España ya ha surfeado su primera ola de calor del año y, aunque esta vez ha llegado tarde, no podemos esperar que sea la última del verano. Nos encontramos en plena canícula, la época del año en la que las temperaturas alcanzan sus máximos valores, y es posible que escuches que tu ciudad está en alerta por esta razón unas cuantas veces antes de que acabe la estación. Las olas de calor se llevan miles de vidas cada año sólo en España y, por eso, aumentar la prevención en estos días es fundamental.

Sobre esto sabe mucho Julio Díaz, profesor de investigación y codirector de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Este científico fue uno de los que armaron el plan que ha conseguido reducir la mortalidad por calor en España hace 20 años y que ahora los países del mundo admiran y quieren replicar en sus países, tal y como explica a EL ESPAÑOL. Sin embargo, la emergencia climática lo sigue poniendo a prueba año tras año.

La primera ola de calor de este año parece haber llegado más tarde que los años anteriores, ¿es algo para celebrar?

Las olas de calor van a llegar. Aemet ya dijo que nos espera un verano más cálido de lo normal. Por lo tanto, el hecho de que haya empezado más tarde no significa nada… lo que nos queda va a ser bastante más cálido para compensar junio y prácticamente medio julio. El calor se ha desplazado a la derecha en el calendario. A lo mejor resulta que en vez de terminar el verano el 21 de septiembre, la fecha astronómica, lo hace más tarde.

Es irrelevante lo que pueda suceder en un año. El cambio climático es clima, no meteorología. El clima habla de tendencias a lo largo de 30 años. Que un año sea menos cálido no implica que el clima se vea afectado por esto. Esto sólo está ocurriendo en España. Están habiendo olas de calor brutales en Grecia, en Estados Unidos y en Europa del este. Nos hemos librado de un mes de calor, pero el verano que queda va a ser normal, por lo menos, desde el punto de vista climatológico.

Todo en su contexto...

Claro, necesitamos verlo en su espacio y su tiempo. Si hablas de clima, hablas de series de 30 años. Y si hablas de algo global, como el cambio climático, tienes que pensar en el resto del globo. Este junio ha sido el junio más cálido a nivel global desde que se tienen datos. Lo que estamos viviendo aquí es un espejismo. Parece que lo que vivimos nosotros lo extrapolamos y, en absoluto, no podemos tirar las campanas al vuelo.

Y ahora que ha llegado, ¿qué podemos que esperar de esta primera ola de calor?

La primera ola de calor del año es la que más impacto tiene en la salud, sobre todo en el indicador de la mortalidad. ¿Por qué? Sólamente el 2% de muertes atribuibles al calor se deben a un golpe de calor. Es decir, una persona sana que está realizando una labor al aire libre, sube su temperatura y muere. El 98% de las muertes por calor se producen por agravamiento de otras enfermedades: problemas respiratorios, cardiovasculares… Las personas a las que afecta el calor son personas vulnerables. En la primera ola de calor es cuando más personas vulnerables hay, en la siguiente, por desgracia, habrán muerto ya muchos de ellos y morirán menos personas, y así sucesivamente. En la primera hay que tener mucho cuidado.

¿Y España se las toma en serio?

En el año 2003 hubo un exceso de muertos, 6.600 personas sólo en España, debido a una ola extrema de calor. La ministra de entonces, Ana Pastor, reunió a un grupo de expertos, que en ese momento éramos poquitos, para montar un plan para prevenir los impactos en calor a partir de 2003. Desde 2004 hemos ido mejorando: hemos pasado de definir una ola de calor a partir de un valor fijo, a determinar cuál es la temperatura a la que aumenta la mortalidad a nivel provincial. El plan de prevención español es uno de los mejores del mundo, por no decir el mejor. Nos lo estamos tomando muy en serio. Antes de que empezasen estos planes, la mortalidad por cada grado por encima de la definición de ola de calor aumentaba en un 14% y ahora está entre el 3% y el 4%. Y tú me dirás, ¿entonces por qué hay más muertes? ¡Joder, porque hace más calor!

