Actualmente es muy habitual sufrir síntomas como dolor abdominal, acidez estomacal o sensación de fatiga. Se trata de síntomas muy inespecíficos relacionados, en la inmensa mayoría de los casos, con patologías banales u origenes simples: comida en exceso, reflujo ácido puntual o incluso insomnio. Sin embargo, también son síntomas asociados al cáncer de estómago.
Saber distinguir entre dolencias leves o potencialmente graves, al menos a nivel gastrointestinal, no es fácil. Pero, como explica Paul Mansfield, oncólogo especializado en cáncer gastrointestinal, la clave estaría en la persistencia y algunos síntomas clave asociados.
Como explica Mansfield, "la mayoría de los cánceres de estómago no causan síntomas hasta que están avanzados y pueden imitar una indigestión o un reflujo. Por lo tanto, es fácil descartar signos de cáncer de estómago cuando se ha comido en exceso o se han ingerido alimentos inadecuados. Sin embargo, si existen cambios en los síntomas o persistencia de los mismos más de dos o tres semanas, se debe revisar".
Dolor y acidez
Recientemente, seis pacientes han contado su historia sobre cómo descubrieron que tenían cáncer de estómago, contando sus propias experiencias y en base a diferentes síntomas. Como comentamos, no es algo fácil de discernir, y en un primer momento se suele confundir con patologías leves. De nuevo, la clave está en los "cambios sintomáticos" o en la "persistencia" de los mismos: una indigestión no dura dos o tres semanas de forma continuada, y es habitual asociar pérdida de peso sin claro origen aparente en patologías graves como es el cáncer.
En el caso del dolor abdominal, están los casos de Janine Somma, de Nueva York, que fue diagnosticada de cáncer estomacal precoz con tan solo 28 años. Ella empezó a sentir un dolor punzante y ardor estomacal y, tras acudir a un especialista en gastroenterología, se le diagnosticó reflujo gastroesofágico y se le recetó un antiácido.
Por su parte, Erica Hunkin, enfermera de psiquiatría en Georgia, Estados Unidos, fue diagnosticada de cáncer de estómago en etapa I a los 35 años, pero el inicio de sus síntomas fueron "dolores abdominales muy extraños que se extendían hacia el pecho". Ella pensó que tenía alguna relación con el corazón, pero descartaron dicha afectación tras un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo.
Por otro lado está el caso de Craig Galati, arquitecto en el estado de Nevada, el cual fue diagnosticado de cáncer de estómago en etapa III a los 62 años. En su caso, empezó a sufrir acidez estomacal significativa tras comer cualquier cosa, pero relata que jamás había tenído problemas de acidez. Además, tenía un hipo extraño y muy rápido.
Fatiga y sensación inusual de hambre
Otros síntomas inespecíficos serían la fatiga o cansancio, y el dolor asociado a sensación de hambre. En el primer caso, tenemos a Sylvia Coe, directora de una galería de arte en Florida, que fue diagnosticada de cáncer de estómago a los 54 años. Empezó a sufrir sensación de fatiga, falta de aire y mareos, pero lo asoció al estrés que sufría previamente. Sin embargo, un día se desmayó durante un almuerzo, y tras realizarle pruebas, descubrieron que la causa de los síntomas era un tumor estomacal sangrante.
El caso de Ralph Lilja fue algo diferente. Este ranchero y agente inmobiliario de Kansas fue diagnosticado de cáncer de estómago etapa IV a los 57 años, y fue precisamente la sensación de fatiga lo que le llevó a acudir al médico: "llegó un punto en el que apenas podía subir escaleras, y mi médico descubrió que sufría anemia debido a una pérdida de sangre causada por el tumor".
Finalmente, está el caso de Joe Einspahr, médico de Nebraska, que fue diagnosticado de cáncer de estómago en etapa II a los 55 años. En su caso, tenía una extraña sensación de hambre incluso cuando intentaba dormir; de hecho, solo lo notaba en los momentos de tranquilidad: "era una sensación de hambre persistente, y comer no parecía modificarla".
Signos y síntomas de alerta en el cáncer de estómago
Como hemos visto, muchos de estos síntomas iniciales son inespecíficos y fácilmente confundibles con otras enfermedades leves. La clave estaría en su persistencia a lo largo de más de dos semanas. Sin embargo, existen otros síntomas de alerta a los cuales sí hay que darles importancia en un inicio, y que a su vez suelen ser más llamativos:
- Pérdida de peso involuntaria: la pérdida de peso involuntaria y significativa, junto a la pérdida de apetito, son síntomas a tener en cuenta. No es lo mismo perder peso voluntariamente mediante modificaciones del estilo de vida, que perder 5 kg en un mes sin claro origen aparente.
- Vómitos o heces con sangre: cualquier vómito con sangre es un signo de alarma. Respecto a las heces sanguinolentas, si se trata de un color rojizo brillante podemos estar ante una hemorroide o fisura anal; sin embargo, unas heces negruzcas o de color alquitran con un olor metálico son un signo de alarma.
- Dolor abdominal intenso: cualquier dolor que una persona califique subjetivamente como "8" o "9" en una escala del 1 al 10, debe considerarse y revisarse. El dolor es algo subjetivo y no es medible, motivo por el cual dependerá de la sensación subjetiva de cada uno.
Aunque en los casos de salud es complicado, y la línea entre distinguir síntomas leves de síntomas graves puede llegar a ser muy fina, Mansfield explica que "una gran parte de la detección temprana consiste simplemente en escuchar a nuestro cuerpo. Algunas personas presentan síntomas y los ignoran, otras están demasiado atentas y buscan ayuda inmediata ante cualquier mínimo síntoma". Sea como fuere, si algo va mal, siempre es buena opción consultar y al menos salir de dudas. Sobre todo en los mencionados síntomas de alarma descritos.