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Los problemas de salud mental son más visibles que nunca. A la gente le cuesta cada vez menos reconocer que tiene problemas como la ansiedad o la depresión y acude a terapia para trabajarlo. A pesar de este logro a nivel social, a la luz de este avance también han surgido opciones alternativas, pseudoterapias, que se venden como la solución a los problemas del paciente, pero sin ninguna validez científica.

Es el caso de las constelaciones familiares, una práctica que sostiene que los problemas de salud (física y emocional) tienen su origen en el comportamiento de los antepasados o en problemas de la estructura familiar. Para solucionarlos, los gurús de esta peligrosa pseudociencia emplean juegos de rol y representaciones en los que el paciente revive los conflictos. 

Este tipo de ejercicios han ganado mucha popularidad en los últimos años en España. Si se hace una búsqueda rápida en Google, solo en Madrid salen más 60 sitios relacionados con esta práctica. En España una de las consteladoras más conocidas es Graciela Del Campo Vara. Cuenta con 155.000 seguidores en Instagram y oferta este servicio de forma personal o en talleres grupales.

El precio de sus sesiones individuales es de 200 euros si es online y 250 si es presencial. Entre sus publicaciones se pueden ver vídeos en los que afirma que para ser millonario hay que pedir la bendición a los ancestros (con la correspondiente representación) o lo que ella llama "frases sanadoras" para arreglar la relación con un miembro de la familia.

Guillermo Fouce, presidente de fundación Psicología Sin Fronteras y doctor en esta materia, cuenta que las constelaciones familiares, igual que otras pseudoterapias, están asentadas en una base con "algo de realidad". Es cierto que el pasado explica el presente y que la familia, el entorno y el contexto condicionan la vida de las personas, continúa. "La herencia no es solo genética".

Sin embargo, eso no significa que los trastornos u otros problemas de salud mental puedan tratarse poniendo toda la responsabilidad en el pasado familiar y la culpa en el paciente por no haber resuelto ciertos conflictos anteriores, incluso, a su nacimiento. 

El también profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) hace hincapié en el peligro de prácticas como esta. "Engañan a la gente y hacen que interprete mal la realidad de lo que le está ocurriendo". Sarah Belén, psicóloga conductual y divulgadora, asegura que pueden ser perjudiciales para el paciente y resultar revictimizantes.

Hay casos en los que, incluso, quienes imparten las constelaciones familiares han llegado a justificar las violaciones responsabilizando a la quien la ha sufrido. En 2021, Del Campo Vara fue una de ellas y llegó a publicar frases en Instagram como "La mujer violada no es una víctima, eligió ese destino como parte del proceso de sanación del sistema familiar". Un hecho que recibió grandes críticas en la red social X y la denuncia del Colegio Oficial de Psicología de Madrid.

Fouce y Sarah Belén no son los únicos profesionales clínicos que se quejan de esta pseudodisciplina. Expertos como Ramón Nogueras han sido muy críticos con ella: "Odio a esta chusma", publicó en X el pasado julio. El psicólogo Luis Miguel Real también advirtió sobre ellas en la misma red social hace unas semanas.

6Otro de los problemas de este pseudotratamiento es que mueve el foco del trabajo en terapia porque están más pendientes del pasado que del presente, explica la divulgadora. "Aunque no tengamos la culpa de las cosas que aprendemos y que son disfuncionales para nosotros, sí que tenemos la responsabilidad de cambiarlo", indica.

La profesional expone que opciones como las constelaciones familiares pueden resultar placenteras y gratificantes porque quitan toda la culpa de la persona que acude a ellas. "Para sanar un problema hay que ver cómo se manifiesta en el presente y cómo se puede trabajar", añade. 5

Esta práctica no tienen un perfil concreto de paciente, más bien unas circunstancias determinadas, aclara Fouce. "Se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente", lamenta. El profesor de la UCM ejemplifica que eso puede producirse en situaciones como una enfermedad grave, una ruptura de pareja o una crisis familiar. Los pacientes tienen, a veces, una necesidad de encontrarle un sentido a algo que puede no tenerlo, como la muerte y el duelo.

Ante un hecho así, aprovechan para vender algo que aparentemente puede tener una parte de 6verdad, aunque sea mínima, agrega. "Introducen una interpretación de la realidad, una metodología y, sobre todo, un gasto para engancharnos", desarrolla.

Los dos expertos coinciden en que las constelaciones podrían tener un pase si se tomaran como algo "realmente alternativo". Es decir, que fuera un añadido a una terapia convencional y de eficacia comprobada científicamente, algo que no pasa con este pseudotratamiento.  "Constelar es como si alguien reza, hace yoga o cualquier otra cosa, pero que la gente lo haga consciente y sin que le prometan algo que es mentira". No obstante, la realidad es otra y suelen utilizarse estas prácticas como trabajo de primera línea.

Otro peligro de esta pseudoterapia, según Fouce, es que muchas veces requieren "romper emocionalmente al paciente". Se le pueden generar conflictos que no estaban anteriormente para llevarle a un objetivo que ha decidido el constelador con base en esa relación con su familia. 

¿Quién imparte las constelaciones familiares?

También es una opción arriesgada porque en muchos casos los imparte personal sin ningún tipo de cualificación ni conocimiento de psicología. "Simplemente, se han hecho un curso y se publicitan en todas partes", se queja Juantxo Domínguez, Presidente de la Red de Prevención del Sectarismo y del Abuso de Debilidad (RedUNE). Estas formaciones de las que habla, no tienen validez. Las imparten otros 'profesionales' de esta práctica para que cualquiera pueda trabajar con ello. "Juegan a ser psicólogos, que es muy lucrativo y muy atractivo porque influyen en la otra persona", critica el profesor de la UCM. 

La asociación RedUNE lucha contra todo tipo de comportamientos y grupos coercitivos. Su directivo cuenta que han recibido una gran cantidad de mensajes de personas que han sido víctimas de las constelaciones familiares y les piden ayuda. Cuando les llegan los casos, les asesoran y les ayudan con la demanda y la denuncia. Algunos, incluso, tras esta pseudoterapia han roto relaciones con su familia y su pareja porque era lo que les aconsejaban, comenta Domínguez. 

Esta práctica también suele alargarse en el tiempo. "Nunca se deja de constelar, siempre hay un antepasado sobre el que se tendrá que trabajar", dice Fouce. El presidente de RedUNE, explica que los pacientes delegan su situación en el pseudoterapeuta. "Trabajan en cómo canalizar el problema, pero no para su resolución, sino para mantener la clientela", denuncia.

A pesar de que no cuenta con ningún aval científico, también la practican y la ofrecen psicólogos titulados. Lo hacen a pesar de que con ello van en contra del código deontológico de su profesión, señala Fouce. En estos casos, desde RedUNE creen que los colegios oficiales de psicología deberían intervenir y sancionar a los profesionales que las utilicen y las promuevan. 

Domínguez, de RedUNE, pide que desde el ámbito institucional se tomen medidas para atajar este problema. "Es un problema de salud pública y financiera". Al no estar regulado, mucha gente puede pensar que se trata de algo oficial y considerarlo una buena opción. La psicóloga conductual lamenta que, en la actualidad, para algunos pacientes aún puede resultar complicado dilucidar entre una terapia adecuada y con evidencia científica y un pseudotratamiento.

El presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras reconoce el poder de esta práctica y otras parecidas, basado en la debilidad de las personas. Hay casos en los que construir una alternativa es "más llamativo que la propia realidad", comenta. Las constelaciones familiares pueden cubrir ese sentido en la vida de la gente, "aunque sea haciéndolo con mentiras y falsedades", sentencia.