El virus de la mpox (antes conocido como viruela del mono) vuelve a estar en el punto de mira de la Organización Mundial de la Salud. El director general de la institución, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado la emergencia sanitaria internacional por la enfermedad. No es la primera vez que ocurre: entre 2022 y 2023 ya se decretó. 

Los casos de infectados por el virus se están multiplicando en África. El foco de la epidemia es la República Democrática del Congo (RDC), donde ya se ha extendido a provincias que no se habían visto afectadas hasta ahora. Además, ya se han confirmado medio centenar de casos y hay varios más sospechosos en varios países limítrofes. Según los Centros Africanos para el Control y Prevención de Enfermedades, se han reportado 14.250 infecciones y 456 muertes en los primeros seis meses de 2024. Esto supone un aumento del 160% del contagio con respecto al año pasado. 

Los países vecinos afectados son Burundi, Kenia, Uganda y Ruanda. El último ha detectado dos casos y ambos pacientes habían viajado recientemente a la RDC. El primero cuenta con ocho afectados confirmados, pero hasta ahora no se sabía si tenían vínculo con el foco de la epidemia. Los dos casos del último sí que habían viajado recientemente al territorio más afectado.

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Una cepa más agresiva

Aunque las alarmas vuelvan a saltar ahora, eso no significa que en los últimos dos años el virus no haya seguido actuando e infectando a la gente, destaca Raúl Rivas, microbiólogo de la Universidad de Salamanca (USAL). Jordi Casabona, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) advierte de que la cepa protagonista en esta ocasión se conoce como 1b y parece que es más agresiva y causa más muertes que la que se extendió por Europa y Estados Unidos en 2022. La actual tiene una mortalidad del 3%, más del triple de la anterior, que acabó con la vida del 0,2% de los pacientes afectados. 

Rivas destaca que, por el momento, hay que averiguar por qué ocurre este fenómeno. Hay que estudiar esta nueva variante, si hay un mayor contacto entre las personas, los grupos poblacionales más afectados, etc. 

La categoría de emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII) es el máximo nivel de alerta de la OMS. Su declaración obliga a los países a extremar las medidas de vigilancia epidemiológica para detectar y declarar lo antes posible los casos que puedan haber, cuenta el portavoz de la SEIMC. Esto se traduciría en más recursos técnicos, financieros y humanos para hacerle frente. Esta medida solo se toma en casos muy extraordinarios, aunque "va en camino", declara el experto de la USAL.

Anteriormente, la mayoría de los casos se detectaban en niños de aldeas remotas, que contraían la enfermedad, sobre todo, a través del contacto con roedores. Sin embargo, ahora un factor importante es la transmisión sexual entre adultos, algo que no había pasado hasta el momento. En este caso, los niveles de contagio son especialmente altos entre las trabajadoras sexuales y sus clientes hombres. Una vez que entra en una red social donde hay mucho contacto entre las personas y de forma más frecuente, "la transmisión se dispara", agrega Casabona

Ese aumento del contagio a través del sexo pone de manifiesto la necesidad de concienciar a la población, sobre todo a la de riesgo. También refleja la importancia de las medidas preventivas. Además, esta nueva variante de la enfermedad se transmite también a través del contacto cercano, por lo que se deben extremar las precauciones en los territorios afectados, destaca el microbiólogo de la USAL. "Se están infectando los cuidadores de las personas enfermas". 

En niños y personas inmunodeprimidas, la mpox puede complicarse y llegar a ser letal. Sin embargo, ambos expertos coinciden en recordar que, en la mayoría de los casos, la enfermedad es dolorosa y molesta, pero no es grave. Solo provoca unas pústulas dolorosas, recalca Rivas. Entre las complicaciones que puede causar están los problemas oculares, neurológicos o la miopericarditis (inflamación del pericardio y del músculo cardíaco).

Además de vacunar a la población, lo que se trata en esta patología son algunos síntomas que provoca, pero no cuenta con un tratamiento específico, detalla el portavoz de la SEIMC. A los pacientes que cursan la enfermedad sin complicaciones solo hay que tratarles el dolor. En el caso de los casos más graves, se emplean antirretrovirales o, incluso, inmunoglobulinas. 

Casabona sostiene que de momento no hay motivo para alarmarse por la extensión de la mpox a Europa, lo que no significa que el viejo continente esté exento. "Ya lo hemos vivido. Nada indicaba que pudiese saltar a otros continentes y pasó", afirma Rivas. Para él, lo más prudente en estos momentos es estar pendientes de la posible expansión del virus y "aumentar la producción de vacunas".

El portavoz de la SEIMC esgrime que este tipo de problemas muestran la necesidad de disponer de estos sistemas de alerta, sin alarmarse demasiado pero vigilando la situación e interviniendo con antelación. "Nos tenemos que acostumbrar a vivir en un mundo globalizado donde los problemas de unos acabarán siendo los problemas de otros".