Carolina Marín está considerada como una de las mejores deportistas españolas y como una de las mejores jugadoras de bádminton de la historia. Tras perderse los juegos olímpicos de Tokio 2020 por problemas en los meniscos, la onubense llegó con fuerza a París 2024 y estaba imparable. Durante la semifinal contra He Bing Jiao, todo apuntaba a que se iba a clasificar para luchar por el oro, pero la jugadora se rompió en el segundo set. Marín cayó al suelo, el estadio enmudeció y esta se echó a llorar cuando entendió lo que significaba: el sueño olímpico había acabado para ella. Poco después abandonaba la pista con una gran ovación del público.
Este lunes, la Clínica CEMTRO, donde ha sido operada anteriormente por el doctor Pedro Guillén, ha confirmado la lesión: rotura del ligamento cruzado de la pierna derecha y rotura del menisco interno y externo.
El ligamento cruzado se encuentra en el centro de la rodilla y es un elemento estabilizador de la articulación. Esta lesión es muy frecuente en deportes de pivote (fútbol, tenis, balonmano, esquí…), explica Manuel Díaz, jefe de Traumatología del Hospital HM de Málaga. Normalmente, su rotura se produce cuando, con el pie fijo en el suelo, la rodilla hace un movimiento rotatorio y este no le sigue, detalla. El bádminton, además, "desgasta mucho los cartílagos, meniscos y, sobre todo, el ligamento", explica el especialista. Esto ocurre porque se hacen muchos giros de la articulación en poco espacio.
Esta no es la primera vez que Marín se rompe el ligamento cruzado. En 2019 ya sufrió esta lesión en la rodilla derecha, por lo que fue intervenida y tuvo que parar durante 7 meses. Esta dolencia le volvió a atacar en 2021, esta vez afectando también a los meniscos y la dejó sin participar en la edición de los juegos olímpicos de Tokio 2020. La onubense ha sido la primera jugadora de bádminton en volver a las pistas después de sufrir este problema dos veces.
Marín ha regresado a España este lunes y ha sido recibida entre aplausos a su llegada al aeropuerto. Preguntada por los periodistas, la deportista ha reconocido estar "destrozada" no saber aún si pasaría o no por quirófano. "Me voy directamente al hospital y ahí tomaremos decisiones", ha dicho antes de continuar su camino. Díaz informa de que, en el caso de los deportistas de élite como la onubense, la cirugía suele ser el tratamiento elegido. Además, suele hacerse el mismo día o el siguiente de sufrir la lesión para ganar tiempo. De esta manera, se aseguran de que no hay pérdida de masa muscular, lo que dificulta la recuperación posterior.
El especialista de HM informa de que, en la mayoría de los casos, esta rotura ocurre en deportistas amateurs a los que les falta preparación física. Evidentemente, continúa, no es el caso de Marín: "Al ser la tercera vez y alguien tan preparada físicamente, es muy posible que haya un condicionante en su organismo".
Díaz cuenta que hay una serie de factores que hacen a algunas personas más propensas a sufrirla. Influyen agentes como la morfología del tren inferior. Por ejemplo, el Genu Valgo (una desviación de las rodillas hacia dentro) o un síndrome de hiperlaxitud. En este último, se produce una excesiva movilidad de las articulaciones por un aumento de la elasticidad de los tendones y los músculos. Los pacientes también "se pueden romper" por exigirse demasiado, a pesar de tener una buena preparación física.
Un problema que se repite
En el caso de la jugadora de bádminton, sería la segunda vez que se opera de la rodilla derecha tras la lesión de 2019. "Es un reto más", asegura Díaz. En la primera intervención emplearon un túnel en el fémur y otro en la tibia para poner el ligamento. Ahora el procedimiento sería limpiar los restos de tejido anterior y introducir el nuevo.
La recuperación suele durar entre seis y ocho meses y, casi siempre, comienza desde el momento de la operación, dice el traumatólogo. Primero se trabaja con ejercicios isométricos (contracciones) para recuperar la musculatura lo antes posible. Tras las dos primeras semanas, el paciente empieza la fisioterapia y la preparación física hasta, aproximadamente, el cuarto mes. A partir del cuarto mes puede ir retomando la actividad deportiva, por ejemplo, con carreras suaves, indica Díaz. Hasta que no haya pasado ese tiempo de recuperación, no se recomiendan los deportes de pivote. En el caso de la jugadora de bádminton, "como esa rodilla ya estaba operada, serán más prudentes y estará más cerca de los ocho meses", teoriza el experto.
El especialista de HM está bastante seguro de que esta lesión no tiene que significar el fin de la carrera de la onubense. Destaca su estado físico y el avance de las técnicas de tratamiento. "Hace diez años, no, pero ahora con el avance de las técnicas, si todo va en condiciones, puede volver a jugar". Lo que no se atreve a asegurar es si podrá hacerlo a ese nivel que le ha dado tres campeonatos del mundo y un europeo. "Creo que sí tiene muchas posibilidades de, por lo menos, intentarlo".