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La demencia, donde la enfermedad de Alzheimer sigue siendo la variedad más conocida y estudiada, aún es hoy en día una patología sin un claro tratamiento. Si bien es cierto que existen diversos fármacos que pretenden frenar el avance de la enfermedad, por el momento ninguno ha sido capaz de resolverla.

Así pues, la prevención sigue siendo el pilar básico frente a la demencia. Y saber reconocer sus principales síntomas, también. En la demencia en particular suele destacar la pérdida de memoria, pero no siempre es el primer síntoma. De hecho, existiría un signo en particular poco conocido que podría estar avisando sobre una potencial demencia: las caídas.

Así lo sugeriría un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Network Open, llevado a cabo por la Dra. Molly Jarman, PhD, MPH y subdirectora del Centro de Cirugía y Salud Pública del Brigman and Women's Hospital en Boston, junto a sus colegas.

En este caso, se analizaron datos de registros médicos de 2.4 millones de pacientes de 66 años o más entre los años 2014 y 2015; ninguno de ellos diagnosticado de demencia. Sin embargo, según los hallazgos del estudio, aquellos pacientes que acudieron a una sala de emergencias tras una caída tenían hasta un 21% más de probabilidades de ser diagnosticados con demencia durante el siguiente año, en comparación a los pacientes que acudieron a emergencias por otro tipo de lesiones o afecciones.

Como comenta la Dra. Jarman: "Nuestro estudio destaca la oportunidad de intervenir de forma temprana y la necesidad de más médicos que puedan brindar atención integral a los adultos mayores. El deterioro cognitivo puede aumentar la probabilidad de sufrir caídas, pero los traumatismos provocados por esas caídas también pueden acelerar la progresión de la demencia y hacer que el diagnóstico sea más probable en el futuro. Por tanto, las caídas pueden actuar como eventos precursores que nos ayudarán a identificar a las personas que necesitan más pruebas cognitivas".

Como comentan Jarman y sus colegas, el vínculo entre la demencia y las caídas sería "una calle de doble sentido", y no está claro si la demencia da lugar a aumento de caídas, o bien dichas caídas producen aumento del rieso de demencia. Podrían ser ambas cosas.

Respecto a las formas de prevenir las caídas, obviamente no es posible llevar un casco durante las 24 horas del día, pero sí es posible llevar a cabo algunas medidas preventivas:

- Mantenerse al día en los chequeos médicos regulares, dependiendo de la edad y las patologías previas.

- Mantener un buen control de la presión arterial.

- Llevar a cabo una dieta saludable y un nivel de ejercicio regular.

- Mantener la mente alerta.

- Realizar exámenes oculares periódicos.

- Evitar tóxicos como el tabaco o alcohol.

- Dormir de forma adecuada, tanto en calidad como en cantidad.

En este caso, uno de los autores del estudio recordó que las evaluaciones cognitivas para pacientes que sufren caídas podrían llevar a diagnósticos más tempranos de demencia y enfermedad de Alzheimer; sin embargo, existen ciertas dificultades sistémicas para implementar esta práctica.

Uno de dichos desafíos es el tiempo: es probable que no haya suficiente tiempo para realizar estas evaluaciones en un servicio de urgencias o traumatología. Así mismo, lo ideal es tener un seguimiento por parte del médico de atención primaria o geriatra tras una caída, con el objetivo de monitorear la salud cognitiva y la recuperación funcional a largo plazo tras la lesión, pero no siempre es tan fácil. En España en particular, las listas de espera de atención primaria son cada vez más inasumibles, de la misma forma que las visitas de inicio o seguimiento en atención médica especializada llegan a superar el año o los dos años.