Qué le pasa al maquinista cuando arrolla al que se tira al tren: "A veces el suicida le mira a los ojos"
Hay empresas de transportes públicos que ofrecen un servicio de atención psicológica para evitar el estrés postraumático que puede causar el suceso.
5 mayo, 2024 02:07El pasado 27 de abril la línea ferroviaria entre Madrid y Toledo estuvo interrumpida durante casi tres horas por un accidente mortal. Desde el Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (SEMAF) estiman que en activo hay 5.500 maquinistas que han estado implicados en un arrollamiento. La mayoría de ellos se producen con motivaciones suicidas.
Por este motivo, hay empresas de transporte público que han implementado recientemente un servicio de atención psicológica para maquinistas que hayan sufrido un arrollamiento. En Renfe y en los Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), por ejemplo, llevan desde el año 2016; en ambos casos, valoran positivamente la experiencia.
"A día de hoy, no tendría sentido acabar con este servicio", asegura a EL ESPAÑOL Ingeborg Porcar, directora de la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UTCCB), encargada de la atención psicológica de los TMB. A diferencia de Renfe (donde se incluyen también las agresiones a maquinistas), la UTCCB sólo interviene cuando se produce un atropello.
En ambos casos, eso sí, los maquinistas son los que reciben la llamada por parte de los psicólogos. "Si no lo quieren, tienen que rechazar el protocolo de atención preventiva. Pero sólo se da en un 1% de las veces", señala Porcar.
Como añade Marta Pérez de Vargas Bonilla, jefa del área de Psicología Laboral de Renfe, anteriormente pensaban que se les iba a "bajar de la máquina" si intervenía el servicio de atención psicológica: "Antes, el perfil era el de un hombre duro, que no creía que fuera necesario mostrar sus emociones; ahora, se muestran con ganas de verbalizarlo".
Hay ocasiones en las que incluso son los propios maquinistas los que les llaman. Este nivel de adhesión no sólo se explica por el cambio de actitud por parte de los trabajadores, sino también por el incremento de suicidios. La tendencia en España es elevada y uno de los métodos es lanzarse a las vías del tren. A falta de los datos del año pasado, en 2022 fallecieron 86 personas por arrollamiento con motivaciones suicidas, según el informe de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria.
Evitar un proceso largo
La primera fase, explica Porcar, es de desactivación. Se realiza una vez que llegan a casa con el objetivo de desactivar los niveles de adrenalina. La segunda se lleva a cabo a las 72 horas del suceso porque es cuando pueden empezar a prepararles para la vuelta al trabajo.
Después de esta segunda, aún se les sigue durante dos o tres semanas más para asegurarse de que no hay un nuevo incidente que podría volver a reabrir los síntomas: "Si a los cuatro o cinco días la sintomatología ha disminuido, el incidente original ya no va a producir más problemas".
Los maquinistas que se ven involucrados en un arrollamiento tienen una respuesta de estrés agudo. Si se dejara a la recuperación espontánea, algunos se recuperarían. Pero en otros casos se podría convertir en estrés postraumático: "No se trata de hablar de lo que ha pasado. La intervención consiste en que entiendan qué es lo que está haciendo el cerebro y cómo pueden fomentar que la vuelta sea lo más fácil".
En este sentido, la directora de la UTCCB reconoce que inicialmente costó convencer a los maquinistas de que cuanto menos tardan en reincoporarse, mejor resulta el proceso. Al principio, pensaban que se debía a que la empresa quería que volvieran cuanto antes. Pero ya han comprendido que si les das tiempo, no les preparas para lo que les va a pasar y la baja se alarga. "Muchas veces vienen diciendo 'me han dicho que no hay que alargarlo'".
Independientemente de esta ayuda, los conductores de metro reciben una formación previa que les prepara ante este tipo de acontecimientos. Además, las líneas están conectadas, por lo que son conscientes de que es una realidad que ocurre con frecuencia: "Lo que te cuenta la mayoría es 'vaya, era hoy'. No es algo inesperado".
La dificultad de olvidar
En Renfe, la primera llamada se realiza entre tres y seis horas después del suceso. Aunque si el trabajador lo necesitara, actúan de manera inmediata. Pasadas 24 horas, programan una nueva cita para comprobar si han aparecido pensamientos negativos e intrusivos. De media, llevan a cabo unas cuatro intervenciones.
En todas ellas se aplica la terapia cognitivo conductual con la que se valora si existe un cuadro de shock y también se evalúa el grado de ansiedad, estrés y tristeza que puede tener. "Cuando sucede un arrollamiento, lo que más tardan en olvidar es la emoción", explica Pérez de Vargas. "Esto es, si estaba de pie, sentado, qué ropa llevaba; o si le estaba mirando a los ojos, porque hay gente que te devuelve la cara".
La intervención varía en función de cómo ha vivido el maquinista el suceso: "No es lo mismo tener el recuerdo vivo de cada escena desde el momento en el que ve a la persona hasta que se le arrolla a no tener ni idea de lo que ha ocurrido". E indudablemente, depende de la personalidad de cada uno. Hay trabajadores que tras la intervención del momento y la de las 24 horas de chequeo, reconocen que no necesitan más ayuda.
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También influye si ha habido un resultado de cadáver o herido. En caso de que el arrollamiento sea accidental, por ejemplo, en algunos casos aparece un sentimiento de culpa y un pensamiento recurrente, creyendo que podrían haberlo evitado si hubieran pitado o frenado más. Aunque la impotencia la manifiestan todos. "Tienen que elaborar su duelo de alguna forma", concluye Pérez de Vargas.