Los Juegos Olímpicos de París 2024 han quedado oficialmente inaugurados. Como en anteriores ediciones, la ceremonia de apertura ha suscitado un gran interés. Aunque en esta ocasión tenía un atractivo inédito: no tenido lugar en un estadio, sino que se ha realizado a lo largo del río Sena.

Este símbolo de la ciudad de París ha estado en el punto de mira desde que se supiera que iba a albergar las pruebas de triatlón y el maratón en aguas abiertas. Las críticas se sustentaban en los altos niveles de contaminación que se habían registrado en las aguas del río. De hecho, éste fue uno de los motivos por el que nadar en el Sena lleva prohibido desde el año 1923.

Algunas autoridades políticas se han bañado en el río recientemente para disipar las dudas que han generado los propios informes locales. Según el grupo de monitoreo Eau de Paris, a principios de este mes los niveles de la bacteria Escherichia coli duplicaban el límite permitido por la Unión Internacional de Triatlón, con 2.000 unidades formadoras de colonias por 100 mililitros.

Un grupo de ciudadanos se baña en el Sena después de que lo hiciera la alcaldesa de París. Europa Press

"No es la primera vez que esto ocurre", advierte a EL ESPAÑOL Manuel Herrera, vicepresidente de la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS). El caso más reciente se ha producido este mismo año en la histórica regata que enfrenta a las universidades de Oxford y Cambridge en el río Támesis, donde también se detectó unos niveles "alarmantemente altos" de E. coli.

La presencia de esta bacteria responde a un mal saneamiento de las aguas. Su nivel crece después de fuertes jornadas de lluvia, pues "toda la contaminación se arrastra hacia el río". Herrera cree que durante los JJOO también podría aumentar si las estaciones depuradoras no estuvieran preparadas para un volumen de población mayor.

Las consecuencias de la E. coli pueden ir desde una pequeña infección intestinal hasta una sepsis potencialmente mortal. "En el caso de los deportistas, lo que puede provocar sobre todo son trastornos gastrointestinales", explica Herrera. "La otitis o las heridas en la piel también son frecuentes".

El propio triatleta francés Léonie Périault ha reconocido que cada vez que conoce a alguien le muestra su preocupación por nadar en el Sena. La alarma no es para menos: en agosto del pasado año, se canceló la prueba de natación, que servía como ensayo para los JJOO, por la contaminación del río.

El vicepresidente de la SESPAS confía que en París no se vaya a poner en riesgo la salud de los deportistas "cuando el resto del mundo les está mirando". La advertencia que realiza, eso sí, es que la E. coli es solo un indicador de la contaminación. Pero su presencia también podría suponer la de otras bacterias más patógenas.

De mosquitos a garrapatas

Los posibles riesgos para la salud van más allá de los atletas olímpicos. Así lo refleja el documento que la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con el Ministerio de Salud de Francia y el el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), ha elaborado para los asistentes.

Las instituciones sanitarias recomiendan extremar la precaución ante las enfermedades transmitidas por vectores como mosquitos y garrapatas. Destacan especialmente el mosquito tigre, al estar "muy presente" en Francia. Según el mapa actualizado de Vigilance Moustiques, hasta 74 departamentos están en alerta roja por la presencia "activa" de este peligroso mosquito que puede picar a cualquier hora del día.

"El mosquito tigre puede transmitir enfermedades como el dengue, el chikungunya o el zika", subraya Luis Buzón, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). Este microbiólogo recuerda que, aunque no ha sido sostenida, en Francia han tenido recientemente casos de transmisión autóctona de dengue.

La reaparición de enfermedades que se habían erradicado de esta zona es "consecuencia directa de la globalización". Por ello, la acumulación de una gran cantidad de población en un punto concreto (como sucederá en París durante las próximas semanas) podría "incrementar el número de casos".

El citado documento también presta especial atención a las garrapatas, cuyas picaduras pueden transmitir patologías graves como la enfermedad de Lyme o la encefalitis transmitida por garrapatas.

Decenas de pasajeros se concentran en la estación 'Gare Montparnasse' de París horas antes de la inauguración. Thibaud Moritz AFP

Tal y como señala Buzón, las garrapatas han ampliado su periodo de mayor actividad debido al aumento de las temperaturas: "Ahora pueden estar picando desde finales de febrero hasta noviembre, con lo cual te quedarías prácticamente sin tiempo para organizar nada". Además, no sólo están presentes en los bosques, sino que también pueden encontrarse en parques y jardines urbanos.

Las partículas de aire

La OMS también señala en el documento conjunto los peligros para la salud que pueden causar las altas temperaturas que se esperan. Esta advertencia, de hecho, cuenta con el precedente de la pasada edición de los Juegos Olímpicos, en las que algunos deportistas, como la tenista española Paula Badosa, se vieron obligados a retirarse como consecuencia del calor extremo.

No parece que en París se vayan a registrar valores similares a los de Tokio (considerados los JJOO más calurosos hasta la fecha). Pero sí que se superarán con facilidad temperaturas superiores a los 30 ºC.

En este sentido, la preocupación no sólo apunta a los atletas y visitantes extranjeros, sino también a los locales. Según un estudio publicado en la prestigiosa revista The Lancet en 2023, la población de París es la más expuesta a morir por olas de calor de todas las capitales europeas.

También es probable que, por las altas temperaturas, se registren unos elevados niveles de contaminación por ozono y polen de gramíneas, tal y como ha revelado un trabajo que se ha publicado un día antes de la inauguración de los JJOO.

El estudio, en el que se ha analizado la calidad del aire en París durante los últimos tres veranos, sugiere que los niveles de ozono podrían superar los umbrales recomendados por la OMS unos 20 días al mes entre julio y septiembre. Los investigadores creen que aunque los deportistas se encuentren en buena forma física, podrían verse afectados por la contaminación del aire.

No obstante, estas olimpiadas van a ser, según los organizadores, "las más sostenibles de la historia". Esperan que las emisiones de dióxido de carbono se limiten a 1,75 millones de toneladas. Una cifra muy inferior a la que se registró en Tokio, Río o Londres, con una media de 3,5. En lo que sí que coincidirán, sin lugar a dudas, será en el emocionante encuentro de miles de deportistas de todo el mundo peleando por el tan ansiado oro olímpico.