Durante el pasado año 2013, a Mary Lou Polo le pronosticaron tan solo una semana de vida. Su diagnóstico fue el de cáncer de ovario avanzado, en estadio IV, y la realidad es que sus posibilidades de sobrevivir eran escasas. Sin embargo, el pasado mes de septiembre, más de 10 años después, cumplió 69 años. Aunque las estadísticas iban en su contra, este agresivo tumor no siempre es una sentencia de muerte.
Recientemente, Polo contó su historia al medio Parade, con el objetivo de informar y divulgar acerca de su enfermedad, y dar cierto grado de esperanza a todas aquellas mujeres que estén pasando por una situación similar. Aunque el camino no fue fácil, dado que Polo ha tenido recaídas y metástasis en su corazón, pulmones, hueso, cadera, ganglios linfáticos y cerebro. También sufrió un infarto recientemente y perdió a su esposo a causa de la ELA.
Polo está decidida a seguir luchando a pesar de las circunstancias, y también a seguir ofreciendo esperanza a aquellas personas en una situación similar, una esperanza que, según explica, no le dieron cuando fue informada de su diagnóstico. Por ello ha querido hablar de los inicios del proceso, sus primeros síntomas, su tratamiento, y qué hay después.
De hecho, aunque el diagnóstico de cáncer de ovario fue en el año 2013, polo ya empezó a sufrir síntomas durante el año 2012, inespecíficos, pero persistentes: "me sentía hinchada, como si estuviese embarazada, pero sabía que no era posible dado que me habían realizado una histerectomía parcial".
Aunque no sea algo específico, el hinchazón que sufrió Polo es un síntoma típico del cáncer de ovario. Algunos de sus otros síntomas son:
- Sangrado vaginal, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
- Secreción vaginal anormal.
- Dolor o presión en la zona pélvica.
- Dolor abdominal o de espalda.
- Sensación de plenitud demasiado rápido.
- Dificultad para comer.
- Cambio de hábitos, como orinar con mayor frecuencia o estreñimiento.
Consultar por estos síntomas, aunque algunos no sean específicos, es lo más adecuado. Especialmente en los casos de sangrado o secreción vaginal, dado que una detección temprana de este tipo de cáncer en particular aumenta la supervivencia. Sin embargo, no existe ninguna prueba de detección precoz del cáncer de ovario.
En el caso de Polo, el enfoque inicial fue erróneo, dado que su médico le aconsejó iniciar medicación para su tiroides, algo que no le pareció adecuado desde un inicio. Posteriormente, su resultado para la prueba de Papanicolaou fue anormal, lo que llevó a la realización de más pruebas: su mamografía estaba libre de enfermedad, pero una semana después de dicha prueba se notó un bulto doloroso en el pecho y le repitieron la ecografía, donde sí detectaron un bulto en la caja torácica. Finalmente se descubrió que era un tumor maligno, pero no era originario en la mama.
Aunque inicialmente se sospechó un cáncer de mama, Polo no lo tenía claro, y acudió a urgencias cuando volvió a sentirse mal. Allí le realizaron más pruebas, detectando cáncer por todo su abdomen. Finalmente, su diagnóstico fue el de cáncer de ovario en estadío IV, el cual ya había afectado a la mama, algo posible pero poco frecuente.
De hecho, las zonas más comunes de extensión del cáncer de ovario son los ganglios linfáticos, el abdomen, intestinos, estómago, hígado y pecho. En el caso de Polo, el cáncer se había extendido por todo su organismo.
Aunque inicialmente le dieron una semana de vida, Polo consultó al Dr. Robert DeBernardo, MD, de la Clínica Cleveland, que no estaba de acuerdo con dicho pronóstico. Le programó una cirugía urgente y, tras cinco horas, retiró todo el cáncer visible. Posteriormente inició una agresiva quimioterapia, la cual aún mantiene después de 11 años.
Por desgracia, Polo ha sufrido recaídas de su cáncer aproximadamente cada dos años, llevando a afectar a su corazón, pulmones, huesos, cadera e incluso su cerebro. Según refiere, siempre nota cuando está volviendo a empeorar, siendo sus primeros síntomas el hinchazón y la flatulencia. Si siente algún dolor, consulta inmediatamente a sus médicos de la Clínica Cleveland, dado que el cáncer de ovario es muy doloroso a raíz del líquido carcinoso que se acumula alrededor de los órganos.
Además, Polo sigue recibiendo quimioterapia cada tres semanas y se somete a resonancias magnéticas cada tres meses. Aunque puede parecer agotador, dicha vigilancia le ha prolongado la vida, especialmente cuando sufrió metástasis a nivel cerebral.
Tras más de una década, Polo sigue desafiando su pronóstico inicial, incluso tras haber sufrido un infarto de corazón y haber perdido a su eposo a causa de la ELA. Ella cree que tiene muchas razones para vivir, y a día de hoy se siente agradecida tanto a la Clínica Cleveland como a su iglesia por el apoyo recibido.
Como conclusión, explica que "aprendí a ser paciente con los médicos, pero también a insistir siempre cuando no me siento bien. Si hay algo mal, insisto en obtener respuestas. El cáncer de ovario es dificil de detectar, especialmente durante la menopausia, que puede tener síntomas superpuestos". Escucha a tu cuerpo. Al principio mis médicos no me dieron importancia, pero yo sabía que algo no iba bien. Los médicos que tratan el cáncer de ovario escuchan eso a menudo. Busca un médico que te escuche y en quien confies".