Ana González Rueda
Publicada

Tanto la Unión Europea como las sociedades científicas ya reconocen la obesidad como una enfermedad crónica y recurrente, en la que el exceso de grasa afecta a la salud de la persona, y que da lugar a otras patologías como, por ejemplo, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, y el cáncer. Además, la Organización Mundial de la Salud ya está alertando sobre el ritmo alarmante al que está aumentando la incidencia de obesidad y sobrepeso en el mundo, por tanto, la prevención es clave antes de que se establezca la enfermedad, ya que posteriormente será más difícil y costosa de tratar.

Para poder entender esta enfermedad que afecta fundamentalmente a Occidente, hay que tener claro que el exceso de peso y la obesidad están influenciados por muchos factores, como los cambios hormonales y metabólicos, entre otros. Un ejemplo claro, y que preocupa especialmente a las mujeres, es cuando llega la etapa de la menopausia. En España, casi la mitad de las mujeres mayores de 50 años presenta sobrepeso u obesidad.

Un impacto para la vida y la salud de las mujeres

A propósito del Día Mundial de la Menopausia, que se celebra cada 18 de octubre desde el año 2000, más que los sofocos tan característicos de esta etapa, ellas temen los cambios que sufre su cuerpo, y ese aumento de peso que, en la mayoría de las ocasiones, no pueden controlar. ¿Por qué? “En la menopausia se produce una caída en los niveles de estrógenos, que favorece la redistribución del tejido graso y su acumulación a nivel central. Este aumento de peso y la acumulación de grasa abdominal causan a su vez daño en los vasos sanguíneos y en diferentes órganos, elevando el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y otras complicaciones metabólicas, mecánicas y mentales, que impactan la calidad de vida y la salud de las mujeres. Por tanto, la menopausia predispone a un aumento del riesgo cardiovascular, siendo la enfermedad cardiovascular la mayor causa de muerte en la mujer en esta etapa”, explica Francisco Pajuelo, Director Médico de Novo Nordisk España.

Otros factores como la edad, alteraciones del sueño, ansiedad y depresión también favorecen la obesidad en la menopausia. El sobrepeso y la obesidad impactan en el bienestar de la mujer en menopausia, y hemos de centrarnos en su prevención y tratamiento, ya que constituye una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida.

La detección temprana, clave

Primero, tendríamos que centrarnos en la detección, a priori muy sencillo. Pero no todo depende del Índice de Masa Corporal (IMC), del que tanto se habla ahora cuando nos cuidamos más, y mantener el peso a raya está cada vez más entre nuestras principales preocupaciones. Y es que se trata de la medida estándar para determinar el sobrepeso y la obesidad, pero los cambios en la composición corporal asociados a la menopausia no siempre son detectables a través de esta medida. Lo que dicen los expertos es que lo que tendríamos que hacer es medir la circunferencia de la cintura, que tiene una relación directa con el riesgo cardiovascular y servirá de gran ayuda para diagnosticar y detectar con mayor precisión la enfermedad.

Los recientes avances de las técnicas ecográficas van ganando terreno en la evaluación de la grasa visceral o muscular. Las técnicas de composición corporal permiten diagnosticar obesidad independientemente del valor de IMC, ofreciendo una valoración conceptual y fisiopatológicamente más correcta que demuestra que existe un porcentaje relevante de personas con IMC inferior a 30 kg/m2 (sobrepeso) que muestran obesidad de acuerdo con su composición corporal. Estos aspectos son muy relevantes en la obesidad asociada a la menopausia.

Otros factores que contribuyen al sobrepeso

La obesidad se desarrolla como resultado de un desequilibrio energético crónico en el que pueden influir factores biológicos (genéticos y epigenéticos), factores demográficos, factores conductuales, sociales y ambientales (estilo de vida), el envejecimiento, los cambios hormonales y otras patologías diversas asociadas a menudo con la menopausia. Sin olvidar, la influencia que puede tener el consumir determinados fármacos (muchas mujeres en esta etapa necesitan tratamientos, por ejemplo los antidepresivos, que contribuyen a subir de peso) o la microbiota intestinal.

Dada la elevada prevalencia de obesidad y sobrepeso en la población mundial, su riesgo aumentado en la menopausia y su gran impacto sobre el desarrollo de comorbilidades asociadas, el cribado de obesidad debe llevarse a cabo en todas las mujeres que entren en menopausia o se encuentren en periodo posmenopáusico.

Abordaje integral e individualizado

Los ginecólogos aquí juegan un papel crucial en la atención integral y continua de la salud de la mujer. Como explicábamos, la prevención es la medida más efectiva. En este sentido, el control del peso que proporciona salud a las mujeres en menopausia, idealmente ha de perseguir unos hábitos de nutrición y de actividad física individualizados y que puedan perdurar en el tiempo, apoyándose en las distintas herramientas terapéuticas disponibles.

En conclusión, es vital el reconocimiento tanto por profesionales sanitarios como por pacientes, y por la sociedad en general, de que la obesidad es una patología crónica y no es culpa de la persona, que es una enfermedad que afecta a calidad de vida y salud de las personas, y que el abordaje ha de despegarse del concepto obsoleto de "comer menos y moverse más".

En el caso concreto de la mujer en menopausia con sobrepeso y obesidad, representa una oportunidad para que la mujer y su médico mantengan una conversación en busca de un peso que aporte salud a la paciente.