La mayoría de las personas han sufrido sensación de acidez, quemazón o de subida del contenido del estómago de forma espontánea alguna vez a lo largo de su vida. Esta afección, que se define como reflujo, cuando se vuelve demasiado frecuente y afecta a la calidad de vida, se conoce como enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).
Es una afección tan habitual que casi el 10% de la población española manifiesta síntomas típicos de reflujo gastroesofágico una o más veces por semana, según la ‘Guía de Práctica Clínica sobre la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE) en el adulto’, elaborado por la Sociedad Española de Gastroenterología.
El reflujo se produce cuando el cierre de la válvula de unión entre el estómago y el esófago -el cardias- no funciona correctamente, provocando el ascenso del contenido del estómago hasta la garganta. Este defecto puede deberse a una insuficiencia muscular del cardias o a una hernia de hiato (esta se produce cuando la parte superior del estómago se hincha y sobresale dentro de la cavidad torácica), pero la enfermedad por reflujo es multifactorial y también afectan “factores anatómicos, alteraciones en el vaciamiento gástrico (fármacos, sobrepeso…), situaciones como el embarazo, la dieta, el alcohol, la cafeína o alteraciones de la microbiota”, explica la doctora Rocío Temiño, especialista en aparato digestivo en el Centro Médico Teknon en Barcelona.
Cualquiera que sea la causa del reflujo, los síntomas son similares, y van desde el ardor, la regurgitación y dolor o dificultad al tragar, a otros no digestivos tales como tos crónica, afonía, asma, taquicardia, dolor torácico o desgaste dental, entre otros.
La importancia de la dieta
Advierte la doctora Temiño de las consecuencias de la dieta en la enfermedad por reflujo. Su importancia se debe a que “hay alimentos que tienen una acción directa sobre el cardias, lo pueden relajar y producir el reflujo: el chocolate, el alcohol y las grasas. También hay otros alimentos, aquellos grasos o las verduras crudas, que retrasan el vaciamiento del estómago y hacen esas digestiones lentas”.
Es por ello que, como recomendación general a cualquier paciente con reflujo, es mejor “hacer varias comidas al día, comidas pequeñas, bien masticadas, comiendo despacio y que sean acompañadas con frutas, verduras, bajas en grasas”, concluye la especialista.
Cuando recurrir al tratamiento farmacológico, endoscópico o quirúrgico
A la hora de valorar el tratamiento para la enfermedad por reflujo, “hay dos variables que resultan fundamentales: el diagnóstico precoz y el estudio funcional preoperatorio (a través de la pHmetría y la manometría esofágica), que resulta decisivo para obtener información crucial como la presencia y tamaño de una hernia, el número de episodios de reflujo y la funcionalidad del esófago. En función de los resultados se decide qué tipo de tratamiento aplicar a cada paciente, adaptando en su caso la técnica quirúrgica”, detalla la doctora Teresa Sánchez Rodríguez, del servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo y experta en cirugía gastroesofágica en el Hospital Quirónsalud San José.
Por lo general, se recurre al tratamiento quirúrgico o endoscópico cuando el tratamiento farmacológico no consigue un alivio completo de la sintomatología, por los efectos secundarios que supone o en el caso de los pacientes que no deseen tomar medicación de por vida y también en el caso de alteraciones anatómicas o agravamiento de la enfermedad que no pueden ser corregidas con el tratamiento farmacológico y requieren tratamiento quirúrgico para su solución. El procedimiento de referencia para el tratamiento del reflujo se denomina funduplicatura, una técnica mediante la que se crea un pliegue o giro en la parte superior del estómago (fundus) para mejorar el tono muscular del cardias, evitando el reflujo, además de corregir las alteraciones anatómicas que puedan ser causa del origen del reflujo, como la hernia de hiato.
Existen varias posibilidades quirúrgicas a la hora de llevar a cabo esta técnica. Dos opciones mínimamente invasivas, que realizan la funduplicatura mediante laparoscopia y endoscopia. Estas proporcionan una serie de ventajas como la reducción del dolor, una menor estancia hospitalaria y la reincorporación casi inmediata a la vida habitual, además de un mejor resultado estético.
La vía laparoscópica realiza, mediante pequeñas incisiones, el abordaje quirúrgico más completo para la reparación definitiva del defecto anatómico y el refuerzo del cardias según la necesidad de cada paciente, individualizando en cada caso la realización de funduplicatura en 360 o 180 grados. Requiere una corta estancia hospitalaria y tiene una temprana recuperación. Actualmente, la laparoscopia también se ha visto incrementada en los pacientes que no corrigen su enfermedad con técnicas endoscópicas o en pacientes con obesidad, a lo que se añade una cirugía bariátrica.
Los últimos avances en endoscopia
En los últimos años se han desarrollado varios dispositivos para el tratamiento del reflujo vía endoscópica que, a diferencia de la laparoscopia, no requiere de pequeñas incisiones en el abdomen, sino que se realiza a través de orificios naturales, en este caso la boca. En 2020 se llevó a cabo por primera vez en España, en el Centro Médico Teknon, una funduplicatura por vía endoscópica con un procedimiento que permite crear una nueva válvula antirreflujo.
Durante el procedimiento, se envuelve la parte superior del estómago alrededor del esófago para presionar el esfínter y prevenir el ascenso del contenido gástrico. Esta nueva técnica se lleva a cabo con el dispositivo EsophyX-Z 2.0, “que nos permite llegar hasta el estómago del paciente a través de su boca. Una vez dentro y gracias a la visión directa que nos ofrece el endoscopio es posible liberar unos puntos de polipropileno que nos ayuden a unir las capas de tejido esofágico y del fondo del estómago, creando una válvula circunferencial", cuenta la doctora Temiño.
Este procedimiento está indicado en pacientes con cardias laxo o hernias de 2 cm, y permite ofrecer resultados similares a los de una cirugía, con todas las mejoras que supone una intervención endoscópica, que no precisa de incisiones en el abdomen del paciente y requiere apenas un día de ingreso. La especialista añade que, “con esta nueva técnica podemos ofrecer a nuestros pacientes un tratamiento desde el punto de vista endoscópico con excelentes resultados y perfil de seguridad, y con la ventaja de la ausencia de disfagia o dificultad para tragar".