El 2022 fue el año más caluroso desde que tenemos registros en España. Tenemos temperaturas cada vez más altas que, a su vez, cada vez tienen un mayor impacto en mortalidad, aunque el riesgo haya bajado. España es un ejemplo y también en que esto estén implicados tres ministerios: el de Ciencia, donde estamos nosotros en el ISCIII, el de Transición Ecológica, con Aemet, y el de Sanidad, que se encarga de gestionar toda la información de Aemet con la base científica que damos nosotros para dar estas alertas. Perdona que saque pecho, pero las cosas están bien hechas.

Hay que presumir de lo que se hace bien...

Fíjate si se estará haciendo bien que Canadá, Chile, Australia, Brasil… nos están pidiendo ver cómo funciona. Es una metodología exportable y funciona. Nos quieren copiar el modelo.

¿Existen ya cálculos de cuánta mortalidad por calor puede haber este verano?

Hay cálculos, ya viejecitos, entre los años 2000 y 2009 que dicen que mueren unas 1.300 personas en España por olas de calor. Pero esto no quiere decir absolutamente nada. En el año 2022 hubo un exceso atribuible al calor de 4.700 muertes, que fue un récord también porque veníamos de la pandemia y había muchas personas vulnerables. En el año 2023 hizo un poco menos de calor y la mortalidad atribuible a las olas de calor fue de unas 2.000 muertes. ¿De qué depende? Fundamentalmente, del calor que haga. Sí sabemos que el orden de magnitud está entre 2.000 o 4.000, pero todo depende de lo que ocurra con la temperatura.

¿Y podemos saber si en nuestro país hay puntos especialmente letales?

Es que el impacto que tiene la temperatura en la mortalidad no depende del calor, sino de cuánto se separe de la temperatura de definición de ola de calor. Por ejemplo, ponte que la definición de ola de calor en A Coruña es a partir de 26ºC. Pues un día que en A Coruña haya 30ºC estaremos hablando de 4ºC por encima del umbral y tendrá un impacto en mortalidad claro. Pero, por ejemplo, en Sevilla la definición de ola de calor es a partir de 41ºC. Un día que en Sevilla haya 30ºC, la temperatura que hacía en A Coruña, el impacto en salud va a ser cero. ¡Ahí se ponen la rebequita!

La temperatura en número absoluto no importa. Importa la variación entre la temperatura y la temperatura que define cuándo es ola de calor en cada provincia. Cada uno estamos adaptados a nuestro clima y el efecto en salud depende de lo que se sale de nuestro nicho de confort.

Hace poco publicamos en EL ESPAÑOL un artículo sobre el problema de la legionelosis en verano en España. ¿También las olas de calor son peligrosas en este sentido?

Sí, hemos hecho un estudio sobre cuánto aumentan las enfermedades bacterianas a través de los alimentos, como la salmonela. Hemos visto que en Madrid aumentan los ingresos hospitalarios por esta razón en un 12% a partir de los 34ºC, que es la temperatura a partir de la cual se considera ola de calor en esta zona. Pero es que cuando hace calor no sólo aumenta la proliferación bacteriana, sino que también disminuye la calidad del agua, aumentan los incendios forestales, aumenta la sequía, las concentraciones de ozono, la contaminación, las partículas materiales (PM), y todo ello tiene un impacto en la salud. Centrar el cambio climático en el verano o en las altas temperaturas no tiene sentido, son muchas cosas a la vez.

Si ahora mismo sales a la calle en Madrid no sólo vas a sufrir el calor. Vas a respirar el NO2 y el ozono, que probablemente en ola de calor están disparados, y vas a respirar las PM y el polvo del Sáhara que está llegando… Si nos centramos en la temperatura, te olvidas de muchos factores que aumentan la mortalidad. La respuesta debe ser global, el individualismo en ciencia hace mucho que no existe.

Europa es el área del mundo más preocupada por la crisis climática, ¿es preocupante que haya aumentado el voto a la extrema derecha en este sentido?

Es evidente y también, sobre todo, en la política local. El cambio climático es un problema global, por lo que cualquier acción local puede tener una repercusión en todo el mundo. Un alcalde puede decidir si los coches circulan o no cerca del colegio de tu hijo. La contaminación también impacta en el desarrollo cognitivo y neurológico. ¡Claro que la política influye tanto a nivel local como global! Ahora mismo lo estamos haciendo regular en los objetivos de cada vez emitir menos contaminación, imagínate si se le da rienda suelta y no hay control sobre los consumidores de petróleo. Es para echarte a temblar.

Haciendo las cosas como las estamos haciendo, la temperatura ya va a subir unos 3ºC o 3,5ºC en relación a la época preindustrial. ¡Es una brutalidad! Si no hacemos nada o damos marcha atrás esa subida puede ser de 5ºC y, por encima de 2ºC, lo que pase es terreno inexplorado, no sabemos qué puede pasar. Es para estar preocupados con la política. Yo soy mayor ya, pero me preocupo por mis nietas.

¿También tendremos más enfermedades tropicales?

No, es que ya las tenemos. Hay casos de dengue, de fiebre del Nilo, de chikungunya autóctonos… Tenemos el mosquito tigre en todo el arco mediterráneo, la fiebre del Nilo en Sevilla, están subiendo las enfermedades transmitidas por garrapatas. Estamos al principio y esto se va a disparar. El tema de la crisis climática no es que vaya a ocurrir, es que ya está ocurriendo. 

En 2022 hubo 250.000 hectáreas quemadas en España. Tenemos una memoria muy frágil y como en 2023 apenas hubo 60.000 o 70.000 pues pensamos "ah, esto de los incendios no va con nosotros". Si no, tienes las inundaciones, que cada vez son más brutales. Es que está ocurriendo.

¿El verano es para los ricos?, ¿los pobres se exponen más a los peligros de las olas de calor?

Es así, solo hay que usar el sentido común. No es lo mismo pasar una ola de calor en una habitación con cuatro personas y sin aire acondicionado, que tener una casa con piscina, con 200 metros cuadrados. El nivel económico influye. Hicimos un estudio en el que analizamos el impacto del calor en los distritos de Madrid y salía clavado que los más pobres es donde peor incidía. Tetuán, Vallecas o Carabanchel salían especialmente afectados, en Aravaca no había impactado el calor.

Vamos, que el problema actual de la vivienda, ¿también nos expone a esta vulnerabilidad?

Claro, evidentemente. Hicimos hace unos años un estudio sobre la importancia de la calidad de la vivienda, pero es muy importante también su rehabilitación. Si recuerdas que antes te he contado que en España murieron 6.600 personas por calor en 2003, te digo ahora que en Francia murieron 14.000. Muchas de esas personas, en París. Eran personas mayores que vivían en las buhardillas de estaño. Ahora las están pintando de blanco y eso hay que hacer, utilizar los recursos que tenemos para reducir el impacto.

Tampoco tiene nada que ver la España de 2003 con la de 2024. Desde el punto de vista socioeconómico, urbanístico, sanitario… antes muy pocas personas tenían aire acondicionado. Otra cosa es que ahora puedas encenderlo.

¿Piensas que se le teme más al frío?

Es superior la mortalidad por frío a la del calor. En los meses de invierno la mortalidad es mayor, también en parte porque hay más meses de frío. La media de muertes cuando hay ola de calor es de tres al día, cuando hay ola de frío son 3,5 al día. Seguimos trabajando en ir más allá de un plan de altas temperaturas, sino también uno de bajas temperaturas que esté igual de desarrollado. Hay un plan de prevención, pero solo está a nivel provincial.