El genetista de Harvard David Sinclair defiende que la edad del organismo se puede 'rebobinar' al menos un 50%.

El genetista de Harvard David Sinclair defiende que la edad del organismo se puede 'rebobinar' al menos un 50%. Harvard

Salud

"La primera persona que cumplirá 150 años ya ha nacido": llega la gran era de los supercentenarios

La ciencia apunta que una esperanza de vida de unos 125 años es verosímil. El genetista de Harvard David Sinclair cree que unos pocos llegarán más allá.

15 junio, 2024 03:12

Cuando alguien felicita a María Branyas por haberse convertido a sus 117 años en la mujer más longeva del mundo, ella, según cuenta su hija, se encoge de hombros: "Dice que no es ningún mérito suyo". La catalana tiene en común con otras 'supercentenarias' -personas que han cumplido más de 110 años- la sensación de no haber hecho nada excepcional que explique su larga vida, más allá de una buena genética, llevar una vida activa y alimentarse sin excesos. La misma fórmula de la italiana Emma Morano (117 años), la japonesa Kane Tanaka y la estadounidense Sarah Knaus (119) y la decana de la humanidad, la francesa Jeanne Calment (122).

Estas mujeres tienen otro factor en común: no han tenido una vida fácil. Traumas como la Guerra Civil, guerras mundiales, las recesiones económicas y las pandemias -la más reciente, la Covid-19- han supuesto "eventos de compresión de la mortalidad", periodos que han concentrado la muerte de los nacidos en un año concreto. Al nacer Calment en 1875, la esperanza de vida era de 43 años. No obstante, un estudio publicado en PLOS One en 2023 también detectó un fenómeno de "postergación": los nacidos a partir de 1950 ya aspirarían a vivir 125 años.

Más aún, los investigadores creen que no habrá que esperar a la segunda mitad del siglo XXI para batir el récord de Calment. "Se estiman en un 80% las probabilidades de haber superado el récord de 122 años para 2050", explicaba José Alberto López, investigador postdoctoral del laboratorio de Plasticidad Celular y Enfermedad del IRB Barcelona. Otro estudio publicado en 2021 en Nature Communications lanzaba las campanas al vuelo al calcular que la resiliencia de las células humanas podía extenderse hasta los 150 años.

"Soy optimista: creo que la primera persona que cumplirá 150 ya ha nacido", afirmaba David Sinclair, profesor de genética en la Escuela de Medicina de Harvard y codirector del Centro Paul F. Glenn para la Biología de la Investigación del Envejecimiento. "En los últimos 20 años se han identificado varias moléculas que han logrado retrasar el envejecimiento, al menos en animales. Además, hemos demostrado que se puede 'rebobinar' la edad del organismo hasta un 50%. Y si puedes hacer eso, todo es posible", declaraba en la Harvard Gazette

El genetista David Sinclair. Universidad de Harvard.

El genetista David Sinclair. Universidad de Harvard.

La materia rebasa el ámbito de la medicina: entidades como el Parlamento Europeo ya instan a pensar en los cambios sociales y demográficos que traerá esta era de los supercentenarios. Incluso retrasando la jubilación a los 70 años, argumentan, alguien tan longevo pasaría más de la mitad de su vida pensionado, con el gasto social y sanitario que ello implica. Sin embargo, los investigadores aclaran que el límite físico vital no es lo mismo que la esperanza de vida. Si las Calment del futuro pueden aspirar a cumplir los 150 por sus excepcionales atributos, es más probable que la media toque techo entre los 120 y 125 años.

Dicho de otro modo: en los últimos 100 años, la longevidad en los países desarrollados ha aumentado un 50% hasta alcanzar los 84 años en España. Seguirá aumentando pero a un ritmo cada más lento: Álvarez lo ha comparado con los récords de atletismo que cada se baten con menos frecuencia y por un margen más estrecho. A esto se suma un incremento natural y drástico de la mortalidad a partir de los 100 años. "La posibilidad de que una persona de 115 años fallezca antes de cumplir los 116 es tan alta que hacen falta mil centenarios para conseguir un supercentenario".

Estrategias para la longevidad

¿A qué se debe este gran salto adelante? El progreso científico y sanitario, o el aumento de la prosperidad desde mediados del siglo XX, han sido indispensables. Pero también un descubrimiento, el reloj epigenético. Si el envejecimiento del organismo es inevitable, ciertos mecanismos metabólicos pueden acelerarlo o retrasarlo, interviniendo sobre las instrucciones que reciben nuestras células. Mantenerlas con un comportamiento "joven" retrasa enfermedades que se vuelven prevalentes con la edad como el cáncer, las cardiovasculares o las neurodegenerativas. 

Este campo es de la 'Gerociencia', en palabras de Álvarez, una "visión integrativa" de todas las enfermedades ligadas al envejecimiento celular. El fenómeno que se investiga en el IRB Barcelona es de las células senescentes, también llamadas 'zombis': han llegado al final de su vida, pero se resisten a morir por apoptosis, y se acumulan produciendo sustancias tóxicas. Esto ha dado lugar a una gama de fármacos, los senolíticos, destinados a erradicar estas células que han entrado en senescencia, reprogramar el reloj epigenético y frenar procesos cancerosos o neurodegenerativos.

"Tiene un gran potencial", valora el investigador. "Se están haciendo ensayos clínicos para tratar retinopatías de origen diabético o enfermedades de origen fibrótico. En el caso del cáncer, se ha visto en modelos animales que la eliminación de esas células senescentes ayuda a que el tratamiento con quimioterapia sea más eficaz". Pero los resultados en cuando a longevidad bruta son aún más impresionantes: la erradicación de las 'células zombis' ha logrado prolongar los años de vida de animales de laboratorio. ¿Hemos dado con el elixir de la eterna juventud?

Maria Branyas junto al investigador Manel Esteller, en la residencia Santa Maria del Tura de Olot.

Maria Branyas junto al investigador Manel Esteller, en la residencia Santa Maria del Tura de Olot. Twitter Manel Esteller

No se puede decir tanto, matiza Álvarez, porque estos resultados en organismos sencillos no se traducen con facilidad en el ser humano. "Las intervenciones que se hacen en un modelo de gusano pueden duplicar su vida; en una mosca de la fruta, ya se reduce a un 40%; y en un ratón, un 20% será un éxito". Además, implican modificaciones genéticas que éticamente no pueden introducirse en ensayos con pacientes humanos. Algunas han tenido como efecto secundario el aumento de la reproducción de las células cancerígenas en lugar de su freno.

"Incluso si lográsemos suprimir todas las enfermedades ligadas al envejecimiento, probablemente seguiría existiendo ese punto entre los 120-130 años en el que todo se derrumba por puro desgaste", plantea el especialista. Y para llegar ahí, los fármacos antienvejecimiento serían menos importantes que la adopción de una fórmula probada de longevidad saludable: actividad física e intelectual durante toda la vida; alimentación equilibrada y con ingredientes frescos; suficiente descanso y actividades de ocio; y hacer vida familiar y en comunidad.