Las redes sociales están repletas de pseudoexpertos que difunden consejos de salud. La última moda que se ha podido observar en los últimos días en plataformas como TikTok es la de personas hablando del "callo solar". Esta tendencia consiste, principalmente, en convencer a la gente de que el sol no es perjudicial para la piel, sino que ésta no está preparada para recibirlo. Según ellos, las personas deben exponerse al sol progresivamente durante los meses previos al verano para poder tomar el sol sin usar protector y evitar quemarse. 

Paloma Borregón, dermatóloga del Grupo de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), explica que este concepto existe, pero, al contrario de lo que afirman estos gurús, es perjudicial para la salud. Cuanto más se expone la piel al sol, más melanina fabrica para protegerse del deterioro que sufre. Este sistema es el que da lugar al bronceado, pero no significa que sea beneficioso.  "Dejas de quemarte, pero el daño se acumula", explica la dermatóloga. 

El único beneficio que puede tener esa forma progresiva de ponerse al sol es que la piel no se pone roja, cuenta Borregón. Sin embargo, eso no significa que no se deteriore igualmente: "Ese color rojo solo es el efecto visible de un daño que es crónico e invisible"

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El sol y su radiación producen manchas y arrugas, disminuyen la elasticidad y el colágeno y hacen la piel más frágil, detalla Ortiz. El problema de estos cambios es que la gente no es consciente porque pueden tardar entre treinta y cuarenta años en notarse, añade el dermatólogo.  El especialista deja claro que no hay una forma segura de realizar esa exposición y que cuanto más dura, más rápido envejecerá su epidermis. "Recomiendo a mis pacientes que se nos borre de la cabeza el concepto de tomar el sol".

Estas afirmaciones no significa que haya que olvidarse de ir a la playa, aclara Ortiz. Lo que se debe desterrar es el pensamiento de ir y que la única actividad sea tumbarse a recibir la radiación solar

La difusión de este tipo de desinformación a través de las redes sociales es algo "muy preocupante", lamenta Pablo Ortiz, dermatólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid. "Están consiguiendo que la gente se exponga de una manera tremenda al sol". La mayor parte de la gente, asegura el experto, quiere dos cosas: no sufrir cáncer de piel y tenerla bonita cuando sean mayores. "Ninguna de las dos es compatible con tomar el sol", asevera.

El "único beneficio" que aporta el sol a la piel es que ayuda a fabricar vitamina D, pero para ello es suficiente con recibirlo 15 minutos al día, detalla Borregón. "A partir de este tiempo ya no nos aporta ninguna ventaja". El dermatólogo del Hospital 12 de Octubre añade que, de hecho, ni siquiera hace falta tomar el sol como única actividad. Es suficiente con la cantidad que se recibe al salir a la calle para ir al trabajo, a dar un paseo o a hacer recados, por ejemplo.

Ortiz aborda también la utilidad y la necesidad de uso de los protectores solares. Si se emplean de forma adecuada, para una protección diaria y continua, son beneficiosos para la salud. Sin embargo, destaca el especialista, esto no suele ser así. La gente no utiliza estos productos para protegerse de los daños cotidianos, sino para poder pasar más tiempo al sol sin quemarse. Ese exceso de horas, aunque no se vean lesiones aparentes, aumenta el riesgo de sufrir cáncer de piel.

El aumento de esta patología es algo que preocupa a los expertos. Entre 2019 y 2023 se incrementaron los diagnósticos de la enfermedad un 15% en las mujeres y un 50% en los hombres. Borregón explica que esto es, sobre todo, el resultado de un cambio se ha visto en los últimos años en los hábitos. La moda de las últimas décadas de tener una piel bronceada en verano ha hecho que muchas personas se expongan a la radiación ultravioleta durante largas horas. "Ahora vemos ese daño solar acumulado en la gente que hace unos años empezó a exponerse como locos al sol a darse rayos UVA".

Ortiz indica que no todos los casos de esta dolencia se deben a una dosis acumulada de sol durante varios años, sino que es algo que depende del tipo de cáncer que se padezca. El melanoma, por ejemplo, se asocia más con una exposición a una radiación intensa e intermitente, como las quemaduras que se sufren en unas vacaciones en la playa.  Borregón añade que hay que llevar especial cuidado con este tumor porque tiene la capacidad de provocar muy rápido una metástasis.

Hay algunas personas que necesitan protegerse especialmente del sol y las radiaciones. Las personas pelirrojas o rubias de piel y ojos muy claros. También deben llevar bastante cuidado quienes hayan sufrido un melanoma o tengan antecedentes familiares de la enfermedad, expone Ortiz. Hay que vigilar especialmente a los niños, ya que en las edades tempranas esa radiación afecta todavía más negativamente a la epidermis, destaca la dermatóloga de GEDET. El especialista destaca que, en ese sentido, el mejor aliado es la vestimenta: cuanto más tapado mejor. "La mejor protección no es la crema, es llevar ropa y sombrero".