El calor extremo se ha convertido en el nuevo asesino en serie al que nadie lograr detener. Prueba de ello son las dramáticas cifras de fallecidos relacionadas con las altas temperaturas que se llevan dando en los últimos veranos en nuestro país. En la primera semana de agosto de este año, por ejemplo, al menos 544 personas han fallecido en España por esta circunstancia, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Este dato representa un 349% más que en 2023, y lo que es peor, la crisis climática no invita a pensar que pueda revertirse ni a corto ni a medio plazo. 

Precisamente, un estudio publicado este mismo miércoles en la revista Nature Medicine cuantifica cuántas personas fallecieron en 2023 en Europa como consecuencia del calor extremo. Según los investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa", fueron más de 47.000. El equipo científico señala que la vulnerabilidad al calor de las sociedades europeas ha disminuido progresivamente a lo largo del presente siglo y estima que, sin estos procesos de adaptación de las sociedades, la carga de mortalidad relacionada con el calor durante el pasado año habría sido un 80% mayor.

El estudio reproduce la metodología utilizada el año pasado en otro trabajo publicado en Nature Medicine, que estimaba que el calor causó más de 60.000 muertes durante el verano de 2022, lo que representaba la mayor carga de mortalidad relacionada con el calor de la última década. Resumidamente, se emplearon registros de temperatura y mortalidad de 823 regiones de 35 países europeos durante el periodo 2015-2019 para ajustar modelos epidemiológicos y estimar la mortalidad relacionada con el calor en cada región europea durante todo el año 2023.

A diferencia del verano de 2022, que se caracterizó por temperaturas extremas persistentes en la parte central de la estación desde mediados de julio hasta mediados de agosto, en 2023 no se registraron grandes anomalías térmicas durante las mismas semanas. Sin embargo, dos episodios de altas temperaturas a mediados de julio y finales de agosto habrían sido responsables de más del 57% de la mortalidad global estimada, con más de 27.000 muertes.

Los resultados muestran un total de 47.690 muertes estimadas en 2023 en el conjunto de los 35 países, de las cuales 47.312 se habrían producido en el periodo más caluroso del año (entre el 29 de mayo y el 1 de octubre). Si se tiene en cuenta la población, los países con mayores tasas de mortalidad relacionada con el calor se encontraban en el sur de Europa, concretamente Grecia (393 muertes por millón), Bulgaria (229 muertes por millón), Italia (209 muertes por millón), España (175 muertes por millón), Chipre (167 muertes por millón) y Portugal (136 muertes por millón).

En línea con estudios anteriores, los datos muestran una mayor vulnerabilidad de las mujeres y las personas mayores. En concreto, tras tener en cuenta la población, la tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 55% más alta en mujeres que en hombres, y un 768% más alta en personas mayores de 80 años que en personas de entre 65 y 79 años.

Menos vulnerabilidad

En el estudio se advierte que estas cifras pueden subestimar la carga real de mortalidad relacionada con el calor. Debido a la falta de disponibilidad de registros de mortalidad diarios y homogéneos durante el año 2023, se tuvo que utilizar recuentos semanales de muertes de Eurostat.

En un estudio reciente publicado en Lancet Regional Health - Europe, el mismo equipo mostró que el uso de datos semanales conduciría a una subestimación de la carga de mortalidad relacionada con el calor, y describió una metodología para corregir este sesgo. Teniendo esto en cuenta, los investigadores estiman que la cifra probable de muertes relacionadas con el calor en 2023 podría haber sido en realidad del orden de 58.000 muertes en los 35 países estudiados, aunque sólo podría obtenerse una estimación más precisa si se pusieran a disposición de la comunidad científica bases de datos de mortalidad mejoradas.



Uno de los objetivos del estudio era evaluar si se ha producido una disminución de la vulnerabilidad al calor en Europa, un proceso que generalmente se entiende como una adaptación al aumento de las temperaturas. Para ello, el equipo ajustó el mismo tipo de modelo a los datos de temperatura y mortalidad de los periodos 2000-2004, 2005-2009, 2010-2014 y 2015-2019. A continuación, introdujeron las temperaturas y las cifras de mortalidad de 2023 en cada uno de los cuatro modelos para estimar el número de muertes que se habrían producido en cada periodo si las temperaturas hubieran sido tan altas como en 2023.

Utilizando este método, se calculó que si las temperaturas registradas en 2023 se hubieran producido en el periodo 2000-2004, la mortalidad estimada relacionada con el calor habría superado la cifra de 85.000 muertes, es decir, un 80% superior a la vulnerabilidad al calor en el periodo 2015-2019. En el caso de las personas mayores de 80 años, el número de muertes se habría más que duplicado, pasando de 1.102 a más de 2.200 muertes relacionadas con el calor.

"Nuestros resultados muestran cómo ha habido procesos de adaptación de la sociedad a las altas temperaturas durante el presente siglo, que han reducido drásticamente la vulnerabilidad al calor y la carga de mortalidad de los últimos veranos, especialmente entre las personas mayores", señala Elisa Gallo, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.

"Por ejemplo, vemos que desde el año 2000, la temperatura de mínima mortalidad -la temperatura óptima con menor riesgo de mortalidad- se ha ido calentando gradualmente de media en el continente, pasando de 15ºC en 2000-2004 a 17,7ºC en 2015-2019. Esto indica que somos menos vulnerables al calor de lo que éramos a principios de siglo, probablemente como resultado del progreso socioeconómico general, las mejoras en el comportamiento individual y las medidas de salud pública, como los planes de prevención del calor puestos en marcha tras el verano récord de 2003", añade Elisa Gallo.