El cáncer de estómago, también conocido como cáncer gástrico, es una de las formas más difíciles de detectar en sus primeras etapas. Su naturaleza silenciosa lo convierte en una amenaza subestimada, ya que muchos de los síntomas iniciales se asemejan a trastornos digestivos comunes. Esta enfermedad, que afecta la mucosa del estómago, puede desarrollarse lentamente a lo largo de los años, y en muchos casos los primeros signos pasan desapercibidos hasta que la enfermedad ha avanzado considerablemente.
Afecta a un porcentaje significativo de la población en Europa, donde casi 140.000 personas mueren cada año por esta patología. Se estima que alrededor del 10% de los casos en Europa se deben a factores hereditarios, relacionados con síndromes genéticos como el cáncer gástrico difuso hereditario o el síndrome de Lynch.
En cuanto a sus causas, aunque puede tener una predisposición genética, la mayoría de los casos están relacionados con factores ambientales y de estilo de vida. Infecciones crónicas por Helicobacter pylori, el consumo de alimentos procesados o ahumados, y el tabaquismo son algunos de los principales factores de riesgo. Como ocurre con cualquier tipo de cáncer, es clave saber identificar los primeros síntomas para poder tratar la enfermedad en sus primeras fases.
Indigestión constante y saciedad acelerada
El síntoma más frecuente en las primeras etapas del cáncer de estómago es la indigestión persistente. Muchas personas tienden a subestimar este signo, ya que puede parecer un malestar estomacal pasajero o causado por alimentos irritantes. Sin embargo, cuando la acidez estomacal se vuelve crónica y no responde a los tratamientos habituales, es necesario prestar atención. Según estudios clínicos, la persistencia de estos síntomas puede ser una de las primeras pistas de que el estómago está siendo invadido por células cancerosas, tal y como recoge la Asociación Americana del Cáncer. Aunque los antiácidos pueden ofrecer alivio temporal, la acidez vuelve rápidamente, y con el tiempo puede ir acompañada de otros síntomas más graves.
Otro signo importante que no debe pasarse por alto es la sensación de saciedad precoz. Las personas en las primeras fases de esta enfermedad suelen experimentar una sensación de llenura después de comer solo una pequeña cantidad de comida, lo cual es inusual. Esta sensación puede deberse al crecimiento del tumor, que impide que el estómago se expanda de manera normal durante la digestión. Este síntoma también suele pasarse por alto o se asocia con cambios en la dieta o el metabolismo, pero en realidad podría ser una señal de advertencia crítica de que algo está interfiriendo con el funcionamiento adecuado del estómago.
Pérdida de apetito
La pérdida de apetito es un síntoma que va de la mano con la saciedad precoz, pero que puede aparecer incluso antes. Las personas afectadas simplemente pierden el interés por la comida, algo que puede ser fácilmente desestimado como estrés o cambios en los hábitos alimenticios. Sin embargo, si este síntoma persiste y está acompañado de una pérdida de peso inexplicada, podría ser un indicio de cáncer. Cabe destacar que en muchos casos, la pérdida de peso no intencionada es uno de los primeros motivos por los que los pacientes buscan atención médica, ya que el cuerpo deja de absorber los nutrientes de manera eficiente debido a la presencia del tumor.
Dolor abdominal
El dolor abdominal es otro síntoma que, aunque no es exclusivo de esta patología, puede ser un indicador significativo cuando es persistente. El dolor suele localizarse en la parte superior del abdomen y puede intensificarse con el tiempo. Al igual que otros síntomas tempranos, puede atribuirse a diversas condiciones digestivas, lo que retrasa el diagnóstico. No obstante, cuando el dolor no mejora con el tratamiento convencional, es crucial investigar más a fondo para descartar problemas más serios.
Náuseas y reflujo crónico
Las náuseas y el vómito también pueden presentarse en las primeras fases del cáncer gástrico, aunque suelen ser síntomas que se manifiestan de forma intermitente y no de forma constante, como los anteriores. En casos avanzados, el vómito puede contener sangre, lo que indica una ulceración o sangrado en el estómago causado por el crecimiento tumoral. Estos episodios son preocupantes y no deben ignorarse, ya que representan un claro signo de que el estómago está siendo gravemente afectado.
La acidez y el reflujo gástrico crónico son otros síntomas que a menudo se confunden con condiciones más benignas, como el reflujo gastroesofágico. Sin embargo, cuando la acidez y el reflujo son persistentes y no responden a los tratamientos habituales, podrían ser una señal de alerta de cáncer. De hecho, este síntoma en concreto es especialmente peligroso porque su frecuencia y gravedad tienden a aumentar con el tiempo, lo que podría reflejar el crecimiento progresivo del tumor.
Cambio de color en las deposiciones
Un síntoma más preocupante es la presencia de heces oscuras o sangrado en las heces. Esto ocurre cuando el cáncer ha causado un sangrado en el revestimiento del estómago, y la sangre, al pasar por el tracto digestivo, se digiere, lo que provoca que las deposiciones adquieran un color oscuro. Suele ser habitual en los estadios más avanzados, pero en algunos casos, puede aparecer tempranamente, lo que requiere atención médica inmediata.
La fatiga crónica es otro signo menos específico pero importante. Cuando esta enfermedad estómago causa una pérdida de sangre lenta y constante, esto puede conducir a anemia, lo que resulta en una fatiga profunda y debilitante. Esta sensación de agotamiento, que no mejora con el descanso, es un indicador de que el cuerpo está luchando contra una enfermedad subyacente.
Eructos y piel amarillenta
El eructo frecuente y la distensión abdominal también son síntomas que pueden aparecer en fases tempranas de la patología. Aunque estos signos son comunes en otras afecciones digestivas, como el síndrome del intestino irritable, su persistencia junto con otros síntomas puede ser motivo de preocupación. La distensión puede deberse a la acumulación de líquido en el abdomen, lo que indica un avance de la enfermedad.
En etapas más avanzadas, puede aparecer la ictericia, un síntoma visible cuando el cáncer ha afectado el hígado. La piel y los ojos adquieren un tono amarillento debido a la incapacidad del hígado para procesar correctamente la bilirrubina. Este signo sugiere que la enfermedad se ha diseminado más allá del estómago y ha invadido otros órganos vitales.
Problemas para tragar
Finalmente, la dificultad para tragar, conocida como disfagia, se presenta cuando el tumor afecta la unión entre el estómago y el esófago. Este síntoma, aunque suele aparecer en fases más avanzadas, puede manifestarse tempranamente si el tumor está cerca de esta área. Si bien este síntoma puede estar relacionado con otras afecciones menos graves, es un signo importante que no debe ignorarse, ya que puede reflejar una obstrucción significativa en el tracto digestivo. La clave es la detección temprana. Aunque muchos de estos síntomas pueden parecer inofensivos al principio, su persistencia y combinación son señales de advertencia que deben ser atendidas de inmediato.