesgo de no prestar atención a la evolución de esta enfermedad en nuestro país.
"La evidencia señala que la temperatura, humedad relativa y precipitaciones están vinculadas a la incidencia de casos, dado que los factores climáticos favorecen la reproducción y también influye en la actividad de los campos", señala.
"Es por ello que en los planes de adaptación ante el cambio climático se está contemplando que tengamos en un futuro más casos de enfermedades transmitidas por garrapatas como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo".