Uno de cada dos cánceres diagnosticados en España es de piel. Los casos de este cáncer crecen a un ritmo más rápido que los de cualquier otro tipo de cáncer y, según los datos de la Asociación Española de Dermatología y Venereología, su incidencia ha aumentado un 40% en los últimos cuatro años.

Dentro de los diferentes tipos de cáncer de piel, el melanoma es el más conocido. Esto se debe, alega el doctor Pedro Rodríguez, coordinador de la Unidad de melanoma y cáncer de piel del Hospital Ruber Internacional y dermatólogo especialista en Oncología en la Clínica Dermatológica Internacional, a que "es el más grave, pero por suerte es el menos frecuente", pues constituye solamente el 1% de los casos de cáncer de piel. En conjunto, las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer calculan que en 2023 en nuestro país se diagnosticaron un total de 20.392 nuevos casos de cánceres de piel.

La realidad es que, a pesar de la creciente incidencia del cáncer de piel, la mayor parte de los casos presentan un buen pronóstico. Incluso el melanoma, que es el tipo de cáncer de piel más mortal, tiene una probabilidad de curación del 80% si se detecta de forma precoz.

Tipos de cáncer de piel: diferencias entre carcinoma y melanoma

Los cánceres cutáneos se pueden dividir en dos grandes grupos: el cáncer de piel no melanoma (carcinomas) y el melanoma. El primero es el tipo más común de cáncer de piel, pero también el más tratable. Se forma en las células epiteliales, aquellas que recubren las partes internas y externas del cuerpo como la piel o las mucosas y, según el tipo de células en las que se origine el tumor, este se divide entre el carcinoma basocelular y espinocelular.

El melanoma, por otra parte, se produce por mutaciones en las células llamadas melanocitos, las cuales producen melanina, el pigmento responsable del color de la piel y el cabello.

Carcinoma basocelular

Se origina en las células basales presentes en la epidermis, la capa más externa de la piel, y aunque es el cáncer de piel más habitual (constituye entre el 80% y 90% de los casos), presenta una alta tasa de curación y su mortalidad es escasa.

Signos: bultos perlados o traslúcidos, lesiones planas y duras similar a una cicatriz, bultos elevados de color rojizo o marrón, úlceras que no curan.

Carcinoma de células escamosas o espinocelular

Al igual que el carcinoma basocelular, surge en la epidermis (en unas células denominadas queratinocitos), aunque su incidencia es menor, pues supone entre el 10% y 30% de los tumores cutáneos. Tampoco suele propagarse a otras partes del cuerpo y en la mayoría de los casos tiene un buen pronóstico. En algunos casos de alto riesgo (pacientes inmunodeprimidos, tumores agresivos) presenta en torno a un 10-20% de probabilidades de metástasis

Signos: nódulos rojos, lesiones planas con una superficie escamosa o con costras y de rápido crecimiento.

Melanoma

Se manifiesta sobre todo con cambios en los lunares o con la aparición de otros nuevos. Puede desarrollarse en cualquier parte de la piel, pero es más frecuente en las zonas del pecho y la espalda en los hombres y en las piernas de las mujeres. Es el tipo de cáncer de piel con mayor probabilidad de metástasis.

Signos: Un lunar que cambia de color o de tamaño, lesiones dolorosas o que causan picor, manchas oscuras en las palmas de las manos, las plantas de los pies o las mucosas (de la boca, por ejemplo).

“Para diagnosticar un cáncer de piel hay una serie de signos de alarma. Por ejemplo, a partir de los 30 años es raro que aparezcan nuevos lunares. Es decir, si a una persona con más de 30 años le aparece un lunar nuevo, lo correcto es ir al dermatólogo. Otro factor que hay que analizar y que a veces uno se olvida son las uñas. A veces aparecen unas líneas oscuras llamados melanoniquia, que son lunares que aparecen en la matriz, en la raíz de la uña y también el cuero cabelludo”, explica el doctor Ricardo Ruiz, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Ruber Internacional y director médico de la Clínica Dermatológica Internacional.

Conocer las diferentes manifestaciones del cáncer de piel puede ayudarnos a identificar un posible tumor ya que, tal como comenta el doctor Pedro Rodríguez, “la inmensa mayoría de las veces no da ningún síntoma, no pica, no duele. Solo a veces, cuando el tumor avanza por el crecimiento tumoral se producen ulceraciones, heridas, es decir, una herida que aparece sobre un lunar. En el caso de los carcinomas, pueden aparecer como pequeñas protuberancias o granitos que cuando crecen forman herida”.

Ante una señal de alarma lo recomendable es acudir cuanto antes al dermatólogo, pues el diagnóstico precoz es la mejor herramienta para un tratamiento eficaz. El pronóstico de los cánceres de piel no melanoma es muy bueno en la mayoría de casos, sin embargo, “el melanoma tiene la posibilidad de extenderse a otras zonas, como puede ser el cerebro o el hígado”, aclara el doctor Ruiz.

Hoy en día, además, está cambiando el perfil de estos pacientes. Hasta ahora, el cáncer de piel aparecía “sobre todo en población envejecida, en pieles claras con fotoexposición crónica y por encima de los 50 años. Si bien es verdad que el carcinoma celular en los últimos años también lo estamos viendo cada vez más en la década de los 30 y los 40”, comenta el doctor Rodríguez.

Como advierte el especialista, el melanoma también se ve cada vez con mayor frecuencia en un grupo poblacional joven, por lo que insiste en la importancia de revisarse los lunares. Para ello se puede aplicar la simple regla del ABCDE para percatarse de un posible melanoma: “Una mancha asimétrica, de bordes irregulares, que tenga varios colores, de diámetro grande y seguir la evolución del lunar”, añade el especialista.

La prevención, factor fundamental

Los principales factores de riesgo para el cáncer de piel son, enumera el doctor Ruiz, “la exposición solar, tener una piel clara que se quema fácilmente, gente que tiene muchos lunares, tomar rayos UVA, antecedentes familiares, y algo muy importante que son las quemaduras solares. Se sabe que en niños que han tenido más de tres quemaduras solares a lo largo de la infancia tienen diez veces más riesgo de padecer cáncer de piel”, concluye el especialista.

El “factor de riesgo fundamental para tener un cáncer de piel es la genética, lo que ocurre es que incidimos mucho sobre el sol porque es modificable”, reitera el doctor Rodríguez. Es por ello que los expertos apuntan a la concienciación sobre estos factores ambientales que incrementan las posibilidades de padecer un cáncer de piel, como es la exposición solar, para prevenir futuros casos.

Especialmente ahora que ha llegado el verano y las altas temperaturas, hay que incidir en la importancia de la prevención. Utilizar crema de protección solar (siempre con un factor mayor a 15), reaplicarla cada dos o tres horas y recordar el valor de las barreras físicas, como la ropa, las gafas de sol o los sombreros, para protegernos de una exposición solar posiblemente dañina.