La era de las vacunas contra el cáncer está cada vez más cerca. BNT116, la primera vacuna generalizada contra el cáncer de pulmón basada en ARN mensajero ha comenzado a ensayarse en seres humanos.
La tecnología de ARN mensajero dio un paso de gigante con el desarrollo de las vacunas contra la Covid, pero el objetivo de los laboratorios que las estaban desarrollando era el cáncer.
La compañía estadounidense Moderna fue una de las primeras en poner en marcha ensayos clínicos de vacunas contra el cáncer basadas en esta tecnología. Pero su enfoque es individualizado: detectan hasta una treintena de antígenos de las células cancerígenas de cada paciente y elaboran una vacuna ad hoc para cada uno.
BioNTech, que es el laboratorio detrás de esta nueva vacuna, ha adoptado un enfoque generalizado: su objetivo está en seis antígenos que tienen que común los pacientes del ensayo.
Cada antígeno tiene una vacuna propia. El paciente recibe seis inyecciones en el plazo de media hora: cada una de ellas contiene una secuencia distinta de ARN mensajero, cuyo objetivo es llegar a las células y que estas fabriquen el antígeno, que será reconocido por el sistema inmune y pondrá en marcha sus mecanismos de defensa, atacando el tumor.
Hay que tener en cuenta que estas vacunas son terapéuticas, se administran con posterioridad al diagnóstico de cáncer.
El cáncer de pulmón más común
En el primer ensayo realizado en seres humanos se busca evaluar el perfil de efectos secundarios y la dosis segura de BNT116. Se espera que participen 130 personas de 34 países, entre ellos España, donde ocho centros forman parte del estudio, distribuidos por Madrid, Barcelona, Santiago de Compostela, Sevilla y Valencia.
Los pacientes reclutados han sido diagnosticados con cáncer de pulmón de células no pequeñas. Es el tipo más frecuente de este tumor, hasta el 85% de los cánceres detectados pertenecen a él.
Se ha incluido a pacientes en distintas fases de evolución del tumor, desde estadios tempranos (antes de la cirugía) hasta aquellos avanzados y metastásicos, cuando las células cancerígenas se han extendido a otros órganos y ya han sido tratados con quimioterapia y radioterapia.
La vacuna se puede aplicar por sí sola o en combinación con dos tipos de fármacos: un quimioterápico (docetaxel o la combinación carboplatino más paclitaxel) y una inmunoterapia (cemiplimab).
Esta variedad en los estadios de desarrollo del tumor y en los brazos de intervención es característica de los ensayos de fase 1, pues se trata de conocer dónde es más efectiva y segura la vacuna.
Los pacientes recibirán las vacunas una vez a la semana durante mes y medio. Después, lo harán cada tres semanas a lo largo de un año.
Los primeros análisis de 18 pacientes con la vacuna en monoterapia apuntan que fue bien tolerada y con un perfil de seguridad que entra dentro de lo esperable en este tipo de medicamentos